Mr. Magicien (Parte 1)

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Los siguientes días que sucedieron hubo un gran revuelo en la ciudad. Varios rumores se propagaron en Paris por la inminente llegada del gran mago Lucien, conocido en media Europa y parte de Estados Unidos. Se celebraría un gran espectáculo bajo la Torre Eiffel y el alcalde lo recibiría en su gran palacio.

La clase entera tuvo que aguantar el monólogo continuo de una Chloe eufórica y zalamera por el inmensurable honor de recibir a tal celebridad, que si conseguiría su autógrafo, una demostración mágica, su afecto, bla bla bla. Definitivamente, la pobre hija del alcalde (nótese la ironía de "pobre") solo vivía de presumir de su vida y sus innumerables encantos femeninos.

- Me pregunto si algún día Chloe dejará de hablar. Sus cuerdas vocales son de hierro –protestó Alya tapándose los oídos.

- No sé como no tiene nódulos –asintió Marinette con un resoplido.

- ¿Farfullabas algo, enana envidiosa? –se mofó la rubia con malos humos.

- Déjame en paz, Bourgeois –le contestó la peliazul con fingida calma.

- A mi no me contestes, perdedora. Mi padre...

- ¡Chloe! –interrumpió la voz inconfundible de Adrien, entrando en clase.

- ¡Adrien! ¡Mi querido Adrien! –exclamó Chloe, cambiando bruscamente de humor y abalanzándose sobre el modelo- ¿me buscabas, cielo? Oh, claro que si, pues aquí estoy, mi rubio.

Con infinita paciencia, Adrien se la quitó de encima suavemente y la rubia hizo pucheros.

- Pídele perdón a Marinette

- ¿A esa? –la señaló con desprecio- pero si no he hecho nada, querido. Además tengo que decirte que estás invitadísimo a mi palacio para ver... ¡al gran Lucien! –exclamó saltando de alegría.

- No pienso ir contigo a ninguna parte –replicó con seriedad

- Oh, claro que si, amor mío. Mi padre me ha dicho que tienes una sesión de fotos programada por tu querido padre, así que estaremos juntos –se colgó de su brazo y le dio un sonoro beso en la mejilla que el chico no pudo evitar y se marchó a su asiento.

Adrien hizo una mueca y agradeció que se fuera. Se restregó la mejilla manchada de pintalabios. Marinette presenció la escena entera y se encogió en su asiento, intimidada. No era la primera vez que veía ese tipo de escenas pero no podía evitar sentirse pequeña. Pero cuando el chico se acercó a ella y la miró con una sonrisa, se olvidó de lo que había visto y sonrojada, lo saludó con un "buenos días". La profesora de Química llegó y la clase comenzó.

Sábado por la mañana

El mago Lucien llegó en avión a Paris por la mañana. Lo acompañaba su hermana Sonia y su ayudante personal. El mismo alcalde lo recibió en la entrada.

- ¡Monsieur Lucien! Bienvenido a Paris. Es un gran honor –lo saludó efusivamente.

- Muchas gracias, señor alcalde. El placer es mío –le devolvió el saludo con una leve reverencia de cabeza.

Era un atractivo joven de veinticinco años aproximadamente. Era un poco mas alto que el alcalde, su pelo era corto y rebelde, aunque moderno y de un negro intenso, y sus ojos eran de un vivo azul. Una cuidada y sutil barba cubría su mandíbula y su barbilla. Su atuendo era informal y pasaba desapercibido. Unos vaqueros, una camisa blanca y unas zapatillas deportivas.

- ¡Yuju! ¡Monsieur Lucien! –lo llamó una muy coqueta Chloe bajando las escaleras hacia el mago.

El joven frunció el ceño. ¿Quién era aquella jovencita? El alcalde sonrió orgulloso mientras su hija se aproximaba a ellos caminando con su encanto natural.

Hechos el uno para el otroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora