O2. Miedo

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—Bien hecho Fred... Aún no me haces tío —dijo Nahel, su sonrisa falsa hizo que Fred pasara saliva mientras que la risa de Gold se escuchaba en la esquina.

Todos volteamos hacía él.

—No me miren así, sé que ambos me extrañaron pero no necesitan comerme con la mirada —bromeó, sonreí al verlo de nuevo y enseguida Fred se acerco a él dándose un extraño saludó con los hombros y manos. Algo que ellos consideraban "varonil"

—Bienvenido, Gold —lo saludé con una sonrisa, él simplemente abrió sus ojos y la correspondió acercándose a Nahel.

—Creímos que no vendrían —dijo Fred—. Pero en serio, nos alegra tenerlos de regreso.

—Y a mí volver... —murmuró Nahel— No te imaginas lo incomodo y raro que es ese lugar.

—¡Ah, vamos! —gritó Gold llevando sus brazos al aire— Yo sé que te encanta estar allá, todos los días duermes como bebé.

—No me encanta, simplemente me acostumbre a tener de cama un pedazo de escombro —se quejó.

—Eres tan exagerado —le respondió el rubio—. Ya te dije que podemos tener aquella casa.

—Quizás, ahora no hablaré de eso contigo.

Mientras Gold y Nahel seguían discutiendo sobre sus asuntos, Fred y yo sólo los observábamos divertidos, al parecer esos dos se llevaban bien... Nunca lo hubiera imaginado.

- - -

—Deberíamos salir hoy... Sólo para ponernos al tanto de todo —sugirió Fred, Gold y Nahel asintieron con una sonrisa mientras escuchaban más de aquellas propuestas.

Sin embargo, yo no sentía la necesidad de ir, sólo eran chicos y para mí era importante que Fred y mi hermano se llevaran bien por completo. Después de todo, lo único que yo quería arreglar eran algunas cosas con Nahel, y para ser sincera lo consideraba privado.

Después me pondría al tanto con Gold y varías otras cosas más.

—Lo siento chicos, no me apetece ir —dije, los tres rápidamente voltearon a verme casi matándome con la mirada.

—Debes de ir, será una de las pocas veces que saldremos juntos —dijo Nahel—. Creí que querías contarme varías cosas.

—Quiero hacerlo, pero no aquí ni en frente de todos. Sólo conversar un rato contigo, ya sabes, como los hermanos que nunca podimos ser —adquirí, Nahel me sonrió levemente agachando la cabeza.

—Está bien... Será después —propuso, Gold y Fred sólo permanecieron callados con una sonrisa un poco menos extensa.

—Cariño, ¿estás segura? —me preguntó Fred, yo asentí con una sonrisa observando como ellos volvían a hablar.

Estar con ellos ese rato no fue tan aburrido como pensaba. A veces hablaba y ellos seguían mi tema de conversación sin tener algún problema ni yo teniéndolo con los suyos.

Por alguna razón sentía que estar con ellos en ésta casa sería divertido, en especial con Fred y Nahel como perro y gato.

- - -

08:48 p.m

—Esta es tu última oportunidad para decidir si irás o no —dijo Nahel por décima vez, rodé mis ojos soltando un suspiro.

Ellos ya estaban en la puerta principal listos para salir en una supuesta "noche de chicos" definitivamente yo no encajaría ahí.

—Ya lo dije miles de veces en tan sólo una noche, no quiero ir esta vez —respondí, Nahel hizo una mueca rendido.

—Bueno, nos vamos —dijo Gold.

—Adelantense, ya los alcanzo —avisó Fred, los otros dos asintieron saliendo de la casa dejándonos a solas.

Sonreí involuntariamente al ver a Fred.

—Volveremos en dos horas... Si necesitas algo llámame, linda.

—Estaré bien, trata de llevarte bien con Nahel —pedí, él rió dándome un beso en la mejilla.

—Lo haré.

