Capítulo 22

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 Capítulo 22.

...

Harry's POV:

Siete días de mierda. Sin embargo, me negaba a llamarla, eso sólo haría que ella se molestara incluso más. Las chicas son tan confusas como eso. Quiero decir, si te preocupas, se enojan, pero si no lo haces, igual se enojan. ¿Cuál es el punto, entonces? ¿Salir de fiesta con tus amigos, tirarte a alguna prostituta, beber y luego llegar y ver porno? Tentador, si yo fuera un gilipollas, pero no lo era. O al menos no quería convertirme en uno.

Pero ella tampoco se había molestado en llamar. Quizás sentía lo mismo que yo. Quizás estaba realmente molesta. O quizás yo sí era un pendejo. Todo lo que sabía, era que ambos éramos un par de orgullosos de mierda que prefieren mantener su ego que estar juntos.

O quizás yo sólo preferí caminar por ahí, alrededor de su Universidad, en vez de ir a su casa y estamparle un beso.

Tal vez eso hubiera sido lo más inteligente que yo pude haber hecho. Pero no lo hice.

Una chica de ojos grandes y muy azules se me atravesó, y no pude apartar la mirada de su gran maraña pelirroja encima de su cabeza.

-¡Oh, hola! -sonrió efusivamente, y yo sólo arqueé las cejas. Ante mi silencio, ella sólo se encogió de hombros y me entregó un papel color naranja neón, con grandes letras "¡ANTWERPKEST!" escritas en la parte superior.

-¡Todos los de la Universidad van! -continuó, y luego sonrió. -¡Adiós!

Entonces, ella siguió de largo, continuando con su tarea de darle infartos a la gente y luego entregarles carteles de un fiestón que se celebraría a las once esta misma noche. Y luego ella había dicho que todos los de la Universidad estarían. ¿Se refería a su Universidad o a la Universidad a donde iba Skylar? Como fuera, doblé el papel y lo metí en uno de mis bolsillos. Seguidamente, tomé grandes zancadas hacia mi motocicleta -enserio, tenía que pensar en un auto-, y conduje hacia Nust Street. Sé que quizás no debería andar por allí hoy. Pero, anda, ¿qué me iban a decir? Probablemente me verían y saldrían huyendo. Como todo el mundo.

Sintiendo el aire seco golpear contra mi rostro, me bajé de la motocicleta, y crucé la acera hacia delante. La calle estaba, inesperadamente vacía. Quizás porque justo enfrente había una desolada cárcel para mujeres. Normalmente, las únicas personas que se veían por ahí la mayoría del tiempo eran sus esposos, quienes peleaban con las mujeres desde abajo, prometiéndoles que volverían por ellas en cuanto pudiesen pagar la fianza. Contaban sus billetes frente a la cárcel aprovechando que ellas no podían verlos y luego se iban. Nunca cumplían su promesa.

-¡Señorita! -grité hacia arriba. El viento golpeando mi rostro. La celda que visitaba desde hace tiempo parecía estar desolada, y el Sol caliente impedía mi vista, así que me paré bajo un poste de luz descompuesto. -¡Señorita! -volví a gritar. Entonces, un trozo roto de espejo en forma de pistola apuntó de cara hacia mí, y una voz suave y familiar respondió desde arriba.

-¿Harry? -ella gritó.

-Soy yo -respondí, atrapando los dedos de ambas manos en mis bolsillos. Ella seguía allí.

-Así que volviste -dijo, moviendo un poco el espejo roto para verme mejor. -Tenías tanto tiempo que no me visitabas, niño.

Humedecí mis labios. -Sí. Tuve que atender asuntos.

-¡No me digas que al final te atraparon! -ella dijo. Mantuve mi mirada fija en su celda, cubierta por barrotes oxidados de hierro, sin intención de decir una palabra. Ante mi silencio, ella se echó a reír. Su risa resonó tan fuerte en las calles, desprendiendo una gracia tan obvia, que me sentí avergonzado. Digamos que, pocas personas podían intimidarme así. Contando con los dedos de mi mano derecha... me sobraban quizá muchos dedos. Demasiados.

Regresaste (Lost 2T)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora