Una charla reveladora

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Por la tarde, Marinette se presentó en casa de Adrien, algo nerviosa. No era la primera vez que estaba en esa gran mansión pero aquella vez era diferente. ¿Adrien habría hablado con su padre? Lo dudaba, todo había sido muy deprisa y no creía que la noticia fuese oportuna. Suspiró largamente antes de tocar al timbre. En el portero digital, apareció Nathalie.

- Si, ¿quién es?

- Soy Marinette –contestó la joven.

- Ah, si. Pasa jovencita

La puerta de rejas se abrió. Marinette cruzó la entrada y la puerta principal se abrió también. Un mayordomo hizo una reverencia.

- Buenas tardes, señorita.

- Buenas tardes –saludó con educación.

El sonido de los tacones de Nathalie la distrajo y se sujetó a su bolso, como tenia por costumbre.

- Buenas tardes, Marinette. El señorito Adrien está en el salón –le informó indicándole el camino con un gesto de la mano.

- Muchas gracias, es muy amable –dijo con una sonrisita.

Caminó por el gran vestíbulo sin dejar de maravillarse de la decoración y el lujo de aquella casa. Pronto sus oídos captaron voces provenientes del salón, seguramente de la televisión. Se asomó por la entrada con precaución y ahí estaba Adrien de espaldas a ella, acomodado en su gran sofá de cuero. Sonrió como una idiota al verlo y decidió darle una sorpresa. Se puso de puntillas y avanzó sigilosa. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, tapó sus ojos con sus manos, sobresaltándolo levemente.

- ¡Ey! ¿Quién...? –se apoyó en esas manos que le privaban de la visión y oyó una risita conocida- mmm... me pregunto quien será.

- ¿En serio no sabes quién es? –farfulló Plagg dentro de su chaqueta y haciendo acto de presencia- pues vas de listo por la vida. Se ha oído a kilómetros.

Marinette no lo aguantó mas y se echó a reír, separándose ligeramente de él.

- Eres un aguafiestas, Plagg –se quejó el rubio, reprendiéndolo.

- Tienes toda la razón, Adrien –lo apoyó Tikki saliendo del bolso de su portadora- en lo único que piensa es en comer.

- Pero no como cualquier cosa. Tengo un paladar muy exigente –se defendió el kwami gatuno con orgullo.

- Bueno, es propio de un gato, ¿no?. Comer, dormir, jugar, y comer otra vez –se burló la peliazul, recomponiéndose de la risa.

- Vaya, vaya, parece que alguien me entiende después de todo –le guiñó un ojo Plagg- ¿se puede cambiar de portador?

- ¡Plagg! –exclamó Adrien con indignación.

- No, gracias. Esa orejas de gato no me quedarían nada bien –le sacó la lengua.

- ¡Marinette! –la miró con los ojos muy abiertos. Tikki y Marinette se echaron a reír de los dos gatos y al final acabaron todos riéndose de la situación.

- Oye, ¿qué estabas mirando? –quiso saber la peliazul observando la gran pantalla de plasma con interés. Parecía una serie de dibujos animados y le sonaba de algo.

- ¡Ohh! Mientras te esperaba, pillé en un canal que echaban episodios de Pokemon –contestó el ojiverde con una sonrisa.

- Anda, me acuerdo de esto ¿De los antiguos? –apoyó los brazos en el respaldo del sofá cerca de donde estaba Adrien sentado.

- Si, da nostalgia, ¿verdad?

En el episodio, Ash y sus amigos viajaban al próximo gimnasio pokemon. Y por el camino, algo parecido a un pradera con granjas, se encontraron con el Team Rocket disfrazados de dos humildes viajeros con ropas de piel.

Hechos el uno para el otroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora