¿Una cita?

169 3 1
                                    

Lunes por la tarde

Tikki salió del bolso de la chica cuando esta llegó a su cuarto y dejó sus cosas en el escritorio. La kwami mostraba evidentes signos de preocupación por ella.

- Marinette, no te pongas así. No me gusta verte de esa manera

La joven no lo aguantó mas y estalló en lágrimas. Tikki se encogió, sintiendo el dolor de su amiga y acercándose, se acurrucó en su hombro.

- Soy tan estúpida, Tikki –dijo entre sollozos- no puedo seguir fingiendo. Duele mucho.

- ¿De qué hablas, Marinette?

- Ya sabes de que hablo. De lo mismo de siempre. De mi incapacidad para hablar con... con...

- ¿Adrien? –adivinó la kwami con suavidad.

Al oír el nombre de su amado, de su tormento personal, su llanto aumentó de intensidad y su cuerpo cayó en la cama entre pequeñas convulsiones. Tikki la siguió y se quedó suspendida a varios metros de su rostro. Dejó que se desahogara con paciencia hasta que poco a poco los sollozos menguaron.

- Pensarás que no soy mas que una adolescente que pierde su tiempo con chicos y esas cosas –murmuró desolada.

- No, Marinette –susurro la kwami, acariciando su mejilla con su cuerpecito- eres una persona sensible que ama de corazón, no importa la edad que tengas.

- Lo amo, Tikki –sollozó suavemente- pero se que él no me ama a mi. Pero lo peor es que...

- Él si te ama, Marinette, solo que no sabe que eres Ladybug.

- ¿Y de qué me sirve? Llevo un año soportando ser Ladybug, sabiendo que él me ama pero como heroína, no como yo misma, como la torpe y...

- Quieta ahí –le pidió Tikki con firmeza y dulzura al mismo tiempo- Marinette, no sé cuantas veces te he dicho que Ladybug y tú sois la misma persona. Pero ese no es el tema. Tras esa máscara, te sientes segura y tu torpeza y timidez se van pero sigues siendo tú.

Marinette desvió la mirada. Por mucha razón que Tikki tuviera, no le servía para sentirse mejor. Su alter ego había robado el corazón del chico al que amaba, era como odiarse a si misma dos veces.

- Ojalá las cosas fueran mas sencillas...

- No deberías haber rechazado la oferta de Adrien.

- Lo sé... pero hago el ridículo siempre que estoy cerca de él.

Tikki suspiró con resignación. A veces su portadora era muy testaruda y poco razonable. No era consciente de la gran persona que era. Creativa, inteligente, dulce y buena con todo el mundo, y en el fondo tenia un carácter que sacaba pocas veces. Si ella supiera.

Miércoles

Un par de días después, cuando Marinette se sintió mas tranquila, le contó lo sucedido a Alya. La bronca no se hizo esperar pero siempre era lo mismo. Marinette le contaba sus quebraderos de cabeza con Adrien, Alya la escuchaba, la reñía y luego la intentaba animar para una próxima ocasión. Era rutinario y cansino. Su mejor amiga tenia buenos ojos para ella y siempre con optimismo, la ayudaba, o al menos intentaba, a que consiguiera sus objetivos. Sobre todo desde que estaba con Nino, hacían una pareja peligrosamente influenciable. Debía admitir que gracias a los dos, sus encuentros con Adrien eran mas frecuentes.

En clase de Historia, estaba tan ensimismada que casi se sobresalta cuando notó algo en su rodilla derecha. Intentando no llamar la atención, deslizó la mano hacia abajo y tocó algo que parecía papel. Era una nota. La tomó con cuidado y procedió a leerla, aprovechando que el profesor estaba copiando algo en la pizarra. El corazón le latió deprisa cuando reconoció la caligrafía de Adrien:

Hechos el uno para el otroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora