62

945 33 4
                                    

—¿Tu hermano no está? —Preguntó Martina cuando entraron al departamento de Nick y vio todo apagado.

—Se fue a lo de Blanda, me dijo que se quedaba a dormir allá.

Martina sonrió mientras dejaba su cartera, su campera y el suéter en el armario que estaba en la entrada. La idea que no hubiera nadie más que ellos en ese lugar le gustaba, y mucho. Se acercó a Nick, que estaba en el sillón del living, y se sentó en sus piernas.

—¿O sea que estamos solos? —Él asintió sonriendo.— Creo que hace unos días alguien me prometió algo.

—¿El paseo en helicóptero no alcanzó para que me perdones? —Fingió incredulidad.— Me esforcé pensando esa cita, eh.

—Tenes razón, con eso superaste todo.

Martina sonrió mientras se ponía de pie. La siguió y la abrazó de atrás para besarle el cuello.

—De todas formas no tengo problema en cumplir la segunda parte de esa promesa. —Susurró en el oído.

Ella se giró en sus brazos y se mordió el labio inferior. La mirada de Nick se fijó en ese gesto y se oscureció. Martina descansó sus brazos en los hombros de él y con una mano le acariciaba la nuca. Todo el clima del departamento cambió de frío a caliente en una milésima de segundo.

—¿Ah sí? —Él asintió. Sus ojos se volvieron a encontrar mientras caminaban en la misma posición hacia la pared más cercana.— ¿Entonces qué esperas para besarme?

Nick juntó sus labios en un beso lento. Querían disfrutarse, no tenían ningún apuro. Las lenguas salieron al encuentro y comenzaron una danza entre ellas. Todo se volvió pasional y la idea de no apurarse desapareció de sus mentes. Sin dejar de besarla, Nick posicionó sus manos en las piernas de Martina, que entendió la señal y saltó para rodearle la cintura. Había algo de estar en esa postura que a los dos les encantaba, a pesar de que conllevaba cierto esfuerzo físico. La necesidad de respirar se hizo presente y debieron separarse, pero Nick llevó sus labios al cuello de ella. Le sacó la remera y los besos descendieron hasta sus pechos. Martina tenía la cabeza hacia atrás y apoyada en la pared, intentando juntar aire mientras jadeaba. Buscó la boca de su novio para volver a besarlo. Se bajó de arriba suyo para poder deshacerse de la remera de él y los pantalones y zapatos de ambos. Volvió a saltar para rodear a Nick con las piernas una vez más y besarlo con entusiasmo. Sintió la excitación de él y sonrió. Caminó sosteniéndola hacia el sillón pero se llevó por delante la mesa, lo cual hizo que se separaran y ella soltara una risita.

—Mejor que mires por donde caminas, Jonas. —Dijo divertida mientras él ponía los ojos en blanco y se sentaba en el sillón con ella encima suyo.

Para evitar su respuesta presionó los labios de él con los suyos y él le correspondió, lo que hubiera dicho no era tan importante como para sobrepasar el contacto físico en ese momento. No pasó mucho tiempo para que la ropa interior comenzara a molestarles, por lo que se deshicieron de ellas para quedar como habían venido al mundo. Con Nick sentado y Martina a horcajadas arriba suyo, la calentura se adueñó de sus cuerpos.

Esas semanas sin verse habían estado acumulando ganas de encontrarse y lo demostraron en ese momento. No era ni romántico, ni delicado, ni suave sino pasional, rudo e intenso. Lo único que se escuchaba en ese departamento eran las respiraciones agitadas, los gemidos y jadeos, el roce de sus cuerpos, las palabras y exclamaciones de placer que no intentaban contener.

Se quedaron en esa posición mientras recuperaban el aliento. Estaban transpirados y pegajosos, pero no querían separarse. Las mejillas de Martina estaban teñidas de un leve color rosado, lo cual hizo sonreír a su novio. Ante la caricia que recibió, abrió los ojos y se encontró con la mirada de él, que le admiraba las facciones del rostro como si estuviera intentando memorizarlas. Llevó una de sus manos a donde debían estar los rulos de su novio.

Hold on (Nick Jonas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora