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Llegó el momento de desbordarme por completo en cada uno de los sentimientos y emociones que produciste en mí.

¡Mi querida Camila! por años llevo guardando y oprimiendo lo que mi corazón dictaba hacia ti, lo que tu sonrisa, tus ojos, tu rostro y tu delicada silueta inspiraba a mi imaginación permitiéndole jugar por largas horas durante el alba.

Durante está carta, que seguramente tendrá diversas hojas, procuraré desarrollar lo que sucedió durante varias experiencias que compartimos a lo largo de estos años. Seguramente no estarán todas por que una que otra se perderá entre tanto recuerdo, pero divagare en las más representativas ante mi alma y mi corazón.

Tal vez esta carta no llegue a su destino, o simplemente no quieras leerla debido al largo tiempo en el que nuestras almas y nuestros cuerpos no se encuentran. Pero pondré aquí toda mi inspiración junto a las palabras más lindas que pueden salir de una alma tan vacía y seca como la mía.

Recuerdo el día en el que te pude observar por primera vez, era de noche y nos encontrábamos en la casa de Vero. Durante todo el día ella me rogó que hiciese un baile que diera apertura a lo que sería el inició de una gran noche. Ella no podía mencionar mi nombre sin insistir nuevamente así que finalmente accedí. Estuve gran parte de la noche en una habitación sin tener contacto alguno con los invitados; ya que Verónica suplicaba que mi dichoso baile fuera sorpresa. Horas después escuché un ruido en la puerta de aquella oscura habitación, era Verónica anunciando mi salida, mi corazón palpitaba diez mil veces más de lo normal, mis manos sudaban y mis piernas temblaban. Respire lo más hondo que mis pulmones pudieron soportar y salí de la habitación con delicados pasos al ritmo de la música, me acercaba a los asistentes y provocaba en ellos sus más oscuros deseos, en medio de la coreografía me encontré con tu mirada perdida en mí. No puedo negar que en ese momento te observé lentamente de abajo a arriba detallando cada parte de tu delicado cuerpo. Tus piernas largas y bronceadas, al subir un poco mi mirada pude notar un abdomen perfectamente trabajado aunque tu vestido bloqueara rápidamente mi visión, tus senos pequeños pero muy bien definidos y tu cuello largo decorado por algunos collares de oro. ¡No debí subir más mi mirada! ¡Debí detenerme ahí! observar a cualquier otra persona de las que habían en aquél salón, pero mí mirada insistió y se topó con esos labios que fueron mi perdición durante todo este tiempo. Tu boca tenía el color de aquella rosa que es recién desterrada del vivero, que está en su auge, en el punto más brillante. Y tu sonrisa ¡Dios! Daría mi vida por ver de nuevo tus pómulos entumidos de esa manera, de allí se desataban un par de hoyuelos que combinaban perfectamente con la armonía de tu rostro. Y ni hablar del brillo en tu mirada cuando esa sonrisa existía, tus ojos cafés se convertían en una hermosa constelación en la cual me quería perder sin objeción alguna.

Podría jurar que había estado observandote durante horas, pero no, sólo fueron cuestión de segundos en el que mi mirada se enfocó plenamente en ti, terminé mi baile sin dejar de observarte, cuando la música dejo de sonar corrí rápidamente buscando esconderme y allí poder comprender lo que habías causado en mí. Pero de nuevo aquél sonido en la puerta desvío mi atención. Era Verónica afirmando que una chica quería hablar conmigo, cedí algo desinteresada. Pero todo cambió al ver que la persona que me esperaba bajo las escaleras eras tú, era tu sonrisa, era tu cuerpo, era tu alma. "¿Me buscabas?" Cuestione con frialdad, el brillo en tu mirada en ese segundo se desvaneció, afirmaste levemente con tu cabeza. Vero notó la tensión que nuestros cuerpos juntos estaban produciendo así que nos presentó "Lauren" susurraste durante varios segundos. Nunca pensé que mi nombre sonase tan bien en otra boca que no fuese la mía, pero como siempre hacías que todo fuese aún más mágico de lo que ya sólo tu cuerpo existente pudiese hacer. "Como dijo Vero, soy Camila" y estiraste tu mano ofreciéndomela por completo la cual no dude ni un segundo en tomar, era el momento exacto en el que podía aunque fuese rozar tu piel. Al poco tiempo nuestras manos se desconectaron y me brindaste una cálida sonrisa que me llenó de confianza hacia ti.

La fiesta inició y nosotras estábamos completamente perdidas en una charla llena de banalidades y temas sin sentido. Dude varios minutos pero al final me decidí y te invité a bailar, no existió algún tipo de indecisión de tu parte, al contrario tomaste mi mano con fuerza y me llevaste al medio de la sala demostrandome lo segura que eras de ti misma. Posé mis manos suavemente en tu cintura, sintiendo tus perfectas curvas, pero no permitiste que mi cuerpo se acostumbrara a la situación e inmediatamente te aferraste a mi cuello pegando aún más nuestros cuerpos, los nervios decidían por mí, mis caderas se movían hacia ti casi inconscientemente, ni siquiera divague con la mirada para ver a nuestro alrededor porque en mi mente sólo éramos tú y yo. Estuvimos un largo tiempo bailando mientras el licor iba y venía y nosotras recibíamos casi incontrolablemente aquella bebida. Las horas ya habían pasado y el trago ya estaba haciendo su efecto en nuestros cuerpos. Tomaste mi mano con fuerza pero sin lastimarme de repente estaba regresando nuevamente a aquella habitación oscura la cual había sido mi refugio durante varias horas. Al entrar continuamos algún tipo de charla que no puedo recordar, pero luego cuestionaste algo que es casi imposible olvidar "¿Estás saliendo con alguien?" Preguntaste con curiosidad y en ese momento te confesé que el día anterior había terminado mi relación con Alexa. Tu sonrisa salió a flote de nuevo y tu cuerpo se acercó al mío mientras entre risas me confesabas que días antes te habías fijado en mí ¨Recuerdo que estabas con una amiga mía, ella se acercó a saludarme y tú te quedaste hablando con una chica, reías y hablabas con acento argentino buscando que tu compañera no pudiera detener aquellas carcajadas. No puedo negar que en lo primero que me fije fueron tus ojos. Son perfectos, la verdad las chicas no son de mi interés pero contigo siento una conexión casi irreal.!" Mencionaste y luego callaste. Esas palabras resultaron tatuando mi alma bella diosa. Tomé tu cintura con más seguridad e intenté acercarme a tus labios pero te separaste rápidamente y me suplicaste que llamase un taxi, no podía comprender la razón por la cual pedias casi rogando aquella cosa. Pero sólo accedí buscando darte algo de tranquilidad. Mientras atendía tus deseos cuestione si te vería de nuevo afirmaste contándome que estabas en la misma universidad y en la misma carrera a la cual yo asistía.

Juro ¡Mi hermosa dama! Que ese día no pude dormir con tranquilidad, tu voz y la suavidad de tu cuerpo me perseguían, sin hablar del olor de tu perfume que había quedado impregnado en mi olfato durante ese fin de semana.

Una carta de amor de Lauren a CamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora