El Enemigo de Hades

Capítulo 53: Grecia

Nico

No se sentía listo.

Nico estaba tumbado en su cama con las sabanas cubriendo su cabeza. Era como si estuviera en un pequeño caparazón.

Will llego a levantarlo hacia varias horas y él fácilmente ya podría estar en el punto de encuentro pero no quería irse.

Simplemente quería desaparecer. Al menos por una horas... Mejor días.

Se sentía terrible.

Escuchó como alguien abría la puerta y se sentaba a su lado. La voz de Will solo era amortiguada por sus cobijas.

No quería verlo.

Aún no.

No se lo merecía.

"Y nunca lo harás"

Danny

No sabia que era lo que le pasaba.

Esa mañana, se había alistado y se encaminó al punto de reunión para la misión. Él estaba sentado dejado de un árbol cerca de Stephanie por lo que le parecía una eternidad y ella ni siquiera se volteaba a verlo.

¿La había hecho enojar? Pero no recordaba haberlo hecho.

Después de unos minutos, que le parecieron una eternidad, los demás llegaron y pudieron partir.

-Muy bien -dijo Stephanie, llamando la atención de Danny y logrando hacer contacto visual con ella-. Ya es hora de partir, pero antes tengo que advertirles que es probable de que algunos no regresen. De todas formas, me gustaría volver completos por lo tanto todos tendrán que sostenerse de esto.

Continuó ella mientras sacaba una cuerda de su mochila.

-Amarrenlo, agarrenlo, hagan lo que quieran pero ni se les ocurra soltarlo. Su vida podría depender de ello.

Todos, y con muchas razones, le hicieron caso.

Finalmente y cuando todos se prepararon, nos internamos por el bosque.

El sol apenas podía traspasar las cada vez más espesas hojas de los árboles, el canto de las aves era más débil y las sombras crecían y parecía querer engullir a Danny en ellas.

Sentía como si los estuvieran siguiendo.

De repente, sus huesos se volvieron concreto. Una fría rafaga le hizo estremecer y sabia la razon, estaban haciendo un viaje sombra.

"Así que, tú eres el niño de Hermes. No pareces un obstaculo, no se por que él se preocupa tanto por ti"

Escuchó Danny e intentó buscar el origen del sonido, claramente asustado, pero no pudo. 

Cuando el sol volvió a calentar su piel, estaba parado al borde de un acantilado. El mar rugía a sus espaldas.

 -¡Joseph! -gritó alguien a sus espaldas.

Al voltear, vio al nombrado cayendo por el acantilado a una gran velocidad tardando su reacción. Él se soltó de la cuerda y corrió para intentar ayudarlo pero, de la nada, sintió un fuerte peso sobre sí y cayó al suelo.

Su espalda le dolía mucho.

Sintió a alguien removiendose sobre él.

-Oigan, creo que lo mate -dijo la voz de Joseph.

-Perdón, calcule mal -le dijo Takehiko mientras le tendía la mano.

-Espero que no lo vuelvas a hacer -le respondió mientras se sobaba la espalda. De verdad que le dolía mucho.

-¿Pero dónde? -dijo Achlys, con un claro tono de sorpresa.

Al fijar su mirada a donde su compañera estaba mirando, se topó con un enorme templo claramente griego en ruinas. El mármol brillaba a la potente luz del sol, era cegador.

-Eso no es nada, además ni siquiera es a donde vamos -dijo Stephanie, sin mirar a nadie -.El verdadero templo está bajo tierra.

Ella sacó una pequeña daga y la arrojó contra una enorme piedra, de inmediato el suelo empezó a temblar y se abrió una gran grieta en la roca.

No sabia que pensar.

-Vamos, es por aquí.

-Espera un minuto, ¿en dónde estamos? -preguntó Will, hablando por primera vez desde que partieron.

-¿No es obvio? Estamos en Grecia. Ahora apúrense, estamos no podemos quedarnos mucho rato aquí.

Definitivamente, la amabilidad y disposición para dar información de Stephanie se había agotado después de la reunión.

Extrañaba eso.

Vió como ella se internaba por la grieta, haciendo que los demás la siguieron sin ninguna otra opción principalmente por la cuerda que nos había dado, de no ser por eso, tendría que responder varias preguntas. Esa fue una buena jugada.

Por eso, irremediablemente, la siguió esperando que nadie los atacara de imprevisto.

Jonathan

Se sentía mal, muy mal.

Jonathan estaba bajando por las toscas escaleras que llevaban al templo pero, mientras más se internaba, peor se sentía. La cabeza le daba vueltas y el olor nauseabundo de lugar no ayudaba.

-Hey Jonny ¿estas bien? -escuchó a Takehiko susurrandole en su oído.

-No -le respondió, con un suave hilo de voz -. Además hace rato que no los escucho, no los puedo encontrar. Tengo miedo.

-Intenta relajarte, estamos en el tramo final no podemos dudar. Al menos no ahora.

Él asintió y siguió bajando.

Al poco tiempo, sus pies empezaron a dolerle. Había olvidado lo largo y tortuoso que era el descenso.

Su malestar no ayuda en nada.

"Jonathan"

Él se detuvo en seco, esa voz... No, no venía de su cabeza eso significaba que...

-¡Corran! -grito su hermana y salió disparada por las escaleras.

Las paredes empezaron a temblar y una risa grave resonaba debajo de sus pies.

No se lo cuestionó y corrió detrás de su hermana sin soltar la cuerda.