Capítulo 17

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>Día 4<

La mañana asomaba tras la ventana y el viento invernal con olor a cedro impregnaba la estancia completa.

El castaño se acomodaba entre las cobijas dando una vuelta, cuando la gravedad le hizo una mala jugada y cayó de espaldas al suelo.

-¡Ugh!- Se quejó al impactar contra el piso.

Permaneció unos minutos sin movimiento, más no pudo conciliar el sueño en ese estado, por lo que se vio obligado a levantarse.

-Mmm... que dolor- Se estiró un poco mientras su mirada se aclaraba haciéndole preguntarse ¿cómo diablos iba a poder levantarse de allí con una pierna fracturada?.

-Carajo- Bufó irritado.

Se apoyó en la cama con un brazo, sosteniéndose en el otro mientras doblaba su pierna útil y se impulsaba hacia el colchón.

-Uff...- Suspiró aliviado al caer sobre las cobijas rebotando sutilmente.

Cerró los ojos y analizó un momento, estaba en una casa de campo prestada y Capricornio salió a buscar a los desaparecidos de Acuario y Virgo.

Se sentó a la orilla de la cama bajando las piernas para aferrarse a sus muletas, que estaban recargadas en la pared y salir de allí.

• • •

-Mm... ñam am...- Balbuceaba Acuario tonterías incomprensibles al acurrucarse entre las sábanas.

Se encontraba abrazado con brazos y piernas de una almohada, mientas que sentía en su rostro una textura muy suave.

Estrujó entre sueños la almohada palpando una superficie dura.

-Ah- ah-¡Achu!- El moreno abrió sus ojos repentinamente, encontrándose sumergido en un sedoso cabello rubio con un agradable aroma.

Así, al moverse un poco, se percató que su supuesta almohada no era nada más y nada menos, alguien.

Aún adormilado, palpó el cuerpo a su lado para asegurar que era una persona. Aries seguramente.

-Mmm...- Escuchó en tono ronco la respuesta a sus movimientos.

-Hola princesa...- Le susurró al oído divertido, esperando una reacción de la chica.

-¡Ay cabrón!, ¡princesa ni madres!- Repentinamente, la persona a la que abrazaba dió un largo salto, alejándose de la cama.

El acuariano confundido se destapó, sentándose rápidamente en el colchón, quedando anonadado al notar quien era en realidad la persona que dormía con él.

-¡Tú!- Se aterró al adivinar a quien justamente le había llamado princesa.

-Pendejo, ¿qué te pasa imbécil?- Gruñía nada más y nada menos que Leo, estando parado en medio de la habitación únicamente vestido con ropa interior.

-¿Pero qué?, ¿cómo llegué aquí?- Posó una mano en su frente dándole un masaje.

-¿Qué haces aquí?- El rubio se cruzó de brazos.-Eso no importa, ¡largo!- Gritaba el león hecho una furia al analizar lo ocurrido.

-¡No lo sé!- Extendió los brazos al aire.
-¡Pensé que eras Aries!- Explicó el moreno totalmente fuera de lugar.

-Sabes que, sal de aquí- Señaló la puerta. -Solo, ¡fuera!-

-Okey perdón, los dos estamos confundidos ¿si?- Trató de tranquilizar al león mientras se quitaba la cobija de encima.

El de ojos avellana los fulminó con la mirada haciendo que este saliera despavorido.

Contando Estrellas [Zodiaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora