20: A lo desconocido.

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Después de unos minutos, Mai se retiró dejando en claro que ella sería la primera en darle la bienvenida a nuestros invitados

Después de todo no podía hacer esperar a Atem, aquel amante por el cual Heba se desvívio .

Observo a mi chico que sigue en aquel profundo sueño.

Si Yugi supiera aquella verdad, de la cual su madre siempre lo mantuvo alejado, me preguntó como seria su vida si tan solo yo lo hubiera en protegido mejor.

Seguramente ahora se encontraría viviendo una vida normal como cualquier ser mortal.

Eso no me cabe duda, sin embargo...

Me acercó a él, el aroma que desprende cada vez se vuelve un poco más agrio.

El veneno en él se difunde rápidamente, esto es tan extraño pero a la vez alarmante, nunca espere que su cuerpo fuera a reaccionar de esta manera tan peligrosa.

Si quería ayudarlo debería llevarlo con el mejor curandero que yo conozco, él jamás me defraudaría, confío ciegamente en qué encontrará una cura para Yugi .

- ¿No dormiste?. -

-¿Eh?.-

Yugi está despierto. Esos ojos amatistas vuelven a tener ese característico brillo y color.

Eso alegra y alivia mi corazón.

- No es que me importe, pero te ves terrible. -

Le sonrió .

- Estoy bien.-  Dije. - ¿Y tú?.- Yugi me desvía la mirada y su mano derecha es  guiada hacia su cuello, hace un gesto de molestia y con eso me lo dice todo. - Ya veo, ¿Te duele mucho?. -

- No tanto, pero es molesto.-

Asentí.

- Cierto.- Es lo único que me atrevo a decir. - Pero, veras que pronto estarás bien. -

El hace rápidamente una muñeca molesta e intervengo de inmediato.

- Solo quiero decir. - Dije rápidamente.- Encontraré la manera de que salgas vivo de esta. -

Yugi alzó la ceja, por supuesto que no me iba a creer, después de todo soy su secuestrador.

- Escucha. - Proseguí.- Se que no confías en mí, es entendible después de lo que te he hecho, pero vamos, Atem tampoco es un santo y...

- Vendrá arrancarte la cabeza. -Aseguro. Me sorprendió sobremanera que dijeron eso, quiero decir, él... Agh, ¿A quien quiero engañar? por supuesto que Yugi confía en Atem apesar de todo lo que le hizo, él no duda de lo que es capaz de hacer mi hermano.

Pero él está olvidando lo que yo puedo llegar hacer e ir más lejos que mi propio hermano por él.

- No me importa. - Conteste. - Atem es fuerte, no lo dudo. Pero yo lo soy más.

Vi un leve tintineo en sus ojos, un brillo que hace tiempo no veía, claro, supe reconocer aquello, a mi dulce chico que está encerrado en si mismo y que vive en los recuerdos de su subconsciente esperando a que lo libere.

Mi querido príncipe.

- Cómo sabrás mi plan no es solo retenerte aquí.- Dije. Yugi frunció el ceño. - Nos mantendremos en constante movimiento, no nos vamos a quedar en un solo punto. - Lo tome del brazo e hice que se levantará de inmediato. - Yo... - Mi voz por un segundo se fue cuando lo tuve tan cerca de mi, entre mis brazos como siempre soñé. Abrazando su pequeña cintura. Queriéndo robarle miles de besos, llenarlo de amor por qué es lo único que se merece y sin embargo... No puedo hacer eso .

- Solo quiero lo mejor para ti. - Termino mi frase y Yugi me miró sin expresión alguna, no sabe que decir, y yo tampoco aún que nuestras miradas comunican un mensaje secreto entre ambos que comunican lo que sienten nuestros asustados y emocionales corazones.

Así que sin decir ni una palabra, se deja llevar cuando soy el primer paso directo hacia la puerta, luego soy el segundo y así, sucesivamente hasta que vamos corriendo por los pasillos del castillo.

Escapando, sin mirar atrás y dejándonos llevar por la intuición de ser libres los dos.

Aún que se de sobra, que tarde o temprano cada quien tomara su camino por separado.

Me duele el corazón de solo pensarlo, pero me satisface la idea de pensar que el estará bien y fuera de este mundo al cual jamas debió conocer.

Corremos por los pasillos, se escucha el ajedrez de miles de sirvientes a la disposición de Mai. Ya deben estar luchan contra Atem y la madre de Yugi.

Y no me cabe duda alguna cuando pasamos un pasillo que nos deja ver por un instante la lucha, Atem combate contra la rubia furiosa que se le deja ir encima mientras una manada completa se va contra la madre que engendro a mi dulce príncipe.

Pero por unos segundos, la mirada de mi hermano se concentra en nosotros,  nos ve huir, él lo sabe, su mirada asustada y horrorizada solo nos dice una cosa...

"No quiero dejar ir lo único que le recuerda a Heba o lo que una vez fue."

-¡¡¡YUGIIIIII!!!.

El grito de Atem hace que Yugi pare de inmediato, sus ojos se inundan de dolor, sus manos se dirigen en aquella marca que se ha puesto roja de repente, se arrodilla y sus lágrimas se asoman en sus ojos. El dolor comienza a consumirlo.

- Me está....-

- Resistelo. - Es lo único que le puedo decir mientras lo cargo y lo llevo hacia un pasadizo secreto el cual nos lleva hacia la salida, a una ruta desconocida para Atem y el resto.

Pero antes de eso, cubro a Yugi con una capa marrón lo cual ayuda a protegerlo del duro frío que se vendría en unas cuantas horas.

Cuando veo que todo está preparado y listo me transformo en mi forma lobuna, Yugi se asusta por un momento, sabe que debe montarme para salir de aquí, pero le da miedo el hecho de que esté así, luego y después de escuchar el retumbar de la caída de la puerta del pasillo secreto Yugi se apresura a montarme y yo sin más espera dicido avanzar hacia lo desconocido.

Sin embargo , mi hermano no es tan fácil de derrotar y es por ello que viene hacia nosotros en busca de cazarnos y de arrebatarme una vez más a mi destinado.

- ¡¡¡YUGIIIIII!!!.-

Ruge mi hermano detrás de nosotros.

*Continuará....





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