«Nada queda por decir salvo adiós»

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- Katerina...

- Elijah soy yo, soy Elena.

- Tranquilo, te hemos quitado la daga.

Empezó a moverse desesperadamente.

- No puedo respirar, no puedo estar en esta casa.

- No estás invitado. Recordé.

- Sacadme de aquí.

Él estaba fuera, en el umbral, y nosotras dentro, por lo menos hasta que le hiciéramos comprender que tuvimos que hacerlo. Quise decirle, necesitaba explicarle de alguna manera que no lo pude evitar, que también me había dolido traicionarlo.

- ¿Qué ha pasado?

- Te lo contaremos, no aquí - Susurró mi hermana, si los Salvatore se enteraban, jamás nos dejarían salir - ¿Podemos confiar en ti?

- ¿Y yo en vosotras?

- SI. Le respondí de corazón. Aceptaría mi destino.

Llevamos a Elijah lejos de la casa de los Salvatore... era momento de poner las cartas sobre la mesa.

- ¿Quién os dio la daga?

- Te lo diremos todo pero tienes que ayudarnos. Supliqué

- Vuestras exigencias están más que agotadas.

- Nos necesitamos, tú para matar a Klaus y nosotras para sobrevivir.

No pudo responder ya que mi hermana contestó al móvil, Stefan ya la había llamado 7 veces, sin embargo Damon no se había pronunciado. Sabía lo que significaba, le había hecho daño, lo había dejado al margen. Pero no había tiempo para discutir con él... era tan terco... era mejor hacerlo entrar en razón después que pedirle permiso primero. Ninguno de los dos dábamos el brazo a torcer, quizás por eso estábamos separados. Jenna se había enterado de todo, hoy iba a ser el día de la verdad, un día que quizás debimos haber afrontado hace mucho tiempo. Mi hermana se estaba desesperando, así que me puse al teléfono.

- Elijah es un hombre noble, podemos confiar en él - Así lo creía, confiaba en él, Stefan no tenia de que preocuparse - Es nuestra decisión, asegúrate de que Damon no hace ninguna tontería. Elena irá enseguida a encargarse de Jenna y yo me quedaré aquí. Llamaré. Sin más colgué, después de discutir cinco minutos con mi hermana ella accedió, supongo que no confiaba en Elijah tanto como yo. Mientras llevábamos a Elena a la pensión tratamos de poner al día a Elijah.

- Klaus está aquí, ha poseído el cuerpo de Alaric.

- Por supuesto, uno de sus mejores trucos.

- ¿Qué más trucos tiene? Tú eres el único que lo conoce.

Una vez en la pensión Elijah me animó a entrar a comprobar cómo se encontraba mi tía, no sin antes recalcar que me estaría esperando a mí y solo a mí en la casa de los Lockwood.

- Iré enseguida, tienes mi palabra.

- Tu palabra no valdrá nada hasta que la cumplas. Y desapareció en un suspiro.

Dentro de la pensión había un silencio sepulcral excepto por el llanto de Jenna. Llegué y la abracé susurrándole que Elena le explicaría todo, que todo estaría bien. Una vez que todos supiésemos la verdad, me sentiría un poco más libre. Las mentiras no llevan a ningún lado. Me disponía a salir por la puerta, agradeciendo que Damon no estuviese, pero estaba equivocada.

- ¿A donde crees que vas? porque estás loca si crees que te dejaré marcharte con Elijah. Su voz era gélida y demandante, estaba furioso.

«Legatum Revelatum Est» Damon Salvatore [EDITADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora