17. Perdón

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Dos semanas después

Me sentía completamente acabada por fin después de pasar por tanto. Estas últimas semanas definitivamente todo había cambiado, Nahel estaba más gruñon, Gold distante y Fred ni siquiera me dirigía la palabra.

Supongo que no siempre las cosas salen bien, pero, a excepción de todo lo malo que a estado pasando estas semanas, al menos los Shadow's no han vuelto a molestar por ningún lado. Eso de cierto modo me hacía sentir más comoda con la situación... Un pequeño alivió.

Pero, no podía evitar sentirme tan mal.

¿Como es que todo se había ido a la mierda tan rápido?

Eso pensaba todos los días y simplemente llegaba a la misma conclusión; era algo que quizá debía pasar, algo que no se pudo evitar. Pero... No diría que era el destido, no diría que mi destino era no ser feliz, porque de mí dependía eso, no del destino.

Pero hay veces en las que no podía evitar colapsar.

Cerre el libró que tenía entre mis piernas cruzadas para después soltar un suspiró. Me senté bien sobre el sofá simplemente tratando de escuchar algo, un sonido, el que sea.
Pero no podía mentirme, ese lugar estaba vacío, pero no de personas... Sino de esperanzas y ganas de lograr tener algo.

Nahel no se encontraba en casa, Gold estaba en su habitación seguramente durmiendo y Fred... Bueno, no sabía donde se encontraba él. Pero desde la última vez que hablamos, he sentido culpa.

Dos semanas, dos semanas pensando en disculparme y hasta ahora no había logrado absolutamente nada, ni siquiera tenía las suficientes agallas para hablarle.

Pero si lo hacía, no perdía nada.

Me levanté del sofá poniendo el libro contra mi pecho, en cuanto mis píes descalzos tocaron el frío piso, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo haciendo que también mi bello se erizara.

Comencé a caminar con la mirada puesta en el piso y los pasos que daba, los contaba, eso hacía. Estaba nerviosa y triste a la vez, eran sentimientos extraños si se les mezclaba.

Pare en seco frente a la puerta de madera oscura que estaba frente a mí, la observé varios segundos y sin pensarlo más, toque tres veces. No debía pensarlo demasiado ahora.

- ¿Quién es? - escuché, la voz adormilada y cansada de Fred fue como una pequeña droga la cual no había consumido en semanas.

- Soy yo, ____ - respondí de inmediato. El silencio del otro lado se hizo presente haciéndome sentir realmente avergonzada. Quizá él no quería verme ahora - ¿Fred...?

No escuché respuesta alguna, solo la perilla dar la vuelta haciéndome sentir alivió. Un Fred con un rostro sin expresión y solo en shorts se hizo ver haciendo que mis mejillas se bañaran de un color carmesí en cuestión de segundos.

- ¿Qué ocurre? - preguntó cortante.

- Y-yo... Sólo quería disculparme.

- ¿Querías? O sea, ¿qué ahora ya no?

- N-no, quiero disculparme - arreglé - Fred, no había podido hacerlo antes.

- Entiendo - dijo - Pero, no necesito tus disculpas... Y no porque no las quiera, sino porque no las merezco. Ni siquiera deberías estar aquí pidiendolas.

- Claro que sí. Te he hecho daño también, y lo que paso hace dos semanas no fue tu culpa.

- Como sea, no te disculpes.

- Pero...

- He dicho que no - me interrumpió - ¿Entiendes?

Permanecí callada observado como en sus ojos una pequeña chispa de irá se iba encendiendo poco a poco, mi presencia era suficiente. Asentí levemente sin decir una sola palabra, di la vuelta sobre mis talones y en cuanto ya no tuve sus ojos sobre mi rostro, pude permitir que estos se cristalizaran.

En cuánto comencé a caminar, escuché un leve suspiro detrás de mí.

- Perdona.

Escuché, sentí su mano sobre mi hombro obligándome a voltear.

- No, esta bien... - respondí - No necesitas disculparte.

- Ahora sí, estas a punto de llorar... - susurró - Pareja o no, prometí no hacerte llorar más. Por favor no lo hagas, linda.

En cuánto dijo eso, las lágrimas que trataba de retener salieron haciéndome maldecirme por dentro. Pero a Fred, eso sólo le provocó una mueca llena de tristeza. Sus manos viajaron a mi mejilla y con la yema sus dedos retiró todas las lágrimas que estaban saliendo.

- Gracias... - logré decir.

Y una última lágrima salió, cuando recorrió mi mejilla, Fred se acercó a mí besándola, besando mi mejilla borrando la lágrima la cual para él manchaba mi rostro bañandolo de tristeza.

Cuando se alejo me dedico una leve sonrisa. Lo siguiente que paso, lo sentí como si todo este tiempo lo hubiera necesitado, sus dulces y suaves labios sobre los míos eran lo que yo necesitaba.

Mientras ese calido y lento beso seguía, sentí sus manos tomar las mías jalando levemente de ellas hacía su oscura habitación, dude en seguirlo, pero lo hice, y sentía que no me arrepentiría de ello.

Al entrar, mi visión y todos los colores de antes solo se convirtieron en colores grises al igual que nuestras sombras reflejadas en las paredes debido a la poca luz de la habitación que entraba por las ventanas.

Ambos caímos en la suave cama escuchando ya las respiraciones agitadas del otro. Su mano acariciaba mi mejilla con cuidado mientras que la otra tomaba mi muslo con delicadeza. Él estaba siendo suave, y eso hoy era lo necesario para mí.

Sus manos comenzaron a despojarme de mis prendas, mientras que yo solo seguía besándolo, una pequeña lágrima salió sin permiso, sólo lo hizo, estaba feliz de tenerlo de nuevo después de tanto.

- Te amo, no sabes cuanto... - me susurró, sonreí en la oscuridad volviéndolo a besar como si fuera la última vez, recordando todo el tiempo que no lo había hecho hasta ahora.

Cuando lo sentí dentro de mí, simplemente era amor lo que sentía en ese momento, lo único que quería sentir después de tanto. Y él también lo sentía, sus caricias, besos, todo me decía que era lo que él también llevaba tiempo deseando.

Los leves gemidos que salían de sus labios y los míos, eran los que llenaban la habitación en ese momento, sus manos tocarme como si se tratara de algo realmente delicado, sus lentas y suaves embestidas, mis suspiros ahogados.

Cuando ambos llegamos al clímax, sentí a Fred recostarse a mi lado tratando de recuperar el aliento. Cuando lo hizo, sentí sus fríos labios besar mi frente y como me cubría con una fina sabana. Sonreí sintiendo mis párpados pesados, pero antes de caer en el sueño profundo sentí los brazos de Fred sobre mí cubriéndome y uniéndonos en un cálido abrazo.

- Te adoro, descansa.

Mi Chica {Fred & Tú} EDITANDO #O2 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora