-Si si, claro- subimos las escaleras, y caminamos por el pasillo, la habitación de Nick era la última en todo el corredor, justo al lado de la mía.
-Ahí puedes encontrar lo que necesites- dije señalando el armario- yo estaré en la habitación de al lado por si necesitas algo.
-Natalia espera- me detuve a mitad de camino y me gire para verlo a la cara. Su mirada expresaba algo que no pude descifrar, estaba entre ¿Gratitud y Remordimiento? No lo sé.
-¿Por qué haces esto?- pregunto dando un paso hacia mí.
-¿Hacer que?- yo avance otro paso.
-Esto- señalo lo habitación con sus manos- trajiste a un ebrio, que casi ni conoces a tu casa, ¿Por qué?
-Supongo que te estoy devolviendo el favor que tú me hiciste- dije cruzando mis brazos detrás de mi espalda.
-Yo no te hice ningún favor, yo...-se tragó sus palabras y yo avance unos pasos más hasta estar a una escasa distancia de él.
-¿Tú qué, Logan?- pregunte confundida, quería escuchar lo que él tenía que decir.
-Tu no debes traer extraños a casa- se limitó a decir.
-No eres un extraño, eres Logan Blake, ¿recuerdas?- dije con tono divertido, pero al él no pareció hacerle gracia.
-Oye que pasa, me estas asustando- comencé a retroceder todos los pasos y el empezó a hacer lo mismo, pero en dirección opuesta, me estaba acorralando, di un último paso, hasta que ya no había más lugar al que escapar, me encontré con una superficie sólida, era la pared.
Estaba muy nerviosa; el termino de acortar la distancia entre ambos y yo quede atrapada contra la pared y su cuerpo, tomo mi rostro con ambas manos para que lo viera a la cara. Mis manos sudaban mucho y mis pierdas parecían de gelatina, parecían que en cualquier momento caería al suelo.
Se acercó lo suficiente como para ya no estar en una posición prudente para ambos, sus ojos me escanearon por unos largos segundos hasta que se detuvieron en los míos, mi respiración era entre cortada, había olvidado como respirar, estaba asustada, pero mi cuerpo no respondía, no le temía, pero sus palabras dejaron cierta duda en mí.
-Estaba bromeando- susurro muy cerca de mi rostro, demasiado cerca diría yo.
-Q...que, ¿¡Que te pasa!?- grite empujándolo con fuerza, pero él no se movió ni un centímetro. Empezó a reír a carcajadas- ¿¡Estás loco!?- empecé a golpearlo en el pecho pero parecía como si no lo estuviera haciendo, el seguía riendo sin para.
-¡Por dios!- dijo intentando calmarse- hubieras visto tu cara, era una expresión épica- y comenzó a reír con más fuerza tirando su cabeza hacia atrás.
La ira de apodero de mí. ¿Qué le pasaba? Así no se juega con la gente, pensé lo peor. Le lance mi peor mirada envenenada pero el simplemente se limitaba a reír, lo que me enfureció mas. Así que hice algo que nunca hubiera imaginado de mí.
Estampe mi mano derecha en su mejilla izquierda, y funciono, logre llamar su atención.
-Muy bien, ya basta- dijo sujetándome de ambas manos.
-¿¡Estás loco!?- volví a gritar- ¡Casi me matas de un susto! ¡Pensé que ibas a matarme! ¡O algo peor!- no podía parar de gritar, no era común en mí, pero supongo que a veces hay personas que sacan lo peor de ti.
-¿Qué es peor a que te maten?- pregunto con naturalidad como si todo fuera un chiste.
-¿Es en serio?- pregunte enarcando una ceja- Eres un imbécil, primero te emborrachas en esa fiesta que fue horrible para mí, tengo que traerte a mi casa solo por pagarte un favor, y ahora me sales con tus estúpidas bromas. Eres de lo peor- lo mire de arriba abajo con desprecio, lo cual pareció hacerle gracia.
-Te ves muy tierna cuando te enojas- dijo ladeando su cabeza. Mi boca se abrió hasta casi tocar el piso. Este tipo sí que era un imbécil, últimamente los de su clase me perseguían.
-¿¡Acaso no escuchaste lo todo lo que te dije!?- pregunte furiosa mientras el solo asentía lentamente. De seguro mi cara se encontraba roja por tanto gritar, pero era imposible no hacerlo. Ahora sí que todos los vecinos estarían en sus ventanas solo para mirar de donde provenían los gritos- ¡Eres de lo peor!- le dije. Pero el comenzó a reír de nuevo a carcajadas.
-¡Suéltame!- comencé a forcejar con el- ¡Quiero que te vayas de mi casa, ahora!- pero no cedía su agarre.
-Estoy un poco ebrio, además, es demasiado tarde, vivo al otro lado de la ciudad. Podría tener un accidente y eso quedara en tu consciencia- se defendió el, aun con la misma sonrisa arrogante de siempre.
-¡Te dije que...- no pude terminar la oración que estaba formulando. Él me estaba besando, me quede pasmada, no sabía cómo reaccionar, así que instantáneamente empecé a empujarlo- ¡Ya basta!- logre decir cuando se separó lo suficiente de mi- ¿Qué te pasa hoy? ¿Acaso estas drogado?- con sus acciones lo único que hacía era enfurecerme más.
-Estas muuy molesta y solo estoy un poco alcoholizado- dijo con su misma expresión odiosa- Y creo que una vez escuche que distraer a una persona molesta era la mejor manera de hacer que olvidara por lo que estaba discutiendo. ¿Y que mejor manera que un beso? Y por cierto, si alguien te da un beso, deberías corresponderle, ¿no?- yo estaba perpleja, no sabía que pensar además de que era un completo imbécil.
Ya ni siquiera recordaba porque estaba peleando, y no precisamente por su ridículo beso, si no que él tenía algo que me desconcertaba, era muy estúpido, pero a la vez inteligente, debo admitirlo. Además ¿Alcoholizado? ¿No podría simplemente decir ebrio o borracho?
-Que que...- fue lo único que pude decir. Me encontré con su mirada divertida y por lo que estaba gritando ¿De verdad funcionaba lo de la distracción? ¿O acaso era porque sus ojos azules no se despegaban de los míos? ¿O era acaso aquella sonrisa que se inclinaba más hacia su lado derecho lo que?
Nos quedamos en silencio unos segundos, simplemente mirándonos. Era una especie de juego a ver quien mantenía por más tiempo la mirada. No sé en qué momento paso, pero él ya se estaba inclinando de nuevo para besarme, estaba igual que la primera vez, no sabía cómo reaccionar, sus labios pasaban por los míos, y yo simplemente estaba parada como idita allí. ¿Acaso no lo golpearía por propasarse tantas veces conmigo, o dejaría que él me besara?
-Déjate llevar- susurro en mis labios. Algo dentro de mí se estremeció.
Mi yo racional me decía que me alejara, que era entrar en aguas profundas, pero mi parte irracional me gritaba que me lanzara de cabeza hasta ahogarme. Y como a los seres humanos nos gusta el peligro.
Comencé a besarlo también, era un beso suave y delicado, era como si el solo quisiera saborear mis labios, en cambio, su boca sabía a alcohol con un toque de menta ¿habrá comido alguna? No lo sé, pero me gustaba el sabor.
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Un Idiota Encantador.
Teen FictionMi nombre es Natalia, una chica igual al resto; pero que pasaría si te enteraras que tu novio te engaña con tu mejor amiga y que todos lo sabían menos tu, que tu vida, la que creías perfecta se viene abajo por las mentiras y los engaños. Que la pers...