Capítulo Cinco - Mi gente. (✔)

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— ¡Oh Darcy! Yo también te amo. —Dije mientras abrazaba a Fitzwilliam Darcy.

— ¡Despierta! —Escuché.

— ¿Qué pasa? —Desperté alarmada.

—Estabas soñando y tu perro no deja de ladrar. —Era cierto, Pez estaba ladrando.

— ¡Marica estaba soñando con Darcy! —Grité.

— ¿Con Darcy? Verga ¿Te declarabas? —Se burló.

—Sí, te odio. —Me levanté de la cama.

—Todo hubiera sido perfecto si tu perro no comenzara a ladrar. —Pez seguía ladrando.

— ¿Qué hora es? —Quería seguir con el sueño.

—Son las siete de la mañana. —Laura revisó su celular.

— ¿Siete de la mañana? ¡Mucho perro hijueputa! —Grité.

—Por eso yo no tengo perro.

—Si lo sé, con David te basta y te sobra. —Sarcasmo modo on.

—Eso no fue gracioso. —Laura estaba que me mataba con la mirada.

—Seguiré durmiendo, necesito que saques al perro a cagar. —Le pedí.

—Sigue creyendo, por si no has visto tu celular aprovecho que son las siete de la mañana, para decirte que hoy a las cinco llegó un mensaje al grupo vía WhatsApp, que los demás llegan hoy tipo nueve de la mañana.

— ¿En serio? —Busqué mi celular en la sabanas y al ver los mensajes me di cuenta que era cierto, mi celular estaba casi muerto, sólo quedaba 15% de carga. —Qué cosa mala, y yo que me disponía a dormir.

—Sigue creyendo. —Volvió a decir Carolina.

—Como sea, saca al perro mientras me baño. —Tiré mi celular en la cama.

— ¿Por qué yo? —Se quejó.

—Bueno, por mí no hay problema que siga ladrando. —Tomé una toalla y entré a la ducha.

— ¡Sarnata! —Gritó Laura.

Comencé adescambiarme para bañarme, Pez dejó de ladrar así que supuse que lo sacaron ahacer sus necesidades, entré nuevamente a mi cuarto y busqué mi celular, entréa la aplicación de WhatsApp y busqué enmis contactos a Carolina y tuve el dedo presionado para dejarle un anota deaudio. —Oye no se olviderecogerle la mierda al perro. —Puse a cargar el celular, entré nuevamente al baño ycomencé a ducharme. —Faltaba dos horaspara ir a buscar al resto del grupo me quedé en ropa interior y me senté en el inodorocon la tapa abajo. —Un ratico de sueñomientras se hace las ocho y media. 

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— ¡Elizabeth! ¡Abre la puerta! —Gritó Carolina.

— ¿Qué pasa? —Me encontraba medio dormida.

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