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—¡Mira! —dije señalando la jaula de los monos.— Se parece a ti

Comencé a reír y Taeyong hizo una pequeña mueca.

—Pues yo he visto antes un animal que se parece a ti.

Comenzó a caminar e hizo un gesto para que le siguiera.

Me llevó hasta la jaula de los koalas.

Aquellos animales perezosos que no hacían nada durante todo el día.

—¿Y por qué me parezco a esto? —dije observando con detalle a un koala que se encontraba agarrado a una rama de un árbol haciendo absolutamente nada.

—Porque eres igual de vaga. ¿No crees que deberías hacer ejercicio?

Empecé a reír sarcásticamente.

—Muy gracioso. —rodé los ojos y miré hacia mi derecha evadiendo su rostro.

Seguimos caminando por el zoológico.

Pude visualizar un banco.

Aquel banco al lado de la entrada.

Paré en seco.

Los recuerdos volvían a mi mente como si de una película se tratara.

Aquel banco donde nos dimos nuestro primer beso.

¿Tu también lo recuerdas?

Cuando suavemente tomaste mis mejillas y te acercaste para depositar un beso en mis labios, como si nada de los alrededores existiera.

Yo si que lo recuerdo.

Y no lo podré olvidar tan fácilmente como tú lo harás.

Seguramente irás a por tu siguiente presa después de haberte acostado con Suni.

Al igual que tú hiciste conmigo.

Sun Hee. —me llamó Taeyong intentando sacarme de mis pensamientos.

Le miré aún callada.

—¿Vamos? —hizo un gesto con la cabeza indicándome que siguiera hacia delante.

Seguí andando, intentando no mirar hacia aquella dirección.

—¿Vamos a por unos helados?

El verano se estaba acercando.

Nos acechaba desde lo más profundo para que cuando estuviéramos distraídos nos pudiera asar cual pollo al horno.

(...)

—¿De que es tu helado? —pregunté a Taeyong.

Era obvio que sabía cual era el sabor de su helado ya que había estado a su lado mientras los pedía, pero este silencio me hacía sentir demasiado incómoda.

Prefiero parecer una idiota a morirme de incomodidad.

—Menta. —dijo mientras daba pequeños mordiscos a los alrededores.

No dije nada.

Era obvio que la manera en la que comía los helados no era de lo más normal.

Empecé a pensar

Era cierto que tenía que preguntarle por qué estaba con Dong Young ayer.

Respiré hondo y dejé escapar un suspiro.

Estaba preparada.

Lo iba a hacer de una manera diferente.

No iba a ser tan directa.

—Ayer escuché que estabas hablando con alguien.

—¿Cuándo? —me miró con toda su atención y dejó de lado el helado.

—Ayer por la noche, escuché un poco de tu conversación con un chico.

Empezó a reír.

¿De que se reía?

—No era un chico, era Yang Mi, una chica de mi clase de composición.

—Entiendo...

Yo escuché ayer la voz de Dong Young.

¿Había escuchado mal?

—Pero yo escuché la voz de Dong Young.

¿Por qué tan directa Sun Hee?

—¿Dong Young? —hizo una pequeña mueca.— ¿Por qué estaría con él?

Permanecí callada.

No sabía que responder a eso.

Si lo pensaba de ese modo no tenía sentido lo que acababa de decirle.

Tal vez si que había escuchado mal y me estaba metiendo en paranoias.

—¿Quieres que volvamos? —dijo una vez que había terminado su helado y se había levantado para tirar la pequeña servilleta que te daban a parte.

Asentí y me levanté de la silla.

Habíamos parado en un puesto cercano a el zoológico.

Que constaba de un par de sillas para sentarse mientras consumías el helado y una pequeña mesa típica de pueblo francés.

(...)

Entramos de nuevo al bus.

Te pude ver.

Una vez más acompañado de Suni.

Seguramente habíais venido de una de vuestras muchas citas.

Dejé de mirarte al sentir una mano sobre mi brazo.

Taeyong estaba intentando que me sentara de una vez.

Le hice caso y le dediqué una falsa sonrisa.

Estaba podrida por dentro.

Me miró y se acercó a mi para susurrarme algo al oído.

—Si le miras de ese modo, no se va a creer el que le has superado.

Es que no le había superado.

Eres el adiós que nunca sabré decir.

Puse mi mochila apoyada encima de mis muslos y saqué un libro.

Al menos esto iba a hacer que dejara este asqueroso mundo.

Close to you ||Chittaphon||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora