34. Extraño

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Sus palabras me dejaron tan confundida. Porque en realidad, palabras así no suelen salir de la boca de un Shadow, y mucho menos de Spring el cual era uno de los  peores, un Shadow egocéntrico, narcisista y lleno de una venganza la cual no se podía comparar con otras fácilmente. No confiaría en nadie, mucho menos de él.

— No te creo — le dije, a lo que él simplemente se encogió de hombros.

— No te lo dije para que me creyeras, sólo confesé algo lo cual tenía escondido hace poco. ¿Entiendes? Cree lo que quieras, preciosa.

Hice una mueca ante su apodo y me encogí en la esquina del sillón, lo más alejada que pude de Spring. Sin embargo, también lo hacía ya que el frío comenzaba a entrar por aquélla ventana y la noche. Spring me observó y sonrió de lado levemente.

— Tienes frío... — rió — Espera.

Lo miré confundida, observando como se acomodaba un poco sobre el sofá y se levantaba su típica sudadera verde, quitándosela. Debajo de esta llevaba puesta una simple camisa blanca de mangas cortas y un poco delgada dejando al descubierto sus pálidos brazos.

— Aquí tienes — me dijo, estiró su mano hacía mí con la sudadera en ella; esperando a que yo lo tomara. Pero permanecí estática.

— No, no la aceptaré... ¿Tú no tienes frío? — le pregunté insegura.

— Por supuesto que no — rió — ¿En serio me creés tan débil? Como tú.

Entrecerre mis ojos fulminándolo con la mirada acurrucandome un poco más en mi esquina.

— Era broma... Supongo — susurró — Vamos, no te hagas del rogar. Toma la sudadera.

Solté un suspiro tomándola con lentitud, y en cuanto la tuve en mis manos rápidamente me la puse tratando de sentir un poco más de calor y reducir la tensión. Definitivamente debía salir de aquí.

Spring de levantó del sofá y se dirigió a la puerta sin dedicarme alguna otra mirada, pero antes de abrirla, decidí detenerlo.

— Spring... — lo llamé con temor, él de inmediato se detuvo aún dándome la espalda.

— ¿Qué quieres?

— ¿Me dejarás salir de aquí? — pregunté de inmediato, pero el simplemente soltó un suspiro cansado.

— Lo dije y lo digo nuevamente... La puerta esta por aquí, pasas la asquerosa sala y podrás correr al mundo exterior si así te sale de los ovarios. Ya en otro caso de que te quieras quedar, sera tu problema — respondió — Estaré afuera, no salgas si necesitas algo. Después de todo te diré que no hay nada. Adiós.

Y así, le dio vuelta a la dichosa perilla y salió de la habitación dándole un leve golpe a la puerta al salir. Con una actitud “amable” si así se podría decir que no te acosen y también la actitud realmente extraña hacía mí.

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Narra: Nahel

Estaba jodidamente molesto, sentía que podría echar humo por los poros o que en cualquier momento destrozaría todo a mi paso. Pero, por suerte Alfie logro mantenerme con la cabeza fría. Sin embargo, no podría permanecer mucho tiempo tranquilo sabiendo que ____ estaba allá afuera en plena tormenta y completamente expuesta a lo que sea. De igual manera, Gold en verdad me hizo estallar.

Gold está sobreprotegiendo a Fred, tratando de no lastimarlo. Y eso está mal, Fred no merece más oportunidades, Fred no merece más comprensión, Fred no merece nada más de todos nosotros, mucho menos de ____. Después de todo... Quizá también me molesta el que Gold lo haya preferido a él.

— Estas siendo demasiado exagerado... Todo saldrá bien — dijo Alfie tratando de convencerme, el cual había dicho esas palabras más para él que para mí. Tratando de convencerse a sí mismo.

— No, Alfie, nada esta bien. Absolutamente nada.

— Podría estarlo, no con esa actitud, ¿en serio creés que Gold se fijaría en Fred? Claro que no, la idea es estúpida. Más estúpido suenas tú al imaginarla. Y, encontrar a ____ no es una elección, es sí o sí. Y vamos a lograrlo... O quizá ella sólo necesitaba su espacio. Volverá.

Alfie sonrió levemente y yo asentí haciendo que mi cabello se realizará por mi frente, ambos estábamos bajo la lluvia aún tratando de encontrarla y hasta ahora no habíamos conseguido más que estar empapados.

— Buscaremos en la mañana, justo ahora no es eficiente tratar de buscarla — dijo.

— Supongo que tienes razón...

— La tengo — contestó Alfie sonriendo arrogante, a lo cual le di un pequeño puñetazo en el hombro haciendo que se encogiera.

— Idiota.

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Narra: Tn

Observaba como la ventana dejaba caer pequeñas gotas de lluvia por sus partes rotas, había dormido poco la noche anterior y desperté hace aproximadamente una hora, observando como la lluvia había dejado todo a su paso por aquélla ventana.

Sólo esperaba... Esperaba encontrar más fuerzas para lograr levantarme y correr hasta casa. Spring me dejó el camino libre y no había vuelto a verlo desde la noche anterior. Pero, eso me hacía sentir más segura, no verlo más. Podría estar donde sea.

Me levanté del sofá estirandome un poco, y después, decidí quitarme aquélla sudadera dejándola sobre el sofá. El clima era fresco, pero era soportable a diferencia de ayer, después de todo, no me quedaría con algo que no es mío. Me acerque a la puerta, dándole vuelta a la perilla y observado una sala vieja y desgastada en cuanto abrí la puerta. Tal como lo dijo él, también visualice la puerta principal la cual me dirigía por completo a la salida de esa vieja casa.

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Después de estar unas cuantas horas caminando, por fin encontré mi hogar, esa casa la cual era acogedora hasta cierto punto ahora...

Antes de entrar, limpié la suela de mis zapatos con el pequeño tapete el cual ahora tenía la palabra Welcome borrosa y casi invisible a la vista debido al lodo el cual limpié ahí. Solté un pequeño suspiro y toqué el timbre esperando a que alguien me abriera. Y así, de inmediato me encierro con el rostro preocupado y casi atónito de Alfie frente a mí, el cual lo primero que hizo fue abrazarme y levantarme del piso.

— ¡Regresaste! — gritó emocionado — Estábamos tan preocupados... Por Dios, nunca jamás vuelvas a hacer eso. Jamás.

Rodé mis ojos correspondiendo su incomodo abrazó, soltando una pequeña risa también al ver lo feliz que se encontraba.

Ya después me volvió a dejar en en el piso, con esa sonrisa la cual no se borraba.

— Estoy bien, tranquilo — insistí — ¿Como están los niños? ¿Donde está Nahel?

— Los niños están perfectamente, y Nahel no pudo dormir en toda la noche así que al fin lo logró... Está durmiendo, no te preocupes.

— D-de acuerdo — dije — Iré a ver a los niños.

— Adelante — contestó sonriente.

Me dirigí a la habitación en la cual se encontraban ambos, definitivamente lo único que me ayudaría ahora sería eso... Verlos. Entre a la habitación, encontrandome con sus pequeñas cunas y ellos dentro. Dante soltó una pequeña carcajada moviendo sus manitas y pies al verme, y Dan, soltó un pequeño bostezo parpadeando varias veces.

Dan era... La versión pequeña de Fred, sus ojos, su piel, sus gestos. Y Fred definitivamente estaría fuera de mi vida ahora sin excepción.

Ahora ellos dos eran lo único que me quedaban de él.

Mi Chica {Fred & Tú} EDITANDO #O2 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora