El movimiento agresivo de una mano sobre mi hombro fue lo que me trajo de vuelta. Parpadeé confundida.
«¿Que rayos...?»
Abrí los ojos rápidamente. Los ojos oscuros de un policía me alertaron. El hombre de uniforme me dió una sonrisa de boca cerrada.
—¿Eres Melisa...? —Él siguió hablando, pero por alguna extraña razón yo no quise escucharlo.— Tus padres te reportaron desaparecida, dicen que no volviste a casa ayer.
Me alerté, levantandome de golpe. El oficial, que había estado arrodillado a mi lado me miró con confusión.
—No... De-debe ser un error...— Comencé a balbucear.— Acabo de llegar...
Él ladeó un poco la cabeza.— Solo ve a casa, Melisa. Avisaré a tus padres que te encontré para que te esperen. Puedo llevarte si...
—No. —Lo interrumpí.— Iré sola.
Él asintió con dudas. Sin esperar nada más, le di una sonrisa de boca cerrada y empecé a caminar en dirección a mi casa.
Qué extraño, juraría que solo habían pasado unos minutos. Pensé en esos lindos ojos azules, y sin evitarlo sonreí.
Porque aún en la tormenta, él era mi calma.
Llegué a casa unos cuantos minutos después. Estaba muy cansada, y me sentía sucia. La ropa se me pegaba de manera incómoda a la piel, saqué la llave de mi bolsillo y la metí en la cerradura, suspirando en el proceso.
Abrí la puerta, y todas las caras en la sala giraron hacia mi. Me tensé. Mi madre, que estaba sentada en el mueble llorando hizo a un lado a mi tía y corrió hasta mi, envolviéndome en un abrazo.
Que no correspondi.
—¿Dónde estuviste? Me asustaste mucho. Pensé que algo te había pasado. Tuve miedo, Mel. —Susurró en mi oído.— Y olvida todo. Jamás pensé en abortarte, eres lo mejor que me ha pasado desde que respiro. Tú...
La aparte con suavidad de mi. —Esta bien.— Murmuré, viendo sus ojos mieles, tan iguales a los míos.
Ella me miraba con dolor, y supe en el momento exacto cuando ella empezó a llorar con fuerza, que tal vez algo en mi casa se había roto. Me abracé, no tenía fuerzas para consolarla, y tampoco era algo que quería hacer. Miré a papá, quién me observaba indeciso de sí acercarse o no.
—Sabia que esto algún día pasaría. —Miré a la abuela, la madre de mi mamá y mi tía, observándonos a todos. Ella estaba sentada en el mueble individual, justo en frente de mi.—Ella es una desgracia. Esta familia lo es.
Mi cara se sentía roja de la ira.—Estoy consciente de que nunca fui su favorita.— Dije entredientes, ella volteó su cara con elegancia y fastidio hacia mi.— Pero si algo debe saber es que el sentimiento es mutuo. La odio tanto como usted a mi. Y nunca será mi abuela, solo una vieja que lo único que hace con su vida es estar pendiente de la mía.
Ella sonrió. Tan sinica como siempre.—Nunca me agradaste. Por tu culpa tu madre se fue con ese hombre. Tal vez si ella fuese escuchado...
—Abuela. Basta. —Mi primo se levantó del sillón de golpe. Ni siquiera sabía que él estaba aquí. Sus ojos verdes me miraron, se acercó a mí y tomó mi mano. —No quiero escucharte hablando así de Melisa.
La abuela parpadeó, mirándolo algo triste y confundida. —Pe-pero ...
—Abuela.— Andrew la miró con la mandíbula tensa. Ella se cayó de inmediato. No era tan difícil saber cuál era su favorito.
Todos esos años, donde ella lo único que hacia era cuestionar mi existencia. Hablar mal de mi, e incluso tener el descaro de compararme con mis otros primos, era lo peor que alguien podía hacer. No fue mi culpa. No elegí nacer. ¿Por qué me odia tanto?
Andrew jaló mi mano, caminamos en silencio hasta que escuché la puerta cerrarse. Levanté la mirada, porque estaba tan perdida en mis pensamientos que no me había dado cuenta de que estaba mirando al suelo. Andrew me dió una sonrisa, esa que hacia que se formara un pequeño hueco en su mejilla. Pasó una mano por su rubio cabello.
—Envié el video. —Dijo.
Le di una sonrisa. Andrew tiene una voz hermosa, así que por meses le insistí que fuera a audiciones, pero el simplemente se negó diciendo que tal vez a su madre y la abuela no les gustaría eso. Entonces ahí estaba yo, apoyando a la única persona que siempre me amó sin condiciones, que me aceptó tal y como era.
—¿Es tu vida o la de ellas? ¡Tienes una voz preciosa!
—No lo sé, Lisa. No creo que sirva para esto... Hay muchas personas que son buenas cantando, ¿Por qué crees que me eligirian a mi?
—Estoy a dos palabras más de darte una cachetada. ¿Eres estúpido? Cantas hermoso, y eres endiabladamente atractivo. Si no sirves para cantante, al menos serás modelo.
Él río. —Puede ser.
Nos quedamos en silencio unos minutos.—Haz lo que te haga feliz, Andrew.
Él asintió.
Parpadeé, volviendo a la realidad.— Eso es genial, Drew. Estoy muy feliz por ti.
Él asintió con una pequeña sonrisa. —Todo esto es gracias a ti. Esto me hace feliz, y lo descubrí por tí.
Le sonreí.—Estaré para tí como tú lo estás para mí, ¿Recuerdas?
Me devolvió la sonrisa. Pero esta parecía más triste y cansada.— ¿Qué sucede, Lisa?
Aparté mis ojos de los suyos.— No soy feliz. Ni fuerte, ya no puedo soportarlo más.
—Lisa...
—No soy como tú. No tengo una voz hermosa, no soy simpática ni las personas me aman. No sé hacer nada más que dormir y aguantar los insultos y críticas de los demás... A veces me pregunto si este es mi lugar...
—Oye. —Andrew tomó mi mentón y me obligó a mirarlo.— Hay cosas que no ves, porque tú negatividad y falta de amor propio te prohíben. ¿Por qué debería importante la opinión de los demás? ¿De quién es la vida? ¿Tuya? ¿Acaso viniste a vivir la vida de los demás? Eres asombrosa, Lisa. Eres todo lo que alguien puede desear.
—Andrew...
—Amo como dibujas. Y escribes muy hermoso. Tal vez cantes como pollo, pero tus palabras inspiran. —Me interrumpe, mirándome serio, solté una pequeña risa, mientras mas lagrimas empapaban mis mejillas.— Solo debes tomarte el tiempo de conocerte. Porque adivina, eres la persona con la que pasaras el resto de tu vida. Y cuando descubras quién eres, eso, Lisa. Te hará feliz. Ahora, ve a ducharte. Apestas.
—¡Ah! ¡Idiota!
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Dreams.
Short Story"No dormía para descansar, dormía para soñar." La vida de Melisa dio un giro inesperado cuando la situación en su casa se complica, debido a que sus padres se quedaron sin dinero. Se vio obligada a cambiar de instituto, a uno publico, donde sufre ac...