Obsesión

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No comprendía bien porque se le oprimía el corazón, supuestamente ya lo había olvidado, pero su mente no es tan pemdeja para poder olvidar algo tan importante. Le molestaba mostrase débil ante los demás, eso es un hecho, de ahora en adelante tendría un carácter frío pero realista.

Escuchar a cada ratos que la comparaban con Marinette le molestaba, ¿porque no puedes ser buena y bondadosa como lo es Marinette?, ¿a eso le llaman bondad?, puf, tonterías, a eso se le llama debilidad. Muchas de las personas mueren porque son débiles, no por ser las más bondadosas.

Se sentó en frente de su tocador y se empezó a peinar, estaba a punto de amarrar su cabello como de costumbre cuando en eso llegó a su mente, que pasaría si se hacía una media colera. Después de tal pensamiento lo hizo, a decir verdad no le quedaba tan mal. Miro su gran estuche de pinturas cuando en eso, vio que los colores oscuros nunca se habían usado, estaban intactos. Agarró una sombra negra y poco a poco se la fue poniendo, a decir verdad no le quedaba tan mal, pero se veía muy dark a su gusto, casi como Juleka. Así que restregó la brocha sobre la sombra amarilla y lo empezó a combinar junto con el negro, y se lo puso. Su rostro reflejaba superioridad.

Le urgía un cambio de look, se vio en el espejo por última vez, y la ropa que tenía puesta no combinaba para nada con su maquillaje, rápidamente se dirigió al armario para ver si tenía algo que lo podía combinar, y si, encontró una chamarra negra y a lado de esta estaba una blusa amarilla de tirantes. Inmediatamente se cambio la ropa junto con estos de puso unos jeans negros ajustados. Al final el conjunto que se acababa de poner no le quedaba para nada mal, pues era más que obvio que ella sabía combinar bien la ropa. De camino hacia el living del hotel, escuchó una voz que la hizo estremecer al instante.

—Hey, Chloé, tanto tiempo sin verte—gritó desde lo lejos una voz varonil.

—No puede ser—giro lentamente.

—Al parecer alguien no está con—no terminó la frase, ya que una persona la estaba abrazando.

—Félix, no sabes lo mucho que te he extrañado—apretó con más fuerza.

—Si, eso veo—dijo con dificultad, ya que le faltaba oxígeno para poder hablar bien.

—Ah, sorry, es la emoción.

Gimió con muchas fuerzas—Ya lo noté, pero... Chloé, como has cambiado, bueno del amarillo no pasas, pero tu peinado dice mucho que hablar.

—Ash, es sólo un cambio de look—se lo había tomado como una ofensa.

—Lo siento rubia, pero ya sabes como soy.

—Mmm, y tu sabes lo orgullosa que soy, así que espero una recompensa—infló los cachetes, Chloé siempre tenía la manía de inflarlos cuando estaba muy enojada.

—Pues, déjeme llevarla a la escuela—agarró su mano y la dirigió hacia donde estaba su auto.—Las damas primero—le abrió la puerta—Me excitas cuando te enojas y más cuando inflas tus cachetes—susurró en su oído.

—Si, ajam, y yo nací ayer, ni creas que ese cumplido hará que cambie de opinión—rodó los ojos.

—¿Qué?, siempre funciona—se quejó

—Pues ahora ya no.

Después de un gran recorrido por la ciudad, al fin, habían llegado a la escuela. Félix se bajó del auto para abrirle la puerta a su doncella.

—Espero y con eso me perdone, madam—Besó el dorso de su mano.

—Bueno, lo perdono señor caballero—le dio un beso en el cachete—tu también me excitas cuando me pides disculpa—susurró en su oído, junto con una sonrisa pícara.

—Ja ja, buena jugada Bourgeois—meneó las manos mientras se dirigía al auto.

Mientras con el rubio.

Adrien estaba platicando como de costumbre con Nino, cuando en eso desvío la mirada por un momento, vio bajar a una rubia del auto de su hermano, podría jurar que casi no la identificaba con su nuevo look si no fuera por esos ojos azules tan bonitos y penetrantes que tenía. Vio la acción de la rubia y no pudo evitar sentir celos por su hermano, con razón se levantó temprano pensó. Poco a poco vio como Chloé se hiba acercando esperando un abrazo de parte de la rubia, pero nada, esta solo se acató a ir al casillero donde estaban sus cosas.

—Lo siento Nino, al rato hablamos—se disculpó para ir corriendo hacia donde se dirigía la rubia.

Su casillero estaba abierto así que al momento que ella quiso cerrarla, él se adelantó, azotandolo con fuerza.

—Supongo que tu vas a pagar el casillero si lo llegas a romper—dijo sin indiferencia.

—¿Qué hacías con mi hermano?.

—Con permiso, las clases ya van a empezar—evadió la pregunta a propósito.

—No me has respondido a mi pregunta.

—Lo siento Agreste, pero esa respuesta es confidencial, así que, de manera amable te pido que te hagas a un lado porque voy a ir al salón—dijo con seriedad.

—No lo haré hasta que me respondas.

—Bueno, tu sabes cuanto tiempo no las vamos a pasar así.

—Bueno, supongo que no importa y voy con Marinette y le pido que sea mi novia—sonrió maliciosamente.

—Supongo que no, ya que es tu vida, puedes hacer lo que quieras con ella.

—Y supongo, que no importa si le digo a tu papá todo el mal que has causado en la escuela, cubriendote de cualquier pretexto.

—Supongo que no—lo prometiste Chloé, que jamás le harías daño a tu padre, que no lo molestarías con tus caprichos pensó—perdió una apuesta—se dignó a decir.

—Ajam, y por eso ¿tenías que acercarte a su oído de manera muy seductora?—acercó su nariz contra la suya.

—¿Y desde cuando te intereso?.

—Desde que te perdí, Chloé, nunca me había dado cuenta, pero te amo—poco a poco fue acercando su labio.

—Entonces sigue buscando a tu Chloé—lo golpeó con su pierna la entrepierna de Adrien.

—Auch.

—No soy una Zorra, Adrien, que eso te quede claro. Ocupaste el corazón de una Chloé caprichosa y algo tonta. La Chloé que ves aquí no es una tonta, que eso te quede claro, me voy.

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Y con esto señores damos por terminado el capitulo.





Nunca Fue Así [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora