CAP 01

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Este imaginario ya está completo pero poco a poco voy a poner los capítulos aqui. Espero que les guste, un beso.

PS: obrigada #LuannySantos pela capa!

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X: ¡Finalmente estoy libre! - Dijo un hombre con barba y pelo muy largo, saliendo por una gran puerta. - Ya no soportaba más vivir en este infierno...

Una camioneta lo estaba esperando. Entró y pusieron el coche en marcha yendo rumbo a una hacienda.
Llegaron a la hacienda y tras ducharse y afeitarse él pudo sentirse un hombre renovado así que se dispuso a recibir un señor que estaba a su espera.

Los dos hombres hablaron por un largo tiempo y al final de la charla, firmaron unos papeles.
Apretones de manos... Dinero... Y más apretones de manos.
Cuando su visitante se fue y se quedó sólo otra vez el hombre dio una sonora carcajada.

¡Todo iba muy bien, todo iba de maravilla! – pensó él.


***Dos semanas más tarde***

Don Severiano Álvarez estaba muy enfermo. Preocupado por la situación de su hacienda decidió que debería hablar con su esposa y su hija de lo que estaba pasando.

Doña Consuelo, su esposa, era una señora muy agradable, pelo rubio, muy bonita…

Cristina era una mujer de cuarenta
a ños, la única hija de dos.

Sev: Siento que estoy a punto de pasar al otro mundo, pero primero tengo que informarles algo. La situación de la hacienda es precaria, si no pagamos la hipoteca
la finca se destinará a la subasta...

C: Papá, no te preocupes por eso, yo voy a tomar el control de la situación. Vamos a aumentar la producción y pagar todas las deudas. No te esfuerces por eso. Usted se recuperará pronto - dijo Cristina sentada en la cama junto a su padre.

Consuelo estaba en el otro lado sosteniendo su mano y lloraba en silencio. Amaba a su marido y su a hija. Severiano siempre habí a sido un hombre grosero y hasta cruel, pero también era muy protector.

Cristina se parecía mucho a él, era muy valiente. A ella no le gustaba a los hombres, pasaba todo su tiempo montada en su caballo o metiéndose en las tareas de la hacienda Platanal. Tenía una facilidad increíble de deshacerse de sus pretendientes, ahora tenía cuarenta años y seguía siendo soltera.

Sev: Hija, ya sabes que la plantación está llena de plagas. ¡Es imposible! Lo que necesitas es casarte con un hombre rico que te ayudará a ti y a tu mamá - Severiano hablaba con cierta dificultad pero no se rindió tratando de solucionar los problemas.

C: Me casaré cuando me parezca - dijo Cristina. - No insistas papá.

Sev: Te estás poniendo vieja hija y yo quiero tener nietos. Yo quiero un nieto varón y muy pronto ya no serás capaz de tener hijos. Yo ya tengo el pretendiente ideal para ti...

C: Ya estaba tardando en aparecer el viejo Don Severiano… Sabes qué… ¡cásate con este tal pretendiente, quédese con él! Y ya que le gustaría tanto tener un hijo varón, ¿Por qué no lo hiciste con alguna de las empleadas ya que mi mamá no le dio ningún? – le gritó Cristina en la cara.

Cons: Hija, pórtate bien. !Esta no es la manera que debes hablar a tu padre! - Consuelo intervino.

Sev: Vete de aquí malcriada. ¡Hija ingrata, te reniego! - Severiano se estaba poniendo nervioso.

C: Yo no quiero una hacienda en bancarrota mismo – dijo saliendo de la habitación.

Cristina  se sentía culpable, pero tenía que enfrentarse
a su padre.

DOMANDO A LA FIERA Onde histórias criam vida. Descubra agora