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Cuando llegaron a su casa, Yulia se bajó del auto muy entusiasmada. Antes de que Lena cargara la mochila con ropa y accesorios que había preparado para quedarse en la casa de su amiga, Yulia la tomó para cargarla ella. Entonces esperó a que la pecosa de su amiga se bajara del auto y le hecho un brazo por el cuello.
- Vamos, Lena, quiero que Mama vea como has crecido- comentó Yulia.
El padre de Yulia se bajó del auto y al pasar junto a su hija tomó la mochila que ella cargaba; continuó hacia la casa.

Mientras se acercaban a la puerta de entrada Lena iba observando el patio de la casa. Le pareció muy bonito el árbol, que había en una esquina de la verja. De pronto su mirada se detuvo al pié de ese árbol.
- Yulia...
- ¿Si?
- Mira lo que hay a la sombra de ese árbol.

La futura pelinegra volvió su mirada hacia el único árbol que había en el patio. Entonces notó que había un nido en el suelo; el cascarón de un pequeño huevo se encontraba junto al mismo. Las chicas se acercaron al nido y se inclinaron. Lena tomó el mismo y se fijó en que su interior albergaba a dos pequeñas aves, según el aspecto de sus plumas acababan de salir del cascarón.
- ¡Son dos palomitas!- exclamó la pelirroja.

Yulia se acercó aún más a Lena y sacó del nido a una de las palomas.
- ¡Yiack!- se quejó la de ojos azules- Está húmeda. ¡Y es horrible!
- Se vé así por que acaba de salir del cascarón, pero cuando sea adulta se verá mejor- le explicó Lena- Columbia livia- djo Lena al mismo tiempo en que sonreía.
- ¿Cucu qué?- preguntó Yulia con la expresión de ignorancia más graciosa que le había visto Lena.
- Columbia livia... El nombre científico de la paloma. O sea, es una paloma de castilla- Lena volvió a notar el mismo gesto en el rostro de Yulia- Las que la gente alimenta en La Plaza Roja.
- ¡Ahhh!- entendió Yulia- Me hubieras hablado en ruso desde el principio- Tu dices la zura; una paloma zura... paloma mensajera.

Lena tomó la paloma de la mano de Yulia y volvió a entrarla en el nido.
- ¿Qué vamos a hacer con ellas?- preguntó Yulia.
- Supongo que la paloma a quien pertenecen las crías ya no las encontrará. No podemos dejarlas aquí; se morirían.
- ¿Entonces?- preguntó Yulia.

En lugar de contestarle Lena la miró con una exagerada expresión de plegaria. Sin tener que decirle lo que estaba pasando por su mente, Yulia entendía muy bien cual sería la petición de su amiga. Yulia sabía que estaba perdida, no había nada que pudiera hacer para negarse, pero aún así debía mantener su imagen y hacerle creer a Lena que ella no era tan fácil de convencer.
- ¡Ohh no!- exclamó Yulia, haciendo énfasis con sus manos- Jamás me convertiré en la nana de unas palomas babosas. ¡Fin del asunto!
Entonces la expresión de Lena se volvió aún más exagerada.

***

- ¿Crees que estarán cómodas ahí?- le preguntó Yulia a Lena, mientras acomodaba al par de palomas en una pequeña caja que ambas le acababan de preparar a las aves y que estaba colocada sobre una pequeña mesa junto a la cama de Yulia.
- Sí, así estarán calientitas- dijo Lena, quien estaba junto a Yulia- ¿Sabes? Me encanta esta ave. ¿Sabías que los antiguos griegos las utilizaban para la determinación de los presagios favorables? Además, era el ave sagrada de Afrodita, la diosa del amor.
- No sabía eso- comentó Yulia, aún acomodando a los pichones de paloma.
- Maravilla sería que supieras- dijo riendo Lena.
- ¡Hey! ¿Qué quisiste decir con eso?- bromeó Yulia.

Luego de que Yulia hubo presentado a su amiga frente a su madre las chicas se habían dedicado a preparar la caja para las palomas; habían salido a comprar comida para las aves. Ahora se encontraban en la habitación de Yulia. Después de que taparon a las palomas las chicas se sentaron sobre la cama, muy casualmente. Yulia tomó el control del televisor, el cual estaba sobre la almohada, y encendió el mismo. Comenzó a cambiar de canal en canal, como acostumbraba a hacer cuando estaba sola. De repente la voz de su amiga la salir de su ensimismamiento.

- Yulia.
- ¿Hmm?- fue el sonido que emergió de la boca de la rubia.
- ¿Cuando le vas a decir tus papás que tendremos que darnos un beso cerca de la boca para hacer el video?- preguntó en voz baja Lena.
Yulia soltó el control de la televisión y dejó de prestarle importancia a la pantalla. Entonces miró a Lena y le dijo:
- No es la gran cosa, Lena. Yo no voy a decirles.
- A mí sí me parece que deberíamos decirles. ¿Y si no les parece?- preguntó Lena.
- Si ellos no están de acuerdo entonces Iván hablaría con ellos y los convencería. Por lo que estaríamos perdiendo el tiempo si les decimos y no aceptan. Es decir, de todos modos terminarían por aceptar... Así que... ¿por qué no nos ahorramos todo ese tiempo?- razonó Yulia- Claro a menos que se te haga difícil... algo complejo lo del beso. Es decir... ni siquiera tenemos que unir nuestros labios. No sería nada complejo. O... ¿lo sería para ti?
Lena permaneció pensando por un momento, entonces contestó:
- Tienes razón. No es nada del otro mundo, nada complejo. A nuestros padres les dará igual saberlo o no.
- ¡Entonces listo! No hace falta decirles.

Después de haber razonado el asunto Yulia volvió a enfocar su mirada en la televisión. ¿Será que Yulia tiene razón y esto no es inusual? Hmmm... Bueno basta de ese asunto de todos modos ya quedamos en no decirles nada, pensaba Lena al mirar hacia la televisión aunque en realidad no estuviera poniendo interés en el programa que había puesto Yulia.

Mientras tanto, Yulia pensaba, sin apartar la mirada de la pantalla televisora: ¿Qué pasaría si le digo a Papa y a Mama sobre la idea que tiene Iván para el video? Me pregunto si estarían de acuerdo. Ojalá no esté cometiendo un error al no decirles. Pero... si Lena estuvo de acuerdo conmigo en que no digamos nada... entonces todo está bien. Lena es muy inteligente y no se equivocaría en algo así.

Unos cuantos golpes en la puerta de Yulia causaron que cada una de las chicas volteara hacia la dirección de la misma, dejando sus respectivos pensamientos a un lado.
- Pasa- dijo Yulia.
La que entró fue la madre de Yulia, quien le avisó a su hija que Vitya estaba esperándola en la sala. Entonces la madre salió del lugar. Las miradas de las jóvenes se cruzaron.
- No tenía idea de que lo estabas esperando- comentó Lena, con un desánimo en su voz, que aunque intentó ocultar le fue imposible.

El estado de ánimo de Lena no pasó desapercibido por la chica de ojos celeste, quien se puso de pié y luego se arrodilló justo en frente de la pecosa.
- Yo tampoco- comentó Yulia.
Lena permaneció mirando a su amiga, que no se paraba del piso.
- ¿Por qué te arrodillaste ahí?- le preguntó Lena.
-Es que estoy buscando la mejor manera de... - dijo Yulia mientras se ponía de pie.
Entonces se acercó, con suma rapidez, a su amiga y comenzó a hacerle cosquillas.
- ¡Hacer esto!- Yulia terminó su frase- ¡La última que baje a la sala duerme en el piso!
Yulia liberó de las cosquillas a su prisionera y ambas se desvivieron por salir corriendo de la habitación.


TORMENTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora