Capítulo 40: Torturas

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Will

Llevaban varias horas caminando por los extensos y empinados pasillos que se conectaban con la biblioteca, gran parte del recinto estaba cubierto en las tinieblas exceptuando alguna antorcha en la que crepitaba el fuego griego.

Stephanie no le dirigía la palabra y caminaba tranquilamente mientras Will intentaba no perder el equilibrio cada dos segundos.

Estaba tentado en preguntarlo como lo hacía, pero tenía el presentimiento de que lo ignoraría o le lanzaría una piedra, creía más probable la segunda opción.

Mientras bajaban miles de preguntas asomaban por su mente, pero la que más le importaba era una que rondaba por su cabeza desde hace horas. Estaba por preguntarle cuando ella habló.

-Estamos cerca, debes prepararte.

De repente toparon con la entrada de un túnel

-¿Qué es esto?

-Nuestro atajo

Y por segunda vez en el día, ella extendió su mano y las rocas empezaron a moverse.

Danny

Él estaba caminando de un lado al otro por la Casa Grande, sus dedos se movían si parar sobre el pequeño colgante que llevaba y no podía dejar de pensar en posibles escenarios donde Stephanie o alguno de los chicos terminaran gravemente heridos y murieran o que alguien los raptaba. Si, definitivamente estaba perdiendo la paciencia.

Cuando él llegó allí y empezó a bombardear a Quirón con preguntas sus amigos habían llegado y lo tranquilizaron mientras el viejo Centauro iba por un libro. Habían pasado cinco minutos y era más de lo que su paciencia podía soportar.

Cuando él volvió tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no correr y arrebatarle el libro.

-Aquí esta, este es un viejo diario que recogía las salidas y llegadas de los campistas. Era común usarlo en esa época por la guerra, pero ya no suele usarse. Aquí están registradas todas las salidas de los hermanos, pero más que esto no tengo. Ellos siempre han echo lo mismo, dejan una nota en una cabaña al azar al irse y al volver aquí también deje todas las notas que tengo. No se si de serán de ayuda Pero, por lo que decía la última, será mejor que no los busques, al final ellos volverán.

-Gracias por su ayuda- dijo Keith mientras Angel le daba el libro a Danny.

Dentro estaban varias notas parecidas a la que había encontrado, pero desteñidas por el tiempo.

-Sólo tengo una pregunta más- dijo Danny.

-¿Cuál es?

-¿Qué es ese lugar? Hablo de la biblioteca.

-Eso es algo que yo también quisiera saber, en varias de esas notas hablan de ese lugar pero, nunca supe de que se trataba. Lo único que sé, es que no puedes buscarlos.

-¿Porqué?

-Por que podrías desaparecer.

-¿Cómo está tan seguro?

-Algo así ya ha sucedido, cuando ellos vivieron por primera vez, uno de tus hermanos decidió buscarlos cuando desaparecieron por más de un mes. Él nunca regresó. No quiero que otro campista vuelva a desaparecer.

Danny lo comprendía pero, él sentía que debía buscarlos. No podía quedarse de brazos cruzados.

Jonathan

Él y Takehiko iban de una estantería a otra buscando los libros y frascos necesarios para la llegada del grupo de rescate.

No podían vacilar.

Después de unos minutos corriendo, lograron encontrar todo lo necesario.

-Listo, con esto debería bastar- dijo Takehiko, algo exhausto.

-¿Crees que logren encontrarlo?- dijo él, un tanto preocupado.

-Por supuesto, Stephanie esta completamente segura de la ubicación y tú fuiste quien la ayudó. Más seguro no podría estar.

-No me refería a eso.

-¿Entonces a qué?

-Me refiero, al legado. Crees que ellos serían capaces de...

Jonathan sintió como su acompañante lo acercaba a si y lo cubría en un suave abrazo.

-Hey, no tienes por que estar asustado, de que lo pasamos mal la primera vez pero estoy seguro de que podremos evitar ese final.

-¿Seguro?

- Por supuesto- le dijo desenredandose de él-. Y ahora hay que volver al trabajo.

Stephanie

Ella y Will se encaminaron fuera del túnel y se encontraron en medio de los campos de Asfodeos.

-Pero qué...- dijo Will anonadado.

-Andando, no hay que perder tiempo.

Ella ni siquiera lo esperó, caminaba a paso firme entre los miles de horrores que se hallaban allí. Los gritos de las almas condenadas los acompañaban como una marcha fúnebre y, de vez en cuando, alguien les robaba piedad. Pero ella nunca contestaba. Tenían una misión y no se podían detener por nada del mundo.

Si él lograba sacarle la información a Di Angelo, la vida de su hermano estaría en peligro. Era algo que no podía permitir.

Caminaron hasta toparse con una gran caverna.

-Aquí es.

-E estas s segura- dijo su acompañante claramente asustado.

-Si, prepárate para un posible enfrentamiento.

Sin mas, ellos entraron. Stephanie había esperado que hubieran guardias o algún tipo de trampa, pero lograron entrar sin ningún problema. Claramente era una trampa, pero no tenían tiempo para tomar precauciones. Tenían que arriesgarse. Era cuestión de vida o muerte.

Ellos llegaron hasta una celda. Stephanie intentó abrirla. No tenía cerrojo. Entraron sin problemas.

Lo que vio la dejó sin aliento.

Nico estaba amarrado con cadenas a la pared de la celda. Su camiseta estaba echa jirones y se dejaban ver miles de heridas, algunas aún sangraban, varias tenían un color verde enfermizo. No llevaba sus zapatillas y sus vaqueros no eran más que unos simples arapos. Su cuerpo lucía cadavérico y podría haber pasado por un simple cadáver a punto de ser llevado a una funeraria.

Stephanie volteó a mirar a Will.

Él estaba petrificado, en sentido figurativo, no podía saber que estaba cruzando por su mente. Pero ella supuso que podría reducirse a dos opciones. O estaba terriblemente preocupado o planeba el asesinato de los tipos que habían torturado a su novio. No estaba muy segura de cual era la opción más acertada.

-Will, despierta. Hay que sacar a Nico de aquí.

Al parecer Will no le oyó. O simplemente le ignoro completamente, ya que se lanzó hacia donde estaba su novio y empezó a golpear las cdenas mientras decía varias cosas que le hicieron sonrojarse. Estaba segura de que nunca había escuchado tantas groserías de la boca de alguien que no fuera Takehiko cuando lo despertaban temprano. De cierta manera se había acostumbrado pero que alguien dijera tremendas barbaridades la tomó desprevenida.

Luego de recomponerse, ella desenvainó su espada y cortó las cadenas. Will, al comprender lo que ella hacía, se preparó para sostener a Nico cuando él cayera.

Y eso fué lo que hizo, mientras él acomodaba al pelinegro en su espalda y ella consultaba el pequeño reloj que había agarrado de la biblioteca un fuerte ruido sonó por el pasillo por donde habían llegado. Como una explosión.

-¡Es una trampa, lo sabía, Will hay que salir de aquí!




El Enemigo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora