Capítulo 8 ''Hace falta ser muy valiente para reconocer que fuiste un cobarde''

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Capítulo 8.

"Hace falta ser muy valiente para reconocer que fuiste un cobarde".

Di un sorbo de la cerveza helada, apretando los párpados debido al ardor, y suspiré con amargura, asimilándola. Si seguía bebiendo mientras esperaba a que Amy terminara de divertirse por toda la habitación con Matt y esos chicos, yo iba a llegar borracha a casa, y con resaca a la Universidad. El estéreo ahora reproducía una fuerte canción de rap hardcore, y la gente bailaba alrededor, casi agitando sus ropas interiores al aire mientras se meneaban. Por los momentos, la mayoría estábamos vestidos.

Miré hacia atrás, apoyada en la barra de la sala, y vi a Amy en brazos de Matt. Volteé de nuevo, y bebí otro sorbo de la cerveza. Sentí la mirada punzante de Harry en mí, pero lo ignoré.

-Me pareció escuchar que estás en la Universidad -comentó, haciendo círculos en la boquilla de la botella de su cerveza, mientras sus ojos esmeralda me miraban con ese brillo singular en sus ojos.

-Ya te has pasado por ahí un par de veces -me reí, frotando el cuerpo de la botella con ambas manos y él asintió, riéndose entre dientes.

-¿Qué estás estudiando? -inquirió con curiosidad.

-Um -tragué saliva. -Periodismo.

-Fantástico -dijo, riendo y mirando su botella. -Yo... um, en verdad siempre esperé que estudiaras algo interesante.

Hice una pausa, evaluando su expresión. -¿Crees que lo he logrado?

Esbozó una adorable media sonrisa. -Seguro.

-¿Y-y tú? -titubeé, no muy segura de que la pregunta estuviera bien. -¿Vas a estudiar algo?

Años atrás, él me había dicho que quería estudiar Medicina, pero que la vida que él llevaba nunca se lo permitiría. Y, mirando a mi alrededor, supongo que él tenía razón.

-No importa -rió brevemente, y luego su expresión se volvió triste. Sus dedos acariciando la botella y su mirada perdida en la mesa. De pronto, la música ni siquiera me importaba tanto, y su mirada cansada era tan de niño como antes. Yo, incluso más que nadie, sabía que Harry tenía su lado humano. Él tenía sueños, después de todo. Quería ser médico, no un criminal. Quería salvar vidas, no acabar con ellas. Quería formar una familia, no destrozar la que ya tenía. Él no quería ser como los otros.

-Sí importa -repliqué en voz tan baja, que creí que no me había escuchado. Pero él mantuvo su expresión seria, y no giró la vista, como si quisiera escuchar más. -A mí me importa.

-¿Por qué te importaría mi vida? -replicó, fijando su mirada en mí, y humedeció sus labios. Rió con cinismo. -Tú tienes una propia, después de todo. No tienes... motivos para cambiar nada.

-Sí que tengo -respondí rápidamente. -Y sí que me importas. Harry, tú... tú aún me importas. Nunca dejaste de importarme ni por un segundo.

Su mirada se desvió hacia otra parte por un nanosegundo, y él humedeció sus labios. A continuación, se levantó de la silla y me tomó de la mano.

-Vamos -me jaló suavemente, y yo lo seguí. Salimos de la casa, y el aire fresco de nuevo inundó mis pulmones. Se sentía raro estar afuera luego de haber pasado horas inhalando humo de cigarrillo, sudor y pipa de vapor de agua. La mano de Harry apretaba la mía con firmeza, y pronto nos alejamos de la gente y la música, hacia la parte trasera de la casa.

El moho se extendía espesamente por las paredes desvencijadas, y el aire era una mezcla de humedad y humo. Finalmente, él se detuvo y sonrió, mirándome a los ojos.

-¿T-tú también pensaste en mí? -titubeé. El solo hecho de su presencia ya me ponía nerviosa.

-Cada segundo -respondió con voz profunda, acercándose con pasos lentos. Sus dedos acariciaban los míos, y viceversa. Mi corazón latía fuerte dentro de mi pecho.

-Te extrañé, Harry -admití.

-Y yo a ti -susurró. Él tocó la parte interna de mi muñeca. Se sintió electrizante. Mantuvimos contacto visual por unos momentos, mientras acariciaba mis dedos levemente, como un soplido débil del viento.

-¿Por qué me rechazas, Sky? -preguntó con voz sombría. Sin embargo, sus ojos estaban entrecerrados con dolor. Desvié la vista. Era incluso una pregunta que yo misma me había estado haciendo.

-Yo... -me corté. -Yo... No quise aceptar que te quedaste parado ahí mientras tu mundo se desmoronaba.

Mi voz era débil, pero su cabeza seguía gacha, y sus ojos verdes me miraban con intensidad y atención. Sus labios en forma de corazón estaban unidos fuertemente, como con pegamento.

-Lo siento -susurré, ahogando un sollozo. Él guardó silencio, y creí que incluso iba a alejarse, pero sus dedos volvieron a hacer contacto con los míos.

-Skylar -me llamó, y los dedos de su otra mano empujaron mi rostro suavemente hacia arriba, incitándome a mirarlo. Sus ojos eran vidriosos y brillantes. -No tienes por qué disculparte.

Me incliné, y Harry deslizó sus brazos alrededor de mi cintura. La multitud comenzó a gritar, y la música se escuchaba más cerca, pero no nos separamos. Respiré su picante y jabonoso aroma, mi pulso en mi garganta. El hueso de su cadera presionaba contra mi cintura. Podía sentir su liso y duro pecho debajo de su camisa. Algo se agitó en mi interior, llenándome de calor. Cuando él se agachó para besarme, fui golpeada por la sorpresa. Pero el beso se sentía tan bien, tan correcto, que no pude evitar devolvérselo.

Entonces nos separamos, mirándonos a los ojos. Yo estaba sorprendida, pero su expresión era apacible y tranquila. Su respiración era calmada, y su cuerpo protegía el mío como si fuese un castillo de hierro. Sus ojos verdes ardían.

Él me empujó levemente contra el muro de la casa y empezó a besarme con fervor. Yo le correspondí el beso, saboreando su piel dulce, tocando los fibrosos músculos de sus brazos. Enterrando mis brazos debajo de su camisa blanca holgada.

No me sentía tan llevada por algo desde hacía tiempo.

Él introdujo su lengua dentro de mi boca, y yo lo dejé entrar. Sus labios sabían muy dulces, como si hubiese tragado un litro de chocolate en vez de uno de cerveza. Jadeé ante el contacto repentino de sus manos por mis pechos. Él había levantado mi camisa y tanteaba en mi espalda por el sujetador. Pero entonces besé su cuello y él jadeó roncamente, haciendo que sus manos descendieran por mi espalda.

Finalmente, ambos nos separamos, jadeando.

-Wow -susurró sin aliento. -Esto es... una locura.

-Lo sé -respondí, apenas metiéndome en el momento.

-No puedo dejarte ir esta vez -murmuró muy cerca de mí. Me removí, incómoda, alejando mi rostro del suyo al darme cuenta de lo que acababa de hacer. Yo había sufrido mucho, por no decir que toda mi vida se había desmoronado. Yo no quería sufrir otra vez.

Él giró mi rostro hacia él con uno de sus dedos sonrojados, y sus ojos brillantes ahora se encontraban oscuros.

-Sky -murmuró. -Todo estará bien.

Regresaste (Lost 2T)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora