Secreto enterrado 5 metros bajo tierra

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Amelie se quedó plasmada al saber que Enjolras estaba detrás de ella, no pudo moverse por 5 minutos al igual que Marius.

-¿Y bien?- insistió Enjolras

-Nada- musitó Amelie nerviosa

-Escuche toda su conversación, ¿que quiere decirme Mademoiselle Amelie?- pregunto Enjolras

-Qué su comentario hacia las mujeres en general fue bastante grosero y ofensivo- dijo Amelie cruzándose de brazos

-Yo solo dije lo que pensaba, ¿que acaso no tengo libertad de expresión?- dijo Enjolras defendiéndose porque claro que él jamás aceptaría que estaba equivocado

-¡Pienso que usted es un cobarde! Y que tiene miedo de que una mujer sea mejor que usted- exclamó Amelie

-¡No tiene derecho a decir eso!- protestó Enjolras

-¿Qué acaso no tengo libertad de expresión?- dijo Amelie imitando a Enjolras con un tono gracioso

-Creo que dejare que arreglen sus diferencias- dijo Marius caminando lejos de ellos

-Si lo que dice usted fuera cierto, ¿cree que usted estaría participando en esta revolución?- gritó Enjolras enojado

-Bien entonces...¡Estoy fuera de la revolución!- gritó Amelie de vuelta mientras se alejaba

Enjolras se quedó callado mientras observaba como se alejaba poco a poco, "no te vayas," pensó el joven líder pero...ya era demasiado tarde.

"Bien yo, no tengo a donde ir" pensó Amelie, el apartamento que su padre le había dado para la misión había dejado de pagarlo por lo tanto no podía volver ahí, y mucho menos podía volver con Enjolras.

Camino hasta que vio una catedral, era la Catedral de Notre Dame, su padre solía venir ahí mucho, ella jamás había ido pero siempre escuchaba hablar a su padre de eso.
Dudo en entrar por un momento, pero finalmente entro y observo todo cuidadosamente como siempre hacia.
"Esto si merecería estar en una pintura" pensó mientras sonreía levemente.

-Veo que sientes una inmensa aflicción dentro de tu alma, ¿cierto?- dijo una voz a sus espaldas

Amelie volteó rápidamente a donde esa voz venía, era una monja, era bajita y se notaba que era de la tercera edad, su habito tan solo dejaba ver su rostro lleno de arrugas y unos ojos alegres llenos de vida.

-Tiene razón...- musitó Amelie

-Tienes que dejar de lastimar tu alma...sabes lo que es correcto, la verdadera pregunta es, ¿por qué no haces lo correcto?- pregunto la monja sonriendo

-Por que la verdad es un secreto el cual tengo que ocultar toda mi vida, por mí bien y por el de todos a mi alrededor- dijo Amelie

-Pero si te lo guardas te estás lastimando mi niña- dijo ella

-Prefiero lastimarme a mi que a otros- musitó Amelie tristemente

-Tu madre pensaría de una manera diferente- dijo la monja

-¿mi madre?- pregunto Amelie frunciendo el ceño

-Así es, conocí a tu madre querida, era una persona maravillosa, y sobre todo bondadosa, veo que eres igual que ella- dijo la monja sonriendo

-Ella estaría decepcionada de mí- musitó Amelie cabizbaja 

La monja se quedó callada, Amelie le dio una sonrisa y caminó fuera de la catedral.

Diviso a Marius el cuál corría hacia ella rápidamente.

-Am-Amelie- dijo agitado- Lamarque murió, la revolución está apunto de empezar, significa que muchos morirán- dijo Marius poniendo su mano en su pecho

La Hija De Javert Donde viven las historias. Descúbrelo ahora