—Más te vale no ir a algún sitio raro... —le advertí, él sabía perfectamente bien a que me refería. Fred se tenso y una leve sonrisa nerviosa se dibujó en su rostro.

—Nunca haría eso, no me hagas sentir nervioso —se defendió—. Tu hermano me cortaría mis partes nobles.

—Mi hermano también entra en eso, le iría mal si lo hace —dije, Fred abrió sus ojos de par en par con seriedad.

—¿Por qué sólo nosotros? ¿qué hay de Gold? es injusto.

—Gold no es mi prometido ni mi hermano. Así que lamento decirte que sólo él puede hacer lo que le plazca —lo regañe, Fred arqueó una ceja observándome divertido.

_Entiendo, deja de regañarme —se quejó—. Aparte, no necesitó ir a ese tipo de lugares, _____ ¿Por qué si tengo a una excelente novia? —dijo, entrecerre mis ojos y él soltó una carcajada acercándose a mí.

—La cual me complace en todo... —me susurró, mis mejillas se tornaron de un fuerte color carmesí. Fred se alejó riendo de mi reacción.

—Eres una ternura —rió—. Nos vemos más tarde, linda.

Me jaló con cuidado la mejilla izquierda y salió de la casa dejándome paralizada y avergonzada.
Definitivamente Fred me hacía sentir todo tipo de cosas.

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10:09 p.m

Apagué el televisor dejando que el silencio de toda la casa se hiciera presente.

Estaba algo aburrida y los chicos no llegarían dentro de un buen rato.

Por alguna razón me sentía algo cansada, quizá hoy fue un día lleno de demasiadas emociones, más de las que suelo tener a diario.

Me levanté del sofá y apagué la luz del living para después dirigirme a la cocina, ya estaba decidido; tomaba algo y a dormir, no iba a pasar la noche en vela esperando a aquellos idiotas mientras yo moría de sueño.

Cuando abrí el refrigerador, observé que no había casi nada en él. Ni siquiera en la despensa...

—Alguien tendrá que ir de compras mañana... —susurré con pereza— Y será Fred.

Saqué el envase de jugo de naranja y lo serví en un vaso llenándolo hasta la mitad. El envase quedó vacío y lo tire en el sesto de basura que estaba al lado del refrigerador.

Salí de la cocina apagando la luz y todas éstas a mi paso, las del pasillo, y la sala de entretenimiento que Fred había arreglado para ambos.

Cuándo llegué a mi habitación, dejé el vaso de jugo ya casi vacío en el buró que estaba al lado de la cama, mis párpados comenzaron a pesarme y con eso bastó para apagar la pequeña lámpara que se encontraba igualmente en el buró.

- - -

Comencé a abrir mis ojos poco a poco, sin embargo, no veía nada, aún era de noche. Varios escalofríos comenzaron a darme haciendo que mi bello se erizara, una mano fría acarició mi abdomen y una respiración regular comenzó a hacerme sentir aquellos escalofríos de una manera más continúa.

Esas manos se parecían a las de Fred, frías y suaves al tacto.

Me relajé aún algo adormilada, ya era bastante tarde, seguramente los chicos ya habían llegado.

Sentí como besaba mi cuello haciéndome estremecer por lo fríos que se encontraban sus labios, succiono un poco y dejó de besarlo para ésta vez darme uno en los labios.
Se sentía desesperado y cargado de sólo lujuria.

Su respiración se sentía más agitada mientras más me seguía besando. Me detuve al sentir como mordió mi labio inferior, el sabor metálico de la sangre me hizo hacer una mueca y soltar un gemido de dolor.

—Estás marcada por mí ahora —escuché, esa voz la conocía... La había escuchado en alguna otra parte pero no sabía de donde.

Lo único de lo que estaba convencida, es que no era Fred quién estaba a mi lado.

Mi Chica {Fred & Tú} EDITANDO #O2 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora