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Capítulo Diez - Aún más ebria. (✔)

Después de varios minutos, por fin llegó Sasha con mi perro. —Bueno, hay dos opciones para poder entregar al perro. —Indicó. —Una es que por medio de una fotografía demuestres que conoces al perro y la otra es que lo llames, si va hacía ti es porque te conoce, sino lo hace, no lo podemos entregar.

Quería salir rápido de esa situación y alejar a Deimer de las garras de Sasha. —Muestra la foto que nos tomamos cuando tenía un año Pez. —Especifiqué que mostrará esa foto porque era un collage de los tres y en varias fotos salíamos Deimer y yo besándonos, y quería que viera esa foto y calmara su arrechera.

—No. —Dijo Deimer. —Tengo el celular descargado.

—Tocó la otra opción. —Me resigné.

—No importa aquí tenemos unos cargadores portátiles, tenemos para IPhone, Android y BlackBerry. —Insistió Sasha.

—Mi celular sólo carga con cargadores originales. —Se volvió a negar.

—Aquí tenemos cargadores originales, no hay ningún...

Deimer la interrumpió. —Ya dije que NO. —Hizo énfasis en no. Me sorprendió por qué no quería mostrar su celular.

Sasha ante la negativa cambio su expresión. —Ahora es necesario que te alejes unos metros y llames al perro por su nombre, si camina hacia ti, es porque eres un conocido para él, de lo contraría no podemos entregarlo. —Desde que llegó Deimer es primera vez que la veía hablando seriamente, a mí parecer no le gustó la negativa que él le dio ¡Gané perra! Pensé.

Deimer chifló, Pez se puso atento. —¡Ven pececito! —Lo llamó cómo si fuera un bebé. El perro corrió feliz hacia él, dando por entendido que era alguien de confianza para él.

—Bueno, el perro obviamente lo conoce. —Finalizó Sasha.

—Bien, ahora ¡Vamos! —Dije enseguida. Cogí la correa y comenzamos a caminar hacía el carro.

—¡Deimer! —Gritó Sasha, ambos volteamos ¿Ahora qué quieres? Pensé —Yo terminó turno ahora a las ocho, si gustas... —Insinuó. ¿¡Pretendes tener una cita con MÍ DEIMER!? Estaba rebosando de celos y enojo.

—No, gracias. —Contestó Deimer sin vacilar. —Tengo planes más importantes. —Confesó. Sasha se ruborizó un poco, sonrió apenada y bajo la mirada, se fue. Pobre chica, sino hubiera sido por ser tan lanzada se hubiera ahorrado tanta pena.

Seguimos caminando hacía el parqueadero dónde estaba el carro, en el caminó no se habló de nada, entramos y nos abrochamos el cinturón hasta que fin pregunté. —¿Qué planes tan importantes tienes ahora como para rechazar un polvo?

Deimer sólo se limitó a mirarme. —Ahora vamos a buscar unas pizzas que encargué después vamos a una licorera y compramos unas cervezas, les dije a las pelas que fuiste a comprar comida y cerveza. —No contestó a mi pregunta. —Me debes una por salvarte de la vaciada que te darían, de nuevo.

Era cierto, no estaba muy pendiente de su estadía en mi casa, estaba sumada en mi crisis existencial que no me importaba el encuentro. Sin preguntar nada más, seguimos avanzando hasta un local de Salvator's Pizza, nos bajamos y entramos, había una gran fila esperando para encargar y más personas esperando por su pedido.

—De aquí no salemos hoy, esto está lleno. —Le dije a Deimer. Sin prestar atención a lo que le había dicho, caminó hasta una esquina dónde había un chico con unas pizzas listas en la mesa. Deimer le dio dinero, le estrechó la mano y cogió las pizzas, eran diez cajas en total.

—Ya me había adelantado, le dije a un niño que hiciera la fila por mí y que recibiera las pizzas sin comérselas, le pagaría por su ayuda mientras te iba a buscar. —Dijo mientras me daba cinco cajas de pizzas y él cogía las otras cinco. Llevamos las pizzas al carro y seguimos avanzando hacía una licorera. A pocos metros se encontraba Charle's una licorera que estaba disponible las veinticuatro horas y que vendía una variedad de alcohol. Decidimos por comprar cervezas, Corona, Club Colombia y BBC, y de trago corto, una Grand Old Parr y una Buchanan's, incluimos una sorpresa. Al terminar las compras fuimos directo a la casa, al entrar en la sala estaban todos esperando.