7

444 32 0
                                    

Y así es, me encontré acostada junto a ti, observando tu delicada silueta enfocandome en la manera que la sabana mantenía cubierto tan solo la mitad de tu cuerpo, ofreciendome por completo tu espalda, mis manos casi con vida propia se acercaron para poder entrar en contacto con ella, pero las detuve en el momento exacto levantándome de ese espacio tan reducido en el que se estaba convirtiendo tu cama. Caminé de lado a lado hasta que me dirigí a la ventana para poder observar a la luna en su mayor esplendor, era una luna llena de esas con las que soñamos en los momentos más románticos o más escalofriantes. me dirigí a mi bolso y de allí saqué una caja de cigarrillos junto a un encendedor la verdad fumaba demasiado, antes de ti era mi vicio más grande. Caminé de nuevo hacia aquel cristal abriendolo, saqué un poco mi cabeza para dar la primera bocanada de ese delicioso tabaco. Considero que antes de ese día había pasado mucho tiempo en el que no tenía sexo tan primitivo, tal vez suene un poco cursi lo que voy a decir; más de lo que esta carta ya está siendo por sí misma pero sinceramente soñaba con una noche diferente, llena de amor y de caricias. Soñaba con poder contar tus lunares y besar cada uno de ellos con tanta delicadeza permitiendo que fuese aquel gesto que te llenara de placer. ¡Pero no! No permitiste ni siquiera un acercamiento a lo que soñaba, tu mirada llena de lujuria me demostraba tu gran necesidad de saciar algún tipo de placer oprimido. "Huele mucho a cigarrillo" Mencionaste con la voz más áspera de lo que en general ya era. "Lo siento" Lo apague inmediatamente, camine por la habitación recogiendo mi ropa para seguidamente empezar a vestirme, al ver mi acción preguntaste "¿Te iràs?" A lo cual solo asentí con mi cabeza. Tal vez si esa noche hubiese sido diferente, esa mañana nuestros cuerpos hubiesen estado completamente unidos. Me hubiese levantado a prepararte el desayuno. Te hubiese dedicado los mejores poemas del gran Neruda. Pero no fue así. Una noche perfecta se convirtió en una de mis peores pesadillas "No te vayas. ¡Por favor quédate!" Soltaste "No me nace" Contesté secamente mientras terminaba de poner mis zapatos. "No quiero hacerle daño a Alexa por tus caprichos Camila y piensa que si tú estás en una relación con ese chico, deberías tener un mínimo de respeto" Te cubriste por completo con esa sábana que había sido complicè de toda nuestras noche "Eres una imbécil" Dijiste con la voz completamente quebrada y vi algunas lágrimas caer de tu rostro. Creí que en ese mismo instante mi cuerpo se desvanecería ante ti. "Lárgate" Gritaste con tanta fuerza que pensé que tus pulmones se saldrían por completo de tu cuerpo. "Camila. Aunque te duela o te moleste no estoy mintiendo y lo tienes tan claro que por eso lloras. ¿Esto era lo que querías? ¿Un acostón? ¡Muy bien! Ya lo tuviste ¿Y ahora? ¿Qué mierda quieres mí? Porque ya te di todo Camila, no me queda nada que puedas tomar." Y así era mi adorada Camila, en ese momento no me quedaba nada que pudiera entregarte, mi cuerpo, mi alma y mi mente eran completamente tuyos, te veneraban, te soñaban, te necesitaban. Gire mi cuerpo para observarte por última vez, tenías tus piernas completamente abrazadas mientras llorabas insaciablemente, te veías tan bulnerable mi pequeña niña y si supieras que yo en ese momento estaba completamente deshecha que tus lágrimas se convertían en dagas que perforaban mi corazón con cada caída. "No me vuelvas a hablar nunca más" Susurraste y yo solo asentí aunque en ese momento sintiera que mi vida estaba de bajada a una de las cataratas más grandes, de las cuales existe una corta posibilidad de vivir. Al cerrar la puerta me senté en el suelo a llorar como niña pequeña, buscando un abrazo acogedor que me hiciese sentir que todo iba a estar bien y así fue; vi el amanecer abrazada de la soledad.

Una carta de amor de Lauren a CamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora