Queen Bee

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A la mañana siguiente Chloé fue la primera en despertarse, y eso que fue ella la quien bailó por mucho tiempo. Sus pies tocaron el suelo frío creando una sensación horrible en ella. Abrió la puerta que daba acceso al pasillo con sumo cuidado. Metros más adelante estaba la puerta donde normalmente trabajaba su Tío Agreste. La curiosidad hiba por delante en la mente de Chloé, poco a poco se fue acercando sin emitir casi ningún ruido. Esa puerta guardaba muchos recuerdos que ella desconocía, era como si ese lugar fuera prohibido por el aura casi maligna que se podía percibir.

Una mano algo fría tocó el hombro de la rubia, haciendo que se exaltara por el acto antes hecho.

—Se.. Señor Agreste, este yo... —no sabía que decir, sus palabras se quedaron en el aire para que nadie la pudiera escuchar.

—El desayuno está listo—dijo con el semblante frío que siempre lo caracterizaba.

—Si—apenas pronunció con algo de dificultad.

—Ten cuidado Chloé... —la miró de soslayo y en pocos segundos desapareció de su vista, como un fantasma.

—¿Cuidado? —repitió la oración en forma de pregunta, su cara de niña hacía más confuso el mensaje.

Bajó las escaleras rápidamente, se dirigió al comedor amplio y se sentó en lugar en donde le habían asignado. Se sorprendió al ver que Adrien ya estaba en su lugar.

—Buenos Días.

—Buenos Días —dejó a un lado el teléfono para tener contacto con la rubia.

Vio que en su fondo de pantalla estaba Nino y Adrien, pero no le dio tanta importancia ya que, no toda la atención era hacia ella—Que lindo celular —trató de disimular su expresión facial.

—Gracias por el cumplido.

—Nada de ruido—llegó el señor Agreste, sentándose a lado de Adrien.

Por su parte, su hijo estaba más que impactado, su padre hiba a desayunar con ellos, aunque la única objeción era que no hablaran, y tal cual como lo dijo el señor Agreste, no se presentó ningún ruido durante el desayuno, pero esa no fue razón para que Adrien quitara su cara de felicidad, solo bastaba su presencia para que su mundo volviera a girar, eso significa que estaban obteniendo un gran avance.

—Me retiro—con esto se levantó de la mesa con la frente en alto.

—Si, papá.

—Yo también me voy, gracias por el desayuno—se sacudió un poco la ropa.

—¿Piensas ir vestida así a tu casa?—intentó ser lo más disimulado con su sonrisa.

—Ja, ja, claro que no tontín, mi tío me dio una ropa, ahorita me cambio.

Después de varios minutos Chloé se cambió con el vestido que le había regalado su tío, de nueva cuanta bajó las escaleras pero esta vez en vez de dirigirse al comedor se fue directo a la salida, no sin antes despedirse de su amigo.

—Bueno, ya me voy. Gracias por todo—se puso los lentes antes de salir.

—Te acompaño—agarró cortésmente la mano de Chloé y la entrelazó.

—Gracias.

Durante el camino, todo se veía despejado, era como si el paisaje fuese suyos, pues todo estaba tranquilo y con pocas personas pasando en el lugar. La pareja se divertían jugando a las escondidas, toca toca, entre otros juegos infantiles, tal vez era por esa razón por la cual se sentían felices. A medida que se hiban acercando al hotel sus respiraciones eran más agitadas, ya que cada paso que daban era como un juego de palabras, ya que, en cada momento inventaba un juego desde los más conocidos hasta los más extraños. Sólo faltaban unos metros para llegar al hotel, cuando en eso vieron salir del hotel varias personas, gritando delirios alarmantes.

Adrien no dudó ni un segundo y dejó a Chloe en un lugar seguro, después de eso se escondió para poder hacer acto de su otra personalidad.

Pero en cambio Chloé, como era su primera vez como heroína, no sabía cómo la hiban a recibir. Con un aliento inseguro se transformó. Una rara y extraña energía la envolvió, sentía como los poderes del miraculous surgían efecto. Minutos después Chat Noir y Ladybug estaban combatiendo con un Akuma que se hacía pasar por el nombre dizapear ya que todo lo que tocaba desaparecía de la vista, pero el objeto estaba aún presente, en fin, volvía las cosas invisibles.

—Hay que horror, vas a desvanecer algo que si tiene gracia en esta vida. Ya veo por que fuiste akumatizada—le dio un reojo a sus uñas.

—¿Y tu quien eres?—sentenció la acumatizada.

—Queen Bee, por dios ¿no es obvio?.

—No me importa tu opinión, pero ahora te voy a destruir— "espera" se escuchó en la mente de la joven, "solo necesito los miraculous de Ladybug y Chat Noir, ¡A Queen Bee, no le hagas daño, te lo prohibo! Dijo Howth Mock. —suerte la tuya Bee, no estas en mi lista de invitados.

—¡No puede ser, ya utilize mi lucky charm!.

—Eso significa que... —dijo Chat—solo te faltan pocos minutos y nosotros aquí atrapados.

—¡Curación de abeja! —gritó Queen Bee antes de que terminará la transformación de la moteada.—Hasta luego, que la belleza se acaba.

—Wow—suspiró el gato.

—Lucky charm—gritó ladybug de nueva cuanta y en un tris tras todo se desvaneció.

—Que genial—se quedó mirando al cielo Chat, pensando en aquella mujer con rayas negras.

En otro lugar....

Aún no ha acabado la batalla Ladybug, ya que tengo un as bajo la manga—rió.

—Howth, ya apareció. ¿Verdad?.

—Si madam, el resto déjemelo a mi, a las reinas les gusta el buen trato, ¿no?—con esto un montón de mariposas cubrieron su cuerpo dejando ver al señor Agreste.





Nunca Fue Así [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora