Extra 3

710 49 3
                                    

No podía con esa sensación, estar atado y vendado le estaba volviendo loco, y mas cuando sentía a su esposo torturarlo de todas las maneras posibles.

Era el segundo día de esa hermosa semana juntos e Isogai propuso el que se venderán los ojos por turnos para disfrutar aún más de las caricias del otro, lo que no pensó Maehara era que una vez teniéndolo con los ojos vendados lo iba a atar a la cama.

No podía, sentía como Isogai se colocaba encima de el y guiaba su pene al agujero de este.

- yuuma - le llamo - déjame tocarte.

- no - le contesto al oído - eres todo mío - y con esto dicho se autopenetro lentamente, algo que provocó gemidos en ambos adultos.

Maehara sentía como Yuuma iba bajando cada vez más, y como su miembro entraba más en él.

- Hiroto - susurro Yuuma en el oído de este - estás más grande y duro que ayer - y le lamió el oído. Este acto provocó más gemidos a su víctima.

Yuuma coloco sus manos sobre el pecho de Hiroto y acaricio suavemente las tetillas de este, mientras que nuestro querido Hiroto no podía hacer nada. Yuuma lo había atado a los barrotes de la cama tan fuerte que luego sin duda Hiroto tendría marcas en sus muñecas.

- estaría más duro si te viera ahora mismo - le dijo - y eso sin duda te gustaría mas.

- no me vas a convencer - le contesto mientras guiaba su manos a la boca de su esposo - y como sigas insistiendo a lo mejor te penetro yo a ti - cuando termino de decir eso Maehara lejos de ponerse tenso se excito mas todavía - ves como no necesitas verme para ponerte aun mas duro.

Y en ese momento la cordura lo abandono, aunque tuviera las manos atadas podía perfectamente mover sus caderas y torturarlo cuando llegara el momento, y así hizo. Sin avisar empezó a mover bruscamente sus cadera, provocando unos gemidos muy fuertes a Isogai.

Isogai no podía acallar ninguno de los gemidos que salían de su boca, su marido le estaba dando duro, justo como a el le gustaba, pero notaba que algo le faltaba, quería mas. Con un rápido movimiento se salió de su marido, provocando un gemido de protesta.

- Yuuma, - llamo - no me hagas esto.

- lo siento - le contesto mientras dirigía sus manos a la tela que tenia preso las manos de su marido - pero quiero que me lo hagas mas fuerte. Y con esto dicho le desato las manos.

Cuando Maehara noto su libertad se quito la venda de los ojos y lo primero que vio fue a su marido, echada boca arriba con las piernas separadas dándole una perfecta visión de su agujero rojizo esperando ser profanado de nuevo.

- Hiroto, por favor - suplico Yuuma - me siento vacío, quiero estar lleno de ti.

Con eso dicho, Maehara se introdujo en su marido rápidamente y sin suavidad alguna, y ni siquiera espero, nada mas estar completamente dentro de su marido empezó a moverse cada vez mas rápido.

- Yuuma me vas a matar - fue lo que dijo justo antes de empezar a morder y torturar los pezones de Isogai.

- mas, po-por favor, mas - decía Isogai entre gemidos. - no puedo mas.

- juntos, mi amor - le dijo Maehara - vengámonos juntos.

Y con dos estocadas mas, Maehara se vino dentro de Isogai, y el segundo entre los pechos de ambos sin la necesidad de tocarse. Tardaron un rato en normalizar sus respiraciones. Sin salirse de su marido, Maehara, a largo la mano para alcanzar una botella de agua, para beber un poco. En un momento determinado Isogai separo la botella de los labios de su marido y después de darle un buche, le dio un beso a Maehara y de paso le dio el agua de boca a boca.

- Mas - fue lo único que dijo mirando fijamente a los ojos de Maehara - lléname mas.

Maehara trago duro, sin duda alguno su marido quería ser mimado, y era algo que el no le iba a negar.

- vas a acabar matándome. - fue lo que dijo antes de volver a la acción.

Varios días después.

Era el primer día que pisaban ambos después de su hermosa semana, lo habían estado haciendo todos los días, la cuenta de cuantas al día lo habían perdido. Sin embargo, no parecía que lo hubieran echo ya que Isogai se sentaba con total normalidad en su silla.

Aun así, las sonrisas de ambos lo delataron ante Karma y Gakushu. Los cuales pensaron a la vez que no irían nunca a la casa de esos dos. Y hacían bien, pues la pareja lo había echo por todas partes sin excepción.

- Karma nunca lleves a Nagisa a casa de esos dos - le dijo Gakushu.

- descuida, nunca lo llevare - le respondió tomando un sorbo de su café.

Fin del extra.

Espero sus comentarios ^^

Por tu culpa soy así.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora