Los problemas se propagaron como plagas en mi casa. Mamá y papá peleaban por todo. Él solía llegar tarde todos los días, supongo que para no vernos. Por su parte, Mamá se volvió brusca, seca y distraída. Ambos evitaban verse, para papá era más fácil ya que él se iba a trabajar. Pero mamá no, ella le servía el almuerzo y me enviaba a mi a dárselo.Eso sólo fue el principio de todo. Después de unas semanas, mi casa, el lugar donde siempre amé estar se convirtió en un verdadero infierno. Papá trabajaba horas extras debido a la falta de dinero. Todos hicimos pequeños sacrificios, mamá dejó de ir a la peluqueria, papá trabaja horas extras y yo acepté inscribirme en una escuela pública.
El día de hoy me había ido peor que el anterior, las chicas se burlaban de mi, voltearon mi bolso e incluso botaron mi desayuno. Estaba tan cansada y fastidiada de aquella situación, solo quería que todo esto acabara. Llegué a casa y escuché los gritos en la sala.
—¡Eres un maldito imbécil! ¡Lo único que haces es irte a trabajar! ¡Trabajo, trabajo y más trabajo! ¡Nunca estás aquí con nosotras! ¡Y cuándo vienes lo único que haces es beber! ¡Ojalá fuese escuchado a mi madre! ¡¿Por qué demonios me casé contigo?!
—¡Por Melisa! —Respondió papá con rabia. —¡Te casaste conmigo porque tu perfecta madre no aceptó que metieras la pata! ¡Y trabajo porque tú quieres vivir como una maldita princesa! ¡¿Y adivina qué?! ¡Necesito dinero para eso!
—¡Cállate! ¡No me grites! ¡¿Por qué no vas y se emborrachas como siempre?! ¡¿O te pone hasta arriba de coca?! ¡No te importamos nosotras, solo tú y tu jodido vicio!
—¡A ti tampoco te importa nada! ¡¿Crees que no me he dado cuenta que ahora es Melisa quién se encarga de mantener este lugar?! ¡Porque su madre si no se droga, anda acostándose con el jardinero de los vecinos!
Escuché el sonido de lo que pareció una cachetada.—¡De haber sabido que esto sería así, fuese abortado! ¡Preferiría mil veces haber perdido a Melisa que casarme contigo!
—¡Tal vez eso siempre fue lo mejor! ¡Te lo dije, pero nunca me escuchaste! ¡¿¿Ves ahora por qué te lo dije?! ¡Ahora no tenemos dinero!—Gritó papá en respuesta.
No lo soporté más. Mi bolso del colegio cayó de mis manos. Mis padres voltearon la mirada hacia mi, ambos estaban rojos de la ira. Papá fue el primero en voltear. Su cara se suavizó, ya no tenía una mirada dura en ella. Sus ojos cafés me miraban, cautelosos de cualquier movimiento de mi parte.
Miré a mamá, ella ya no tenía el cabello rubio, debido a que no teníamos dinero para pagar la peluquería, por lo que ella simplemente dejo de ir. Ahora llevaba su cabello color chocolate, suelto, como siempre. Sus ojos miel lucían igual de ansiosos que los de papá.
—Melisa..
Di un paso hacia atrás. Aparté mi vista de ellos, ahora miraba hacia el suelo. Totalmente incrédula de lo que había ocurrido. Intenté tragar el nudo que empezaba a formarse en mi garganta, fue imposible hacerlo desaparecer.
—Mel...—Mamá intentó llegar hasta mi, pero levanté un poco mi mano.
—Dame espacio.— Dije, antes de simplemente darme la vuelta y salir de la sala. Abrí la puerta y simplemente corrí. Lejos de aquel lugar donde siempre amé estar. Lejos de las personas que habían roto mi corazón.
Tal vez y si era lo mejor. Tal vez si yo no hubiese nacido todo fuera sido más fácil.
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Dreams.
Short Story"No dormía para descansar, dormía para soñar." La vida de Melisa dio un giro inesperado cuando la situación en su casa se complica, debido a que sus padres se quedaron sin dinero. Se vio obligada a cambiar de instituto, a uno publico, donde sufre ac...