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Hola, Chester.

He vuelto a fundirme entre la pluma y el papel para escribirte:

Gustaría de poder acaecer en tu pecho, estar presente a tu deriva, no poder olvidar me corroe, me sacia y me desprecia, me mata.

Gustaría de localizar el sol en el que yaces, si te ilumina el camino mi voz allá donde estés, algo que habría —o no—hecho, para calmar tu ansia de no estar.

Gustaría de preguntar, gritarme, cómo de perdida ando sin el cielo que me creabas con tan solo reír, sin encontrarme, ni intentando hacerlo.

Gustaría de encontrar —también— respuestas en tu pálido rostro, en la desfiguración de tu figura, en los trazos que se desdibujaban al quebrarte la voz, cuando ya no podías más.

Gustaría de que volvieses, pues sin ti, no puedo —tampoco— volver.

No en mí.

Hola, Chester.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora