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Qué raro que no saliste, es viernes. —Comentó Lucas sentándose al lado de Martina.

Eran casi las doce de la noche y sus primos habían salido, mientras que el resto de la gente de la casa se había ido a acostar. Ella estaba sola en el jardín, disfrutando de la cálida noche veraniega.

Los chicos me invitaron pero recién llego y prefiero descansar por hoy, seguramente mañana sí salga. ¿Vos? ¿Qué onda quedarte mientras todos tus amigos se van de joda?

Aunque te cueste creerlo, no me molesta. O sea, no sé si hubiera buscado tener un hijo a los 21 pero llegó y te juro que no lo cambio por nada.

Siempre supe que vos ibas a ser papá antes que yo. —Dijo ella haciéndolo reír.

Gracias por tu confianza, Martu.

Y... digamos que a veces no pensas mucho.

Sobre todo cuando la mayor parte de mi sangre se concentra en otra parte de mi cuerpo, lejos del cerebro.

Qué asco, no quería esa imagen. —Protestó haciendo una mueca y pegándole en el hombro.— ¿Brindamos?

Porque estás en casa. —Martina sonrió ante las palabras de su hermano y levantó su cerveza en dirección a la de él.

Por Santiago. —Chocaron las botellas y tomaron un trago. Se quedaron en silencio unos minutos.

¿Te decepcioné? —Le preguntó a su hermana, que lo miró con ternura.

No, Lu. Me habrías decepcionado si embarazabas a una chica que no conocías o si la hubieras dejado sola a Clari cuando se enteraron. Pero ustedes tienen una relación hace muchos años y, aunque son chicos, formaron una familia.

Fue una bendición. Además, no sabes lo que es la enana como mamá. —La sonrisa que se dibujó en sus labios y la admiración en sus ojos emocionaron a Martina.— Clari es maravillosa.

No tengo dudas, pero vos también sos un gran padre.

Eso intento, aunque estoy seguro que me voy a equivocar.

Sí, al igual que Clari y todos. Nadie nace sabiendo ser padre, eso se aprende con el tiempo supongo. Si algo va a poder agradecer Santi cuando tenga nuestra edad es que nunca le faltó amor, más allá de los errores que todos cometamos mientras él crezca. —Vio a su hermano asentir, pensando en esas palabras.— Estoy orgullosa de vos, Lu.

¿En serio? —Escucharla decir eso significaba un montón para él. Ella asintió.

Sos un gran hombre, bueno, sincero, respetuoso, fuerte, cariñoso, responsable y protector. Mientras no cambies nada de eso, siempre voy a estar orgullosa de vos y de como sos.

Tengo un hijo, boluda. —Dijo riendo.— ¿Te das cuenta de eso? Yo a veces no soy consciente.

Lo sé —rió—, no puedo creer que ya no seas más mi bebé, mi hermanito chiquito.

Ya estás hablando como mamá, qué horror. —Ambos rieron porque era cierto.

Hablando de ella, la noto distinta.

Está contenta de que estés acá, no te quiere soltar casi. —Martina asintió porque era verdad.— Pero respondiendo a tu pregunta, la verdad es que hace como dos meses que está así de alegre todo el tiempo. Al principio creí que era por Santi pero después me di cuenta que está bastante con el celular y que se arregla más que antes.

Hold on (Nick Jonas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora