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Unas semanas después

El nuevo horario de Izuku se adapta perfectamente al horario de llegada de Katsuki, de modo que Izuku sale minutos después que él y llega antes. Tiene miedo de contárselo; tiene miedo de la reacción que probablemente será violenta.

¿Y si me obliga a renunciar? Yo no quiero eso, recibo mi propio sueldo.

Por otra parte el local de su jefe tiene total éxito, ya sea por su propia fama o no, sus compañeros de trabajo son tan amigables así como su jefe. La interacción con otras personas es algo que Izuku anhelaba desde hace tiempo.

—Midoriya shounen.

El nombrado alza la vista hacia la persona que lo llama, el reconocido escritor que observaba a Izuku le regala su característica sonrisa y levanta su pulgar en señal de que hace un buen trabajo.

Más tarde ese día

—Muchas gracias por su visita —sonríe amablemente a cada cliente que le pide sus servicios. Debido a su amabilidad y eficiencia en el trabajo es que logra que muchas personas vuelvan, tanto hombres por su actitud tierna y la inocencia que refleja así como también regresan damas por su físico atractivo, una de las causas por las que Katsuki no quiere que salga mucho; llama demasiado la atención sin el mínimo esfuerzo.

—Deku-kun, es hora del descanso.

Izuku estaba tan concentrado en su labor que no se ha percatado de que Uraraka lo estaba llamando.

—Hey, Midoriya, es hora del descanso.

El nombrado recién levanta su cabeza ante el segundo llamado.

—¿Ah? Ah, Uraraka-san, Kirishima-kun, lo siento, no los escuché.

—Es poco varonil no escuchar al llamado de una dama, Midoriya.

Este solo se sonroja apenado.

—Lo siento nuevamente pero, no me siento cansado.

Uraraka lo observa desconfiada, asienten y se retiran, Izuku suspira tenso, la idea de ser descubierto por su novio lo pone muy nervioso. Minutos después vuelve la castaña con dos vasos de café humeante. Ella ha notado el nerviosismo en Izuku por lo que no había insistido anteriormente pero quería ser una buena amiga y si el peli verde está en algún conflicto o dilema ella le ayudaría.

—¿Deku-kun? Traje esto para ti.

El nombrado toma el vaso desechable.

—Cuidado, está caliente —murmura.

—Gracias Uraraka-san, pero no era necesario. Estoy bien.

La chica lo mira fijamente y sin despegar su vista de él, da un sorbo a su vaso.

—Tal vez tu cuerpo si, pero tú mente no lo está. ¿Tienes algún problema, Deku-kun?

El pecoso lo mira impresionado. ¿Debía de contárselo? Jamás se ha desahogado con alguien, siempre prefirió escuchar a alguien en lugar de ser escuchado.

—Uraraka-san, yo no... —es interrumpido.

—Puedes confiar en mí, somos amigos después de todo ¿no?

El joven pecoso se muerde levemente el labio inferior indeciso.

—Tengo miedo, Ochako-san.

La nombrada lo mira sorprendida, sinceramente esperaba cualquier cosa menos eso.

—¿Recuerdas que te comenté que tengo un novio? —. La chica se sienta a un lado de Izuku para prestarle más atención— él es de carácter explosivo, hasta diría que es violento.

La chica toma más sorbos de su café.

—¿Te golpea? —pregunta apretando los puños.

—¡Claro que no! —exclama alarmado el pecoso— él es violento de carácter pero jamás me ha golpeado. Verás —hace una breve pausa— él me mantenía encerrado, porque quería cuidarme, claro.

La castaña refunfuñaba molesta, ella odia a los hombres autoritarios e imponentes.

—Continúa, Izuku-kun.

—Él no me dejaba salir, aún me prohíbe algunas cosas. El punto de todo esto es que él no sabe que trabajo aquí.

—¿Qué? —se exalta la castaña.

—El horario que tenemos aquí se adapta perfectamente con el suyo. ¿Entiendes no?

La chica asiente— Querías contárselo desde el primer día pero tuviste miedo —Izuku asiente— pero ahora que pasó mucho tiempo el impacto sería más grande y el enojo igual, ¿cierto?

Izuku suspira apenado, ella simplemente lo abraza, el muchacho se separa y le agradece con la mirada.

—Hora de volver al trabajo Uraraka-san.

11:17 am.

La hora de salida de Izuku se acerca, no hay mucha gente en el local, solamente hay clientes en la segunda planta. Izuku está escaneando algunos documentos, se siente mejor después de haberse desahogado hace unos momentos.

El chico entrega el trabajo, hay otras personas más que precisan de los servicios del joven. Limpia en breves segundos los restos de papeles que están dispersos en el escritorio que le corresponde y las máquinas que usa.

—¿En qué puedo ayudarl...? —levanta la cabeza para ver a la siguiente persona y queda mudo al instante al igual que esa otra persona.

— ¡¿Kacchan?! 

No Es Mi Hijo  MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora