Capítulo 48: Las Sombras

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Takehiko

Él estaba caminando por el campamento, oculto entre las sombras, escuchando las voces de los demás. Stephanie lo había mandado a buscar información en la cabaña de Atenea y Hécate. La segunda era la más fácil. El problema era la primera cabaña.

Por tal motivo, estaba encaminándose a su primer destino.

Aunque se había desviado ligeramente del camino, le había parecido raro ver tantas personas en la cabaña de Eris, ahora no iba a dejar que nada lo distrajera. Debía estar con la mente alerta al entrar en la cabaña de la Diosa de la Magia.

Varios pensarían que intentar ingresar sin permiso a cualquiera de las dos cabañas era un plan suicida. Y lo era en cierta manera. Pero él tenía un par de trucos debajo de la manga (principalmente gracias a su padre, un hijo de Hécate, al que ahora agradecía a todos los Dioses por ser descendiente de él. Probablemente estaría en problemas si no tuviera esa pequeña ayuda extra) no podía desaprovechar su oportunidad.

Cuando llegó a su destino, varios campistas estaban dejando su cabaña. Él había creado la pequeña ilusión de un monstruo, todos estaban tan asustados que no lo habían pensado y ahora luchaban contra el.

Sigilosamente se escabulló en el interior y empezó a buscar ese pequeño objeto que Stephanie le había pedido.

Estaba desesperado buscándolo, sabía que dentro de poco se darían cuenta de la farsa y volverían a entrar a la cabaña.

-Si yo quisiera esconder un medallón muy poderoso -susurró para si mismo-. Dónde lo escondería.

Siguió buscando en la repisas llenas de pequeños frascos con magia teniendo mucho cuidado de romper alguno. Estaría en problemas si alguien entraba y los veía convertido en una lagartija o algo peor.

Después de largos minutos revisando la cabaña de cabeza a pies, logró ver un pequeño brillo entre unos simples libros en una de las camas.

Él se acercó y lo encontró.

Las bisagras de la puerta sonaron, lo habrían atrapado si su instinto no hubiera actuado. Rápidamente, las sombras fueron hacia él y lo tele-transportó afuera de la cabaña.

Cuando salió, corrió como alma que lleva el diablo. Empujó a varios semidioses y recibió varios golpes accidentales. Al final, se escondió detrás de una cabaña.

-*Sate, watashi wa sudeni medarion o motte imasu-  dijo completamente cansado-. Sore wa tsugi no suteppu tame no jikandesu.

*Ok, ya tengo el medallón, es hora del siguiente paso

Dirigió su mirada hacia ambos lados.

Nadie. Perfecto.

Ahora solo tenía que buscar el segundo objeto y ya estaría todo listo.

-¿Takehiko?

Al voltearse, se encontró con Gemini. Él lo estaba mirando con los ojos abiertos como platos, a su lado estaba Annabeth que parecía igual de sorprendida.

"Y por esto, Stephanie nunca me deja ninguna misión en solitario" pensó mientras ambos semidioses se acercaban a él.

-Hola chicos -dijo aparentando seguridad, fallando rotundamente, de verdad debía practicar eso de esconder sus emociones frente al "enemigo". Nunca le salía bien -. Hace un bonito día ¿verdad?

Lo tormentosos ojos de Annabeth se clavaron en los suyos, esa mirada le recordaba a la de Jonathan. Siempre evaluando las probabilidades, siempre alerta.

-Takehiko ¿dónde estuviste todo este tiempo? Los hemos estado buscando -le dijo Gemini, se veía bastante preocupado.

-Bueno, esa es una larga historia. Pero creo que ustedes están demasiado preocupados en otros asuntos como para prestarme atención. Así que, si me disculpan...

El Enemigo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora