- Son demasiadas chicas, Boris- dijo una joven pelirroja- ¿Piensas que tendré alguna oportunidad?
- ¡Por supuesto que sí, Lenita- le contestó su fornido chofer- Eres la mejor.
Ambos se encontraban entrando a una enorme sala llena de adolescentes; pero no de cualquier adolescente sino de esas que esperas ver en cuanto abres alguna revista de modas o de las que ves protagonizar alguna serie.
La chica de ojos verde-grisáceos miró hacia todas direcciones hasta localizar un largo escritorio, que era atendido por unas cuantas personas. Seguida por su chofer se dirigió al lugar. Una mujer, que estaba entre los del escritorio, le dijo:
-Aquí está tu turno- sonrió la mujer- Tienes suerte, eres una de las primeras.
Lena tomó el papel que tenía escrito el número y lo leyó.
- ¡¿Que soy una de las primeras!?- casi se le escapó un grito a la joven- ¡Mi número es el 103!
- Al menos ya estás adentro- dijo Boris, colocándole una mano sobre el hombro a la pecosa y pelirroja Lena.
- En eso tienes razón. Hemos estado en la fila de afuera durante horas, no debo quejarme tanto ahora que entramos aquí.
Los asientos que había en la enorme sala auditorio no daban abasto para la gran cantidad de jovencitas que se habían presentado en el lugar. Lena caminaba hacia alguna esquina donde pudiera esperar hasta que los organizadores le avisaran que era su turno de audicionar. Mientras se abría paso entre la gente iba escuchando a las jóvenes practicar el afinamiento de su voz; la sala se había inundado de voces que interpretaban cada una canción diferente.
- Me hubiera gustado que uno de mis padres me acompañara- comentó Lena.
- A ellos también les hubiera gustado estar aquí, pero ya sabes que están muy ocupados- replicó Boris- Además... ¿Para que estoy yo entonces?- preguntó él, sonriendo.
Ella le contestó con otra sonrisa y continuó caminando, luego dijo:
- Y que mal que no vimos a Yulia. Se supone que iba a venir. Hubiéramos quedado mejor en llegar juntas.
***
En una oficina ubicada en el último piso del edificio donde se estaba llevando a cabo una audición musical, se encontraba sentado detrás de su escritorio Iván Shapovalov. Este exitoso productor comercial intentaba incursionar en el ámbito musical con un nuevo proyecto. Iván estaba leyendo un periódico local, cuando unos cuantos golpes en la puerta lo sacaron de concentración.
- Pase- indicó el productor.
Un hombre engabanado entró a la oficina. Al parecer estaba muy entusiasmado y mientras sonreía, le dijo a Iván:
- ¡Esto va a ser un éxito, Iván! Este lugar está lleno hasta más no poder. ¡Te vas a convertir en uno de los mejores productores musicales del 1999 y de todos los años por venir! ¿Ya viste cuantas niñas hay ahí afuera?¡Son cientos! ¡Cientos de chicas hermosas entre las cuales escoger!
- Esperemos que también sean talentosas- Iván se paró de su silla y se asomó por la ventana- Toda la calle está llena- comentó al ver el gentío.
***
- ¡Ya estoy cansada de esperar!- se quejaba una joven de ojos azules mientras estaba parada en una larga fila afuera de un edificio- He estado aquí durante horas y esta fila no avanza. ¡Esto es una tortura!
- ¡Ya está bueno de quejarte, Yulia!- le dijo su madre- Sabes que las audiciones son así. O qué esperabas, ¿qué la única que llegaras a audicionar fueras tú?
- ¡No! pero tampoco pensé que fuera a venir tanta gente. Además... Ni he visto a Lena. ¿Dónde rayos se supone que esta? Mejor hubiéramos quedado en venir juntas.
- Tu amiga debe estar en esta fila, Yulia. Es sólo que es tan larga que no creo que la encuentres.
¿Por qué no se callan? Si hasta ahora no cantaban bien, ¿piensan que con estar aquí aullando como lo están haciendo su voz sonará mejor de lo que sonaba ayer?, pensaba Yulia mientras escuchaba a unas cuantas jóvenes practicar sus canciones. ¡Y mira sus madres! ¡Por Dios, no dejan de alabarlas! No sé por qué las madres tienen que venir a acompañar a las hijas; sólo vienen a hacerlas pasar vergüenzas. Bueno... al menos la mía se comporta y no me las hace pasar a mí. Entonces Yulia se volteó y vio a Larissa, su madre, platicando con la madre de otra chica.
- ... No, no, no- decía Larissa- Mi Yulita canta desde pequeña. Ven, Yulia, ven. Canta algo para la señora.
Mmmmf... ¡Que humillación!, se quejó mentalmente Yulia.
***
Lena se encontraba sentada al estilo indio en el sofa de la sala de su casa. Tenía en su mano izquierda un libro, el cual estaba leyendo; en la otra mano tenía una tasa de chocolate caliente. Intentaba que sus sentidos se sumergieran por completo en la lectura, pero su mente se espaciaba en otros dos asuntos: Yulia y los resultados de la audición. En Yulia por que no pasaba un día sin que dejase de pensar en ella; en los resultados de la audición porque el hecho de tener que estar esperando para saber si había sido escogida o no le resultaba una tortura.
El teléfono sonó; ella estiró el brazo hacia la mesa que quedaba a su izquierda y lo tomó.
- ¿Diga?- contestó la chica de ojos verde-grises- Soy yo... ¿En serio estoy dentro? ¡Ja, ja, ja!... ¡Claro, que la conozco! Es mi amiga... Sí, sí... estaré allá mañana. ¿Ella va a estar también?... ¡Perfecto, le diré a mis padres!... Gracias. Hasta mañana.
¡Veré a Yulia mañana! ¡Al fin la veré! ¡Ambas entramos al dúo, esto parece demasiado perfecto!, pensaba la pelirroja mientras se levantaba muy entusiasmada de su aiento para llamar a Yulia desde su habitación. La persona que le había dado el aviso por teléfono le había dicho que sus padres debían ir por la mañana a firmar el contrato, mientras que ellas debían ir a presentarse frente a su nuevo productor en la tarde, luego de sus clases.
***
Yulia se encontraba sentada en una sala de espera, en el mismo edificio en donde había audicionado una semana antes. Durante el día anterior le habían avisado que había sido seleccionada para formar parte del dúo para el cual había audicionado. Al enterarse de la buena nueva le pareció casi imposible; pero al enterarse de que Lena era la que sería su compañera en el grupo le pareció que alucinaba. Ahora se encontraba allí sentada, aún vestía su uniforme escolar ya que acababa de salir de la escuela, mientras esperaba a que llegase Lena.
Sólo unos minutos más y la veré... ¿Me veré bien?, se preguntaba mientras se pasaba una mano para acomodarse su rubio cabello. ¿Cómo se verá ella? Siempre está tan hermosa. Es como si Dios se hubiera equivocado al hacerla... Se supone nadie es perfecto, pero ella lo es. Yulia cerró los ojos por un momento, entregándose a la sensación que le producía el pensar en Lena. Ella es tan hermosa... inteligente... tan suave... es perfecta.
Yulia suspiraba profundamente, sin darse cuenta de que la secretaria la estaba mirando. La secretaria, una mujer de unos treinta y tantos años, se acercó a ella.
- Niña, ¿te sientes bien?... ¿Niña?- repitió la mujer.
La jovencita sintió entonces a la mujer y algo nerviosa y desubicada abrió ojos.
- ¿Qué?
- ¿Estás bien?
En ese momento la joven de ojos azules fijó su mirada en el umbral de la puerta. Con sólo notar la figura que allí se asomaba el corazón de Yulia dobló el paso.
- Lena... - fue lo único que pronunció Yulia al pararse de donde estaba sentada e ignorar por completo a la secretaria.
La pelirroja permaneció en la entrada mientras su mirada recorría la sala en busca de su amiga. No fue nada difícil encontrarla pues fue lo primero con que su vista se topó. Los ojos azules de Yulia se enfocaron entonces en el rostro de ella.
Yulia notó que los labios de Lena se iban tornando en aquella dulce sonrisa que tanto le fascinaba observar. ¡Esa sonrisa es por mí... es para mí!, pensaba Yulia al mismo tiempo en que en sus propios labios semejaban un espejo para la sonrisa de la otra.
Lena comenzó a caminar hacia su amiga, al mismo tiempo en que Yulia se acercaba a ella. Los pasos de ambas hicieron que se encontraran en el mismo centro de la sala.
- Lena...- pronunció Yulia, aún sin creer que estaba frente a ella.
- ¡Yulia!
- Lena... eh...mhe... ehh - las palabras traicionaron a Yulia, cuya lista de vocabulario se redujo de repente a una sola palabra, Lena.
- También te extrañé- sonrió Lena.
- Eso intenté decir- comenzó a decir Yulia al recobrar la voz- ¡Wao, Lena, luces estupenda! ¡Y estás enorme!- fue lo más coherente que se le ocurrió decir al fijarse en la figura de su amiga.
- ¡Cualquier cosa que mida más de cuatro centímetros parece enorme junto a ti, Yulia!- bromeó Lena.
- ¡Ey, tampoco es que seas mucho más grande que yo, por si no te has dado cuenta!- contestó riéndose Yulia.
Ambas comenzaron a reir, olvidando por completo el lugar donde se encontraban. De repente las risas se apagaron. Cada una de ellas quedó absorta en la mirada de la otra. Sin darse cuenta ya estaban tomadas de la mano. Lo próximo que siguió fue un abrazo. Los brazos de Yulia rodearon la cintura de su amiga; los de Lena habían hecho lo mismo con el cuello de la chica rubia. Sus miradas fijas, cada una en los ojos de la otra.
- ¡Te extrañé tanto, Lena!- susurró Yulia.
- Me hiciste falta- le respondió la de ojos grises.
- ¿Ya no?
- Sabes que sí.
Las chicas permanecieron abrazadas, no se habían dado cuenta de que aparte de la secretaria otra mujer había entrado a esa sala. Tanto la secretaria como la mujer que acababa de entrar, quien también parecía tener unos veintitantos años, se miraron una a la otra, algo sorprendidas por el abrazo de las dos jóvenes. La mujer que acababa de entrar comenzó a emitir una leve tos, con el fin de que aquellas dos jóvenes las notaran a ella y a la secretaria y se separaran. Yulia y Lena seguían inmersas en su pequeño universo, así que no escucharon.
La mujer decidió caminar hasta ellas y simular que se tropezaba con las jóvenes.
- Disculpen.
Fue entonces cuando las chicas volvieron a la realidad, terminando aquel abrazo. Las mejillas de ambas de ambas subieron a un leve tono rosado al notar que aquellas dos mujeres las habían estado observando. Yulia soltó las manos de Lena.
- Ustedes deben ser Yulia y Lena- comentó la mujer que había tropezado intencionalmente con ellas- Yo soy Elena Kiper; seré una de las personas que estará trabajando en la composición de las letras de sus canciones.
- Mucho gusto- dijeron ambas al mismo tiempo.
El teléfono del escritorio de la secretaria sonó. Ella contestó.
- Sí, Señor Shapovalov. Ambas están aquí... Las haré pasar.
Debido al aviso telefónico la secretaria condujo a las dos jóvenes hacia la oficina del productor.
Estuvieron hablando con Iván durante más de una hora. A ambas les cayó bien el productor. Luego pasaron a conocer a algunos integrantes del equipo que trabajaría con ellas y por último Iván las llevó a conversar con algunos de los que serían los autores de las canciones del grupo. Luego de dar un recorrido por las instalaciones, volvieron a la oficina del productor. Ya casi estaban por despedirse cuando Lena preguntó:
- ¿Y el nombre?
- ¿Cómo?- preguntó Iván.
- Yulia y yo somos un dúo musical, necesitamos un nombre.
- Ah... Olvidé decirles. Ustedes saben que serán un producto musical, ¿cierto? al igual que todos los artistas... Y como el nombre de cada producto debe ser a fin con sus característica, ¿quién mejor que ustedes para escojer el nombre? Así que lo piensan muy bien y cuando esté listo lo único que tienen que hacer es decirme.
- Perfecto- dijo Yulia.
- Entonces hasta el próximo viernes- se despidió Iván- No se olviden de que ese día no tienen clases, así que las quiero temprano aquí. Ya para el próximo viernes Elena y los demás tendrán lista una canción y yo tendré visualizado algo para el video. Además discutiremos otros puntos.
Ellas se despidieron y salieron de la oficina.
***
Las chicas salieron del edificio. Se encontraban frente a la entrada del mismo,mientras esperaban ser recogidas. Yulia notó que Lena escondió ambas manos enlos bolsillos de la chaqueta del uniforme escolar. Tiene frío, pensó Yulia. PorDios, imaginé tanto el momento en que volvería a tenerla junto a mí... y ahoraque la tengo no se me ocurre nada que decirle. Debo parecer una completasubnormal.
- No sabes cuanto me alegra estar haciendo esto contigo, Lena- se le ocurriódecir a Yulia- Es... como un sueño.
Lena la miró justo a los ojos y le dijo:
- Yo siento lo mismo.
Permanecieron mirándose por un instante, y sin que ninguna se diera cuenta yaestaban abrazándose de nuevo, pero se separaron rápido.
- Yulia... eh... ¿Vas a hacer algo esta noche?- preguntó, algo nerviosa, Lena-Es temprano aún y pensé que podríamos... - dejó la frase sin terminar.
La de ojos azules se quedó esperando a que la otra terminara la frase, peroluego se dió cuenta y pensó: ¿Me está invitando a salir?
- ¡Ahh, lo siento Lena!- se disculpó de inmediato Yulia- Es que Vitya irá estanoche a la casa... Papa lo invitó a cenar y como verás...
- Está bien, comprendo- la interrumpió Lena- Sería absurdo que tu novio fuera acenar a tu casa y tu no estuvieras.
¡Demonios! Quiero salir con Lena... ¿Y si me invento algo para que Vitya novaya?, pensaba Yulia, ¿Y si lo llamo y le digo que mis padres estánenfermos?... ¡Nah, eso no resultaría!... ¿Y si... Entonces Lena notó la miradapensativa de Yulia, hasta cierto punto una mirada vaga y lejana.
- ¿Yulia? ¿Estás bien?- preguntó la pelirroja.
- Ehh.. Sí. Sólo estaba pensando... Ehh, Lena, ¿Tienes planes para el fin desemana?
¡Que me invite a hacer algo, que me invite!, pensaba Lena mientras en voz altale contestó a Yulia:
- No. Todavía no.
Yulia le sonrió nerviosamente y le propuso:
- ¿Y si pides permiso en tu casa para quedarte a dormir... conmigo? Quierodecir, dormir en mi casa el fin de semana.
Lena sonrió, sintió que estallaba de felicidad.
- Me encantaría eso- contestó la pelirroja- Sería genial.
En ese instante llegó un auto a recoger a Lena. Las chicas se dieron un beso enla mejilla y luego Lena se fue. ¿Estará bien eso que acabo de hacer?...¿Haberla invitado a dormir? Bueno, después de todo es mi amiga, ¿Que tendría deraro? Ehh... Aparte de que me siento extrañamente atraída por ella y enocasiones siento un gran deseo de besarla... No habría ningún problema. ¡Nop!Todo bien. En ese momento llegó su padre a recogerla y sin dejar de pensar ensu amiga, se encaminó al auto. Habían adquirido sus ojos un brillo especial.
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TORMENTA
FanfictionEntrar en el oficio de cantante no es solo cambiar hacia afuera, no solo queremos nos aprecien por nuestro exterior si que también por nuestro interior.