Capítulo 16

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Capítulo 16.

Jadeé mirando la pantalla del celular e intentando recuperar mis sentidos. ¿Amigo? ¿Qué demonios? ¿Era él quien me había aventado de la pendiente? ¿El... anónimo estaba de vuelta?

-¡Skylar!...

Cuando parpadeé, las luces brillantes y débiles de la claridad se deslizaron por entre los árboles, y debajo de la pendiente, unos metros por delante de mí, personas se habían parado a observarme, murmurando entre sí. Un momento después, unas manos fuertes tomaron mi cuerpo por debajo de mis brazos, ayudándome a sentarme, y un perfume varonil dulce llenó mi nariz.

-Dios mío -murmuró, tocando suavemente por encima de mis mejillas, de donde brotaba el líquido pegajoso. Una punzada se deslizó por todo mi cuerpo, y gemí. Yo estaba prácticamente hiperventilando por lo que acababa de pasar... y a quién acababa de ver.

Las esquinas de la boca de Harry bajaron con ansiedad, y gotas de sudor punteaban su frente. Sus manos estaban temblando y había rastros de mi sangre y lodo en ellas. Sus pantalones ajustados negros estaban sucios de lodo en las rodillas, y sus cabellos tenían pequeñas hojas atrapadas.

-¿Estás bien? ¿Qué pasó?

Sus ojos verdes esmeralda se habían oscurecido. Mi pecho tomó aire y lo solté. Los arañazos en mi piel por las zarzas palpitaban, y luego ardían cada vez que me movía.

-Alguien... me empujó -susurré, mi voz temblorosa.

Sus cejas se inclinaron con furia hacia delante, y sus ojos se oscurecieron aún más.

-¿Uno de esos imbéciles que pasaron?

Sacudí la cabeza, todavía resultándome difícil tomar aire. La risita hacía eco en mis oídos. Podía sentir la presencia de alguien más mientras escuchaba los murmullos horrorizados de la gente, que aseguraban que Harry me había empujado, y otros que yo lucía ridícula. Sentía que alguien estaba inminentemente cerca, mirando. Harry se dio cuenta de mi temor, y me tomó entre sus brazos, alzándome con fuerza.

-Vámonos de aquí -murmuró, y terminó de bajar la pendiente conmigo en brazos, deslizando sus zapatos por el lodo y las ramas.

-Escuché que sobornó a los policías -murmuró un anciano en el oído de una jovencita.

-Ella de seguro es su rehén -susurró una chica más o menos de mi edad en el oído de un chico larguirucho que entrelazaba sus dedos con los de ella. Rodé los ojos y desvié la vista, en brazos de Harry. Las heridas cubiertas de lodo y sangre me ardían, y sentía como que mi cuerpo había sido la pelota de entrenamiento de un grupo entero de fútbol americano.

Harry me apoyó en su motocicleta, sentándome y sosteniendo mis brazos alrededor de su cuello. A tientas, sacó el teléfono de su bolsillo y marcó un número fugazmente. Pasaron varios segundos de agonía y silencio, hasta que una vocecilla resonó en los parlantes del iPhone de Harry, y él asintió.

-Ven lo más pronto que puedas -espetó. Seguidamente, cerró la llamada y deslizó el teléfono en sus pantalones. Se acomodó junto a mí, quitando con sus dedos el lodo de mi rostro y tocando mi temperatura con el dorso de su mano cálida.

-Nena, ¿sabes quién te empujó? -insistió. Su voz salía en gruñidos. Tragué saliva nerviosamente.

-Y-yo, no lo sé... -tomé aire. Necesitaba mi inhalador. -Esperaba por ti en la pendiente. Y alguien muy fuerte me empujó por detrás. Cuando estuve abajo y miré hacia arriba, h-había alguien en la cumbre de la pendiente. Pero no pude reconocer quién era. Apenas vi su contextura.

-¿Enviaron algo? -prosiguió. Asentí, y le entregué débilmente mi teléfono, con la mano temblorosa. Harry lo tomó con una mano, y leyó el texto. Su rostro fue demacrándose aún más, y apretó el teléfono antes de deslizarlo en mi bolso, que colgaba del manubrio de la motocicleta.

-T-tiene otro nombre, ¿verdad? -lloriqueé, las lágrimas punteando en los extremos de mis ojos. El pánico apoderándose de mí. -¿Es él?

-Shhh -me tranquilizó. -Está bien.

-E-está aquí -dije nerviosamente, escaneando a mi alrededor. Pero no había nadie. -¡Él está aquí, lo juro! ¡Yo lo vi!

Cuando intenté dar un salto para bajarme de la motocicleta, un relampagueo de dolor y estremecimiento pasó fugazmente por mi cuerpo, y chillé. Harry me devolvió al asiento de cuero con sus brazos y me acunó en ellos. Su respiración era agitada e irregular, muestra de que quizá él estuviera intentando ocultarlo. Sus risos hicieron cosquillas en las esquinas de mi rostro cuando apoyé mi cabeza en su pecho, rindiéndome, y él apoyó suavemente su barbilla en mi cabeza.

-¿Te duele algo? -inquirió con voz serena. Su corazón retumbaba bajo mi oído.

-Todo -grazné. El barro en mi rostro y en mis brazos comenzaba a picar, y las heridas en mis brazos, cara y cuello se sentían húmedas y pegajosas. Mientras Harry me acunaba en sus brazos protectores y cálidos, seguí mirando a todas las direcciones, jurando que todavía escuchaba esa risilla espectral ondeando en el viento.

Regresaste (Lost 2T)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora