una historia comienza

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Despues de despertar me sentia renovada asi que me levante y sali de la habitacion para empezar a recorrer el castillo: toda la estructura del castillo era de piedra y cada habitacion por la que pasaba tenia el simbolo de mi marca de nacimiento en la puerta, por la cantidad de habitaciones podia notar que muchas personas vivian en el castillo, era un lugar verdaderamente cálido.
Mientras yo caminaba distraída por el pasillo donde estaban las habitaciones, alguien salio de la habitacion a mi izquiera y tropezamos, yo cai al piso y la otra persona tambien, ambos dijimos -disculpame- ahi fue cuando mire a quien habia tropezado conmigo, tenia esos ojos que yo no podria olvidar: su ojo derecho era completamente negro y el izquierdo azul, era Daisuke, mi salvador.
De verdad no supe que decir al volver a verlo, ademas notaba como mi cara iba subiendo su temperatura ¿sera a causa de que se desbloqueo mi magia? No podia verlo a la cara porque parecia preducirme fiebre, asi que me quede en el piso sentada, mirando hacia otro lado.
Yo seguia sin saber que decir pero de repente la mano de Daisuke aparecio frente a mi cara mientras me decia con ternura
-majestad ¿esta enojada? parece que no puede verme a la cara, tome mi mano y levantese-
lo mire a los ojos y mi cara ardia en fiebre pero tome su mano y le respondi -no, eh... No estoy enojada- me quede mirando esos ojos que tanto me gustaban, tome su mano, me ayude a levantarme y no sabia que decir, pero él parecia como si me comprendiera y dijo -deberia llevarla con sus padres, y cuando termine de hablar con ellos...- parecio dudar de lo que diria
-¿quiere que la lleve a recorrer el reino?- me regalo una enorme sonrisa y yo no podia negarme pero habia algo que me hacia sentir incomoda -si, lo que quieras, pero ¿podes llamarme por mi nombre y dejar de tratarme con tanto respeto? Sos la unica persona que conozco ademas de mis padres, quiero sentirte cercano- dije esto sinceramente, pero despues de decirlo me senti avergonzada pero esta sensacion desaparecio cuando él acaricio mi cabeza diciendo -si, oksiris- me sentia muy comoda estando asi.

Los Herederos Del PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora