-Oh, lo lamento, es solo que les traía un sándwich para comer y un poco de jugo, además que tu padre acaba de llegar y estaba preguntando por ti, le dije que pronto bajarías a saludarlo, mejor me retiro –no sabía si entrar y dejar la bandeja con comida sobre la mesa o llevársela, el momento estaba demasiado tenso, la mirada abochornada de su hija y la confundida y perdida del caballero solo lograban empeorar el momento, así que dando media vuelta, salió con la bandeja en mano y volvió a la cocina con una sonrisa en sus labios, si no hubiera entrado en el momento menos indicado, su hija en este momento seguramente estaría entregándose a ese hombre y le encantaba la idea, Sara ya había sufrido demasiado y debía conocer lo que era el verdadero amor, lo es sentirse amado, lo que es amar.
Sara cerro sus ojos y respiro profundo, la situación, evidentemente, ya se le salió de las manos, no tenía ningún control sobre sus actos, que estúpida, cayó en sus brazos como cualquier jovencita al tener en frente un hombre tan apuesto y además, dispuesto a darle todo, ella se había prometido a si misma dejar de hacer idioteces, aun se preguntaba en donde quedo su voluntad, su resistencia, hasta la inteligencia que tanto presumía parecía haberla perdido, nadie en sus cinco sentidos habría caído con tanta facilidad.
Sin embargo, no estaba dispuesta a verse rendida, ni a aceptar que perdió, muchísimo menos a admitir que Alan tenía razón, primero muerta. Enderezo su espalda, organizo su saco y tras tomar aire, se giró y lo miro con una enorme y hermosa sonrisa de triunfadora.
-¿Aprendiste cómo es que se finge un beso? Porque puedo darte tantas clases como quieras, no es fácil que surja con tanta facilidad y naturaleza –dijo alegre, ya luego tendría tiempo de pensar en todo lo que había sucedido, por ahora, lo más importante es no permitir que él se dé cuenta de la revolución que causo en su cuerpo y en su cabeza, en definitiva, debería considerar seriamente aquello de alejarse definitivamente de él.
Alan se quedó boquiabierto al escucharlo, simplemente no podía creer lo que oían sus oídos, no, tiene que ser mentira, debe estar jugando, no hay otra explicación, pudo sentir como temblaba entre sus brazos, como respondía a sus caricias con el mismo ímpetu y pasión, no, no podía estar fingiendo, una persona no puede simular ese tipo de cosas.
-¡Ja! Tal vez si te lo repites a ti misma unas mil veces más llegues a creértelo, pero es hora de que aceptes, mi queridísima Sara, que no eres tan inmune a mis encantos como te gustaría serlo –él la miro directamente a los ojos esperando ver algo que le demostrara sus palabras, pero ella es una excelente mentirosa o de verdad no sintió absolutamente nada cuando él la beso, prefería quedarse con la primera opción.
-Soy completamente inmune, tal vez hasta me convierta en la cura para todas aquellas mujeres que caen rendidas a tus pies, yo sé que para el enorme ego que tienes como hombres es duro aceptarlo pero ha llegado la hora, tengo el número de una excelente psicóloga que puede ayudarte a superar esto, estudie con ella en la escuela y bueno en aquellos tiempo era de las mejores estudiantes –dijo burlona intentando reprimir el temblor de su cuerpo, odiaba mentir, se había prometido a si misma nunca volver a decir ni una sola falsedad pero ese día parecía el día nacional de: "Sara rompe sus promesas".
Él, negándose a creerle, se cruzó de brazos y negó con la cabeza repetidamente en lo que pensaba en una explicación, en una opción.
-A ver, si tus palabras son ciertas, explícame una cosa, ¿Por qué reaccionaste así cuando tu madre entro? En ese momento parecías bastante afligida –ella se encogió ligeramente de hombros y empezó a caminar por la habitación, necesitaba moverse a ver si con ello se calmaba o de seguro terminaría llorando de la desesperación o de nuevo besándolo hasta quedar sin respiración, pero en su defensa, hacia al menos cinco años que un hombre no la tocaba, es como su fuera su primera vez, cuando se tiene poca experiencia es fácil engañar a una persona, convencerla, en este caso, besarla.
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Huyendo del amor - CAPITULOS DE MUESTRA
RomanceA veces, huir, puede convertirse en la mejor decisión, pero pocos son capaces de alejarse del amor. Alan es un joven y apuesto doctor que no tiene intención alguna de sentar cabeza y buscar matrimonio, es de los hombres que prefieren disfrutar y dej...