8:Explicame. .

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Luego de haberme duchado y cambiado, Atem me llevó en carro hacia un pequeño pueblo que se encontraba cerca de la residencia para que pudiéramos comer algo, cabe recalcar que ya eran las dos de la tarde.

Menudo día.

Había despertado a las 12: 30 de la tarde debido al cansancio de mi cuerpo, aún que aún no estaba del todo bien.

Pues en el camino iba cabeceando y bostezando y eso le daba mucha gracia a Atem, incluso me daba algunos comentarios acerca de mi aspecto:

“Eres adorable.”

“Me pareces muy tierno con esa chamarra puesta, pareces un oso bebé.”

“¿Quieres descansar?, anda, duerme, yo te despertaré cuando lleguemos, cariño.”

Lo cierto era que me ponía de los  nervios, hacía latir mi corazón y me ponía rojo cuando me daba un piropo.

Pero lo que más me inquietaba era la forma en la que mi cuerpo y mente le respondían. A veces me daban ganas de besarlo para callarle la boca de los piropos que me daba, u otras veces solo me le quedaba viendo como si estuviera fascinado por él y cuándo era descubierto sólo le decía que tenía algo en el rostro como un moco o una basurita, aún que claro esto era falso, lo gracioso es que el se avergonzaba y pedía perdón.

Ahora nos encontrábamos en un pequeño restaurante, a fuera del local tomando una mesa, esperando hacer atendidos por el personal.

Y yo rogaba por qué alguien del personal nos atendiera los más rápido posible, la mirada tan atenta de Atem en mi, me ponía de los pelos de punta.

— ¿Qué?. — Corte el silenció. —¿Tengo algo en la cara para que me veas así?. —  Sonaba desesperado, pero trate de calmarme cuando el negó con la cabeza.

— Solo admiro tu belleza. —

Y ahí va otra vez, con aquellos comentarios que disparaban en mi miles de sensaciones que no podía controlar y me asustaban.

— Atem, por favor... —

— No me pidas que pare, porque no lo haré, Cariño. —

Mis mejillas se sonrojan y mi mirada se concentra en esos tentativos labios que me invitan a besarlo hasta el cansancio.

“Cálmate . Controlate. Vuelve en ti.”

Noto cómo Atem se me va acercando, yo me quedo en espera a que una nuestros labios.

Deseo tanto que me vuelva a besar.

— Buenos días, bienvenidos al café “gato elegante”, ¿puedo tomar su orden?. —

Un joven aparece de inmediato, suspiro lleno de frustración y un poco de alivio al vernos interrumpidos.

Atem de malas, vuelve a su asiento y suelta un pequeño gruñido lleno de disgusto total.

Yo me incorporó, le sonrió al chico que parece amable, aún que de inmediato siento como Atem me atrapa con la mirada y me analiza, esto llega a darme un escalofrío y el lo nota enseguida para luego desviar su mirada al chico que solo hace su trabajo.

Mi Esposo ¿Es Un Alfa? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora