Marinette suspiró por enésima vez en aquella tarde. Le dolía la cabeza a horrores y le costaba concentrarse. Últimamente no dormía bien, el sueño la rehuía y sus ojos, castigados por el desvelo, se quedaban fijos en la trampilla, esperando algo... o alguien. Su malestar general y su continua apatía parecía no tener limites y eso le causaba enfado y descontento. Ella no era así, ese comportamiento no era propio de su persona, o al menos, no hasta ese punto. Debía reconocer que no había sido actuar correctamente, quizás su madurez no era suficiente para controlar aquella situación y el silencio de Adrien no ayudaba. No había recibido ni una llamada ni un mensaje de su parte y solo sabia de él únicamente por sus amigos. Estaba destrozada. Entendía que ella hubiera actuado mal pero no se había esperado que Adrien le guardara tanto rencor como para no comunicarse con ella. No sabia en qué pensar.
Sacudió la cabeza, ahuyentando esos tortuosos pensamientos y se levantó de la silla de su escritorio. Se cambió de ropa con desgana y se dijo a si misma que necesitaba tomar el aire. Sus padres estaban en la pastelería. Era perfecto para no ser sometida a un interrogatorio familiar. La luz del sol, débil y blanquecina por el reflejo de un cielo encapotado, cegó sus ojos momentáneamente. Empezó a caminar, acostumbrándose a la luz y a que sus piernas se movieran con mayor libertad. No tenia un rumbo concreto a donde ir pero su instinto la llevó hasta el parque. Se sentó en un banco y contempló su alrededor. Niños jugando en el otro lado del parque a la guerra de bolas de nieves, correteando sin parar entre risas, una mujer leyendo, un empresario hablando por teléfono y una pareja enamorada paseando. Una punzada de dolor atravesó su corazón. Como desearía estar así con su novio, cogidos de la mano, abrazados y riendo juntos. Se apretó mas la chaqueta a su cuerpo, rodeándose a si misma con los brazos y respiró con cierta dificultad por el frío que hacía. Un ladrido la sobresaltó y un husky siberiano trotó hasta ella, contento. Alzó las patas delanteras y las apoyó en sus rodillas. Marinette lo miró perpleja. Conocía a ese perro. Extendió una mano y acarició la cabeza del animal con suavidad. El husky le dio un lametón en la mejilla.
- ¡Oye! –se quejó con una risita contenida.
Su compañero, el otro husky, hizo acto de presencia con un trote ligero. Eso solo podía significar una cosa y eso provocó que todo su cuerpo se tensara. Alzó la cabeza para encontrarse a la peor persona posible. Logan estaba frente a ella, con las manos en los bolsillos de un polar azul y unos tejanos largos. Tenia esa estúpida sonrisa torcida en el rostro y parecía mas alto, lo cual le hizo darse cuenta del tiempo que llevaba sin verlo.
- Es una sorpresa verte por aquí –comentó el chico como si nada- ¿puedo sentarme?
Marinette quería echarlo de allí o sencillamente irse y dejarlo con la palabra en la boca. Aquel malnacido se había convertido en una pesadilla en muy poco tiempo. Era peor que cualquier akumatizado al que se hubiera enfrentado. Sin embargo, no tenia fuerzas para discutir o pelear con él así que decidió ignorarlo para prestar atención a los perros. Al no recibir respuesta, el joven no se movió del sitio y la observó detenidamente con ojos críticos. No tenia buen aspecto, su pelo recogido en coletas parecía descuidado y apagado, su piel estaba muy pálida y tenia ojeras profundas. Por un momento, su semblante cambió, volviéndose sombrío. La joven empezó a tiritar. Aquella ropa no era suficiente para aplacar el frío. Algo cálido y grande se posó en la espalda de la peliazul, sorprendiéndola y obligándola a girar el rostro para ver cómo Logan colocaba su abrigo encima de ella. Ahora estaba con una camisa térmica negra y la miraba sin decir nada.
- ¿Qué estás haciendo? –se atrevió a preguntar, desconcertada.
- ¿Mejor ahora? –respondió con otra pregunta y ella asintió- bien, ¿puedo sentarme?
Ella lo observó desconfiada pero no detectó ninguna emoción negativa ni dobles intenciones así que asintió, sin bajar la guardia. Logan le regaló una media sonrisa, diferente a su sonrisa habitual, y tomó asiento a su lado, a una prudente distancia. Blake y Niebla se acercaron a él y los acarició distraído. Hubo un tenso silencio.
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Hechos el uno para el otro
FanfictionLadybug y Chat Noir ya han pasado un año juntos combatiendo contra Lepidóptero. Un nuevo año escolar comienza. Como civiles, intentan conocerse mas. Adrien y Chat Noir aman a Ladybug sin importar su identidad, ¿qué pasará cuando Marinette descubra l...