Thanksgiving - Parte I

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Casi toda la familia de Martina había viajado desde Argentina a Nueva York por vacaciones. Sandra, Lucas, Clara y Santiago ya llevaban allí una semana y hacía un día se habían unido sus primos Fernando, Agustín y Valentina. Eso se debía a que su prima debía terminar de rendir en la universidad antes de poder subirse al avión y sus hermanos la esperaron para ir todos juntos. Cada vez que volvía a estar con sus seres más queridos, Martina era feliz.

La familia Jonas había optado por reunirse ese año en Carolina del Norte para celebrar Acción de Gracias. Coordinaron todos para poder estar juntos ahí: Denise y Paul, que serían los anfitriones; Kevin y Danielle con sus dos hijas; Joe con Sophie; Frankie y Nick con Martina. La llegada de la familia de ella al país al principio le hicieron pensar en desistir de la invitación para pasar la fecha con los argentinos, pero cuando los Jonas se enteraron de la visita los invitaron a todos. De hecho, Nick argumentó que era una buena oportunidad para que las familias se conocieran entre sí y a Martina le encantó la idea, por lo que también invitaron a Gastón. Ambos conocían a la familia del otro, pero entre ellos no se habían visto nunca.

Así fue que, dos días antes de la celebración del 28 de noviembre, terminaron todos viajando a Charlotte, la ciudad más poblada del estado donde vivían los padres Jonas. Como no podía ser de otra manera, el traslado fue en un avión privado. La novia de Nick ya se había acostumbrado, por eso le resultó gracioso ver las reacciones de su familia. Afortunadamente los tres niños de la familia habían pegado onda a pesar de que Santi no hablara inglés y se pasaron todo el vuelo jugando entre ellos. Lo cual tampoco era tan raro considerando que tanto Alena como Santi tenían casi seis años y Valentina tres. Martina sonreía a verlos juntos mientras pensaba en lo increíble que era que, a pesar de la barrera de los idiomas, los chicos pudieran convivir con naturalidad.

Estuvieron todos juntos cocinando y decorando la casa durante los días previos y el jueves de Acción de Gracias prepararon todo para comenzar a comer cerca de las tres de la tarde. Para los que no eran norteamericanos les resultó raro eso, pero cobró sentido al darse cuenta que no habían almorzado y era tanta la comida que alcanzaba como para suplir lo del mediodía y aún así seguir comiendo a la noche. Se había armado una mesa enorme, por lo que era lógico que había grupos que charlaban entre ellos.

Tía, tía.

Martina soltó sus cubiertos y se volteó para mirar a Santiago, que se había parado a su lado para llamarle la atención. La castaña sonrió antes de alejar su silla de la mesa y sentarlo en sus piernas.

¿Qué pasa, mi amor?

No entiendo nada de lo que dice esta gente. —Confesó apenado.

Eso es porque hablan en otro idioma, ellos tampoco entienden lo que vos y yo estamos hablando. ¿Te molesta estar acá? —Se interesó y él negó con la cabeza. Le acarició la mejilla y le besó la mejilla.— Sos el nene más lindo del mundo, ¿sabías?

Ya no soy un nene, tía. —Protestó, haciéndola reír.

Siempre vas a ser mi bebito, Santi. 

En una semana cumplo seis. —Agregó haciendo el mismo número con sus deditos, creyéndose grande.

Sí, ¡y vamos a ir vos, la abuela, tus padres y yo a Disney a celebrarlo!

Ante esa afirmación el pequeño aplaudió a modo de festejo, arrancándole a Martina más carcajadas y un ataque de besos del que Santi fue víctima. Se quedó comiendo con ella un ratito hasta que Alena lo llamó para ir a jugar. La castaña los miró por un momento y sonrió.

—Más vale que tu sobrino no se pase con Alena, baby. —Le comentó Nick en voz baja siguiendo su mirada.— No tiene mi aprobación para estar demasiado cerca de mi sobrina, es muy chiquita ella.

Hold on (Nick Jonas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora