La sonrisa que Camila traía en el rostro desde que ambas dejaron su casa montadas en el coche de la ojiverde no se había borrado ni por ningún instante. Con aquella expresión de inmensa felicidad en el rostro observaba el perfil de la pelinegra mientras ésta conducía con la misma expresión. Ambas conocían muy bien el rumbo que estaban tomando, pues lo habían recorrido varias veces de camino aquel restaurante cubano que tanto les encantaba en el pasado.
Cuando las dos se vieron envueltas por aquella decoración que les recordaba sus raíces, Lauren deslizo su mano hasta encontrar la de la morena y entrelazar sus dedos. Camila le vio de reojo pero no dijo nada, sólo mantuvo su mano junto a la de la ojiverde y se dejó guiar por completo al interior del restaurante.
-Vaya.....- Murmuró la soldado mientras veía a su alrededor- Extrañaba éste lugar.
-También yo.- La pelinegra le miró sorprendida- Es que.....no quise visitarlo después de que te fuiste.- Confesó.
-Pues ahora voy a asegurarme de traerte todas las veces que me sea posible.
Una camarera se les acercó y las guió a la misma mesa que habían utilizado aquella noche en que cenaron juntas por primera vez. Era como estar dando un viaje al pasado. Lauren quería encargarse de que todo fuese igual, hasta sentía aquel nerviosismo que le recorrió el cuerpo en cuanto se atrevió a hacer la invitación a la morena. La comida estaba exquisita, aunque Camila se había mantenido al margen del restaurante, no había estado alejada de aquellos platillos cubanos gracias a Andrea.
-¿Estás lista?.- Preguntó Lauren mientras se ponía en pie dando la vuelta a la mesa.
-¿Tú lo estás?.- La castaña alzó una ceja mientras la veía y la ojiverde soltó una risa tomando sus manos y guiándola directo a la pista de baile.
La música no tardó en envolverlas y ellas sacaron a relucir su sangre cubana dejándose llevar por la salsa y bailando con entusiasmo. Sonrisas, miradas, besos y hasta pasión, estás fueron algunas de las cosas que se vieron expuestas en la atmósfera que juntas habían construido con apenas una canción.
Cuando ambas estuvieron cansadas y completamente satisfechas con el resultado de su cita de reencuentro regresaron a la casa de la morena en donde el romanticismo la necesidad que tenían la una por la otra las guió directo al cuarto de la castaña. La ropa cayó a medida en que la pelinegra le guiaba a ciegas hasta la cama en donde su espalda reposó segundos después. Caricias, susurros y jadeos no tardaron en hacerse presentes mientras ambas se entregaban al amor que había permanecido retenido durante años.
Lauren jamás se había sentido más viva.
...
Sus manos se aferraron a las sábanas mientras las sostenía contra su pecho mientras se esforzaba por abrir sus ojos por completo. Estiró su brazo esperando encontrar al cuerpo de la cirujana reposando junto al de ella sobre la cama pero no estaba ahí. Incorporándose inspeccionó la habitación de inmediato sin encontrar señal alguna de Lauren por el lugar, pero entonces sus ojos dieron con una nota reposando sobre la almohada y una sonrisa cruzó sus labios.
Siento no poder despertar junto a ti, ni preparar tu desayuno pero he tenido una emergencia en el hospital. Te veré esta tarde.
Lauren.¿Hospital? ¿Desde cuando ella trabaja en un hospital? Había muchas cosas que seguramente se había perdido durante un tiempo pero estaba segura de que resolvería todas dudas en cuanto viese a la ojiverde otra vez. Pero por el momento debía pensar en que hacer durante la mañana sin las niñas ni Lauren cerca.