En una mañana, cierto omega despertó con la idea de querer ser parte del negocio de su novio, le hai ilusión hacer armas para el en caso de que las llegara a necesitar o simplemente para venderlas, ya que ese era su especialidad, tráfico de armas.
Al escuchar la propuesta cierto alfa no le pareció nada, ya que no quería poner a su pareja en peligro y menos por algo tan banal como el dinero. Aunque en ese medio valía mucho. El oji-azul insistió mucho pero sin obtener resultados, no cabía duda de que sebas-chan adoraba y amaba a su omega pero a pesar de Ciel, lo sobreprotegía demasiado.
Ese mismo día por la tarde, las alfas habían invitado a sus respectivas parejas a cenar en su casa, cosa que era la primera vez que sucedía y ambos omegas estaba emocionados. Pasaron todo el día de compras después del desayuno, para volverse a encontrar con sus parejas por la tarde.
Habían comprado de todo, derrocharon dinero como no lo habían hecho en mucho tiempo y cometieron varias travesuras, ya que sabían que en territorio de los alfas, cosas... raras podían pasar, solo que no los iban a tomar desprevenidos.
Entraron a una tienda muy mona, en donde vendían cierta ropa provocativa para omegas que deseaban pasar bien la noche con sus parejas. Una de las vendedoras se acercó y les ayudo a escoger ropa que a la vista inmediatamente se sabía que no dejarían nada a la imaginación.
Después de aquella mañana de compras, llegaron a casa, se ducharon y decidieron no usar supresores, ya que escolta de sus parejas llegarían por ellos y con lo posesivos que se habían vuelto se aseguraron que fueran betas quienes conformaran aquella escolta.
─preparate por cualquier cosa Trancy, ya sabes que no falta el idiota que le gusta interrumpir las veladas y en casa de ellos es difícil que se estén en paz.
─tienes razón y menos siendo parejas de unos mafiosos tan guapos como ellos.
Después de esas palabras, escucharon la limosina que llegaba por ellos, en verdad los alfas habían cumplido sus advertencias, todos los de la escota era betas. Bajaron las escaleras con una pequeña maleta que era donde guardaban las travesuras que habían comprado en aquella tienda y comenzó el recorrido hasta llegar a la mansión de aquellas alfas.
Al llegar a la gran casa, se quedaron algo sorprendidos y ya que no la recordaban de esa forma, pero lo que pasa, es que las alfas mandaron a adornar y a arreglar la casa para cuando sus parejas llegaran y vieran todo hermoso.
─bienvenidos. ─decían los alfas al ver bajar a sus parejas de aquella limosina.
─gracias. ─dijeron educadamente los omegas mientras encargaban a escondidas sus pequeñas maletas y que las dejaran en la habitación de aquellos caballeros.
Por lo pronto habían pasado la velada sin inconvenientes, la cena estaba sirviéndose y cada uno se encontraba muy cerca del otro dándose de vez en cuando caricias que hacían despertar ciertos pensamientos en cada uno de ellos.
Comieron e incluso llegaron al postre y... comenzaron a pensar en otro, tipo de postre, pero todo eso se terminó al escuchar disparos.
─al parecer esos bastardos cumplieron su promesa. ─decía Claude al escuchar la rudeza con la que se estaba llevando una guerra bélica afuera.
─si, al parecer sí. ─suspiro el alfa de ojos cafés cuando escucho todo aquello.
─ ¿de qué hablan ustedes dos? ─pregunto Ciel viendo a los dos alfas.
─del negocio que fuimos a hacer, por el cual desgraciadamente te deje solo cariño.
─ ¡oh! entiendo. Supongo que hay que empezar a salir... ─sus palabras fueron interrumpidas ya que una Granda entro por la ventana rompiendo el vidrio. Cuando paso la explosión, Ciel se dio cuenta del tipo de armas que estaban tratando aquellos mafiosos idiotas que se habían tomado la osadía de arruinar su noche.
Saco una Granda un poco extraña, más bien, parecía esfera de navidad, incluso el líquido era dura de color dorado tornasol que parecía inofensivo.
─esas deberías usarlas al último hermano. ─decía el omega de ojos claros cuando vio aquella acción de su hermano.
─traigo de sobra, aparte, tengo una sorpresa que nadie se espera. Nadie se atreve a molestar a mi pareja y a mí en una noche como esta. ─lanzo aquella esfera, la cual al estar en el aire, se transformó en una metralleta redonda, solo que lo que soltaba era ese líquido que con tan solo tocarlo, tenías quince minutos para tomar un antídoto que por obvias razones Ciel aún no diría que trae en su poder. ─ ¡mira Trancy! ¡Se revuelcan como los cerdos que son!
─ ¡wow! ¡Quiero lanzar una! ─decía el alfa de ojos cafés como si fuera dulces lo que traía su omega.
─no. ─decía en tono juguetón.
─ ¡¿Por qué no?! ─replicaba aquel alfa.
─porque no me dejas trabajar contigo. ─menciono cierto omega haciéndose el indignado.
─lo hago para protegerte aunque... veo que no lo necesitas mucho. ─dijo mirando como había dejado a los idiotas de allá afuera. ─está bien. Los dejaremos trabajar con nosotros... pero con una codician.
─ ¿Cuál? ─preguntaron al unísono los dos omegas.
─que vivan aquí, con nosotros. Donde los podamos ver todo el tiempo.
─ ¡trato hecho! ─debido a que ese líquido había acabado con más de la mitad de los hombres que habían enviado a liquidar a los alfas se tomaron el tiempo de enseñarles a sus parejas como se usaban aquellas esferas, para cuando se aproximaba el resto de aquellos mafiosos ellos ya sabían usarlas y las lanzaron con gran destreza directo a aquellos sujetos.
─ ¡bien hecho cariño! ─el oji-azul felicito a su pareja y así, terminado aquel día.
La verdad era que cuando llegaron a sus habitaciones, no tenían ganas de nada, tuvieron que ir a recoger la maleta a la habitación de sus parejas antes de que se dieran cuenta, darse un baño e ir a la cama.
Nos vemos en la próxima...
Hola a todos. Espero que les esté gustando la historia. A decir verdad en este capítulo no estaba muy inspirada pero créanme que trato de dar lo mejor de mí en cada uno de los capítulos. Los quiero mucho

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amor inesperado
Fanfictiondisfruten de una historia con mucho drama y lindos alfas. En especial sebastian y ciel phantomhive.