cap 11

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Seis meses después.

A los siete meses de embarazo de Ciel, todo era tranquilidad, por un lado extrañaba sus armas y su trabajo, pero por otro lado deseaba tener a los pequeños entre sus brazos, ser la mejor madre para ellos y pasar la vida con el hombre que amaba.

Por otro lado, desde que defendió a Rin, jamás nadie la volvió a molestar, al parecer las patadas de Ciel aún eran fuertes aun cuando estaba en cinta.

Cierta mañana, un pequeño dolor despertó a Ciel, pero al ser uno pequeño, decidió no hacerle caso, sin embargo lo había despertado, vio a su amado dormir con la cara más feliz que podía mostrar alguien que se encontraba en los brazos de Morfeo y el también sonrió. Se levantó y se dirigió al baño para tomar una ducha.

Cuando salió, de nuevo ese dolor lo invadía pero ahora aún más fuerte que la primera vez. Al escuchar que el menor se quejaba, cierto alfa despertó abruptamente, pero el baño estaba cerrado y no pudo entrar al auxilio de su pareja.

─ ¿estás bien? ─pregunto algo preocupado, ya que eran tres personitas de las que se tenía que hacer cargo ahora.

─si, solo creo que... algo nos cayó mal. Pero en un momento salgo. ─el dolor regreso una tercera vez justo cuando abrió la puerta del baño, solo que esta vez era realmente insoportable y en ese momento supo que no era un mal estomacal, si no que el parto se había adelantado y que debían apresurarse.

En el hospital.

No dejaban pasar a los alfas a la sala de partos porque la mayoría terminaban desmayados al ver la labor que se hacía para que sus pequeños cachorros viniera al mundo, lo cual a los doctores les dificultaba el trabajo, pero a pesar de que Ciel estaba en labor de parto, jamás el alfa sintió miedo, angustia o alguna emoción negativa por parte de su omega que, a pesar del dolor, se mantenía tranquilo.

Claude y Trancy estaban ahí, viendo como cierto alfa era un manojo de nervios. Intentaron calmarlo muchas veces, pero no pudieron, no se escuchaba ningún ruido y eso lo ponía aún más nervioso. Sus cachorros, su pareja, ¿estaban bien? ¿Estaría pasando algo malo?

─ ¡Qué pasa haya adentro! ─decía desesperado Sebastián, su cabellera negra estaba totalmente suelta ya que de los nervios se había quitado la cinta que lo sujetaba.

─ya calmate... todo saldrá bien. Sabes que las malas noticias corren rápido. ─decía Claude mientras Trancy estaba igual o peor que Sebastián. Tanto así que no podía pronunciar palabra ni moverse de su lugar.

─ ¡tú crees! ¡Dímelo cuando estés en mi lugar! ─decía desesperado y sudando. En una de esas tantas veces que pasaba por la puerta de aquella sala de partos, se escuchó el llanto de un bebe, aquel alfa se quedó paralizado al escucharlo y minutos después, se escuchó el que seguía, el cual era más fuerte y un poco más grave que el primero. Seguido de esto, se escuchó el rechinar el pomo de la puerta que mostraba que alguien iba a salir.

Tanaka informo sobre el estado de los bebes y de la madre. ─felicidades, tuviste a dos sanos bebes. Dos pequeños alfas. Sebastián no puedo esperar más y entro a la habitación, viendo como la madre y los angelitos dormían ahora. Se quedó acostado en el sillón esperando a que tanto la madre como los cachorritos despertaran. La hora de la comida había llegado para ellos y su madre aunque estaba cansada, con todo el amor del mundo les dio de comer, esperando a que su amado no despertara y viera aquella escena, ya que le daba algo de pena que lo viera de esa forma.

Tal parecía que el que hubiera estado en labor era cierto alfa, porque nada de lo que hacía el omega hacia que se despertara su pareja. Los bebes volvieron a quedar satisfechos y se volvieron a quedar dormidos, así que Ciel también aprovecho para poder dormir otro poco, unas horas ms tarde, llego la enfermera para llevarlos a los cuneros y así dejar descansar a la nueva madre un poco más. Se acurruco en la cama y se quedó profundamente dormido hasta la mañana siguiente.

amor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora