A.U: viejos recuerdos

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Boruto y Sarada no eran los más cariñosos, más bien ambos eran unos tsuderes sin arreglo pero para los dos no importaba como eran las cosas, pues funcionaban de igual forma, con tan solo estar juntos, era suficiente, por tanto que la azabache se estresara con las estupideces del rubio y por tanto que el uzumaki se fastidiara con los regaños de su compañera, siempre se les veía juntos, ya sea peleando o pasando el tiempo

Sarada: kami-sama

Suspiró con cansancio la azabache

Sarada: te dije que tuvieras cuidado

Le reprocho al ojiazul frente a ella

Boruto: fue un accidente ¿ok?

Boruto hizo un puchero de puro fastidio, su compañera ya llevaba más de diez minutos regañandolo en aquella pequeña sala de enfermería y él sentado en un banquito escuchando los reproches de Sarada, callado, como si fuera un niño

Sarada: tu y tus accidentes

Volvió a suspirar, Sarada vendaba la muñeca amorotonada del rubio ¿la razón? Ambos habían ido a la biblioteca de su escuela para buscar un libro que necesitaban, el cual había estado ubicado en una repisa bastante alta en uno de los tantos estantes, el uzumaki con su fanfarroneria se nego a buscar algun banco para alcanzarlo y al querer alcanzarlo saltando, algo salió mal y varios de los libros en las repisas se le vinieron encima por culpa del ojiazul, sin embargo, gracias a este mismo Sarada salió ilesa pues boruto la cubrió con su propio cuerpo para que nada le pasase y eso era algo que Sarada agradecía.

Así era Boruto, por tantas estupideces que cometiera siempre tenía buena intención al momento de hacer una acción, aunque siempre le salen mal, pero de todas formas eso era algo que la uchiha apreciaba, el buen corazón que tenía Boruto, lastima que era opacado por su idiotez

Sarada: suerte que no tengas tantos moretones

Sarada estaba concentrada en atender los golpes en el cuerpo de su amigo y boruto solo la veía con atención. Sarada era la que se encargaba de siempre velar por el bien del uzumaki, se preocupaba bastante con él aunque no siempre lo diga en voz alta, por eso era que se la pasaba regañandolo, era la pequeña voz de la razón que ponía a raya cada una de las locuras que se formaban en la cabeza del ojiazul y si no podía pararlo, trataba de cuidarlo y viceversa pues boruto al ver que Sarada estaba a su lado, al hacer alguna cosa si algo sale mal, protege a la azabache lo más que puede, justo como en la biblioteca y muchas otras situaciones, ambos se cuidaban mutuamente y se divertían, así como también se preocupaban el uno por el otro, se trataban con bastante cariño de vez en cuando

Sarada: ya esta

Anunció cuando ya había terminado de tratar a boruto

Boruto: bien

El rubio se acomodó bien el uniforme y se levantó, la hora de la salida ya había pasado hace rato

Boruto: vamos a comprar unos helados

Propuso de pronto y la pelinegra se apresuró en pararlo

Sarada: no vengas con tus idioteces, te hiciste daño así que mejor te llevó a tu casa y descansas

Boruto: pff deja el dramatismo que no es para tanto, vamos, no tengo ganas de ir a mi casa, prefiero pasarla contigo

Sonrió radiante y le extendió su mano a Sarada, invitandola y la verdad era que esta no logro resistirse a esas palabras, bufo con hastio y cansancio para tomar la mano del contrario

Sarada: pero luego iras directo a tu casa

Boruto: hecho

Y se fueron de la mano, era algo que no les avergonzaba pues desde muy pequeños solían ir así, tan juntos, cualquiera que los viera diría que es una joven pareja y quizás no se equivocaban...

🌌🌌🌌

Terminó la uchiha de contar el pequeño fragmento de la historia a su nietos

Minato: el abuelo siempre terminaba de convencerte

Río el pequeño pelinegro de ojos celestes, uno de los nietos de Sarada y Boruto

Sarada: si, así era, ya les conte así que ¿porque no se van a jugar y me dejan descansar un rato?

Pidió y los chiquillos solo obedecieron, Sarada enbozo una pequeña sonrisa y giro la cabeza a su lado, sentado junto a ella en el sofa estaba su viejo marido, Boruto se había quedado dormido sentado un poco después de que Sarada les contaba el pequeño recuerdo a su nietos, la ojionix solo pudo negar con la cabeza divertida, en su juventud habían pasado por tanto juntos, habían hecho su vida, habían formado su propia familia y tal y como prometieron el día de su boda, ambos habían envejecido juntos, ahora lo único que les quedaba era ver a sus queridos nietos juntos hasta que la muerte los llegase a separar para luego reencontrarse de nuevo en la otra vida, así sería, rescosto la cabeza en el hombro de su esposo y durmió junto a él.

Fin

{🌺Borusara🌺} One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora