CAPÍTULO 10

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—¿Dónde quieres ir?— pregunta sin dejar de ver al frente

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—¿Dónde quieres ir?— pregunta sin dejar de ver al frente. Miro sus perfil,  cejas pobladas,  nariz repingona,  labios gruesos y rosados. Su brazo grueso aprieta el volante al ver que lo estoy observando. — No me comas con la mirada, deja de morderte el labio— uno mis cejas. Toco mis labios para ver si está en lo cierto. Suelto rápido mi labio y miro hacia la ventana. Ríe.

—No quiero ir a ninguna parte. Estoy obligada a ir contigo. No estoy aquí en este asiento por qué quiero.

—Bueno. Entonces iremos a Lips blue— sonríe arrogante esperando  mi reacción pero no haga nada al respecto. Sé que el me a investigado.

—¿Te parece bien?

—Para que me lo preguntas si igual vas a hacer lo que tú quieras.

—Correcto, aprendes rápido— me felicita. Paso mis manos por los ojos. Esto me abruma, no todo el tiempo seré sumisa ante el.

Llevarme donde siempre me  encontraba con Jack, Rhysand y catalina. En su mayoría con Jack. Nos escapáramos del colegio solo para ir a ese lugar. El lugar tiene de todo de karaoke hasta una piscina en la parte trasera. Hablando de Rhysand y catalina no regresan desde el día de ayer, a de ver arreglado las cosas con su mama, se le a de  ver hecho tarde y tuvo que quedarse con Rhysand. Maxim planea algo, lo presiento. Qué rayos pasa conmigo, mostrándome tan sumisa ante el. No se como quitármelo de encima y no se aparezca, matándolo pero después habrá investigaciones. Puff. No, gracias. Un mareo hace que pierda el equilibrio, me sostengo la cabeza. Me mira preocupado al parecer es un espejismo por qué vuelve a su pose anterior y no presta atención más. Imágenes borrosas aparecen en mi mente, imágenes de… Maxim sonriendo, cogidos de la mano, el viéndome arrepentido, culpable, arrepentido explicándome algo que no entiendo. Son imágenes de mi, siendo adolescente. Me viene un dolor insoportable, grito tan alto que Maxim detiene el auto.

Sostiene mi cara entre sus manos preocupado — Amor, respira.— pide pero no puedo. Las imágenes pasan demasiado rápido y el dolor es insoportable. Sollozo.

—Hazlo que pare— suplico. Entierro mis uñas en mis palmas.

—No puedo solucionarlo. Era cuestión de tiempo a que recordaras— es lo último que escucho antes de que me desplome encima de él.

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The Queen ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora