CAPÍTULO 13

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Un palacio o cómo lo llaman los ricos, hotel, un gran hotel que intimida con cada paso que das, su nombre en grande con una letra intangible

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Un palacio o cómo lo llaman los ricos, hotel, un gran hotel que intimida con cada paso que das, su nombre en grande con una letra intangible. Me da un apretón para que lo siga, ya que me he quedado viendo las pinturas que lo adornan. Desde el episodio que ocurrió no ha vuelto a dirigirme la palabra y tocarme sin mi consentimiento, más bien parece nervioso e indeciso. Toco el timbre de la recepción. Una rubia de nariz respingona y con pechos que ya se salen de su uniforme nos recibe o más bien lo recibe a Maxim con un apretado de manos que dura más de lo normal.

—Señor Ivanov, es un placer que vuelva a visitarnos.— acaricia su brazo con familiaridad. Oh, ya entendí. Carraspeó.— trajo compañía.— dice decepcionada. Se recompone y posa su mano dónde estaba en unos momentos.— ¿ En qué puedo ser buena?

—Quizás…

—Dos habitaciones, una presidencial y la otra normal.— suelta mi mano como si le quemará.— te espero donde siempre, ni un minuto más ni menos ¿Entendido?

—Por su puesto, señor.— responde rápidamente emocionada.— ¿Algo más? ¿pido las maletas que las dejen en sus respectivas habitaciones?

—Si, por favor. También lámele el culo. Gracias.— tiro mi cabello como una diva.— oh, me había olvídalo. Él está casado.— enseño mi anillo de boda y compromiso. La una me mira sorprendida mientras que el otro me da su mirada de siempre.— pero no por mucho, yo no lo quiero.— le tiro los anillos en la cara.— listo, todo tuyo.— camino unos cuantos pasos y una mano me detiene rudamente.

—Haz memoria, acuérdate, se el paradero de tu familia, toda y cada una de ella, no querrás que amanezcan muertos. Soy un hombre poderoso podre desaparecerlos con un chasquido de mis dedos.— tu familia.— compórtate como una señora casada sin formar una escena por cada lugar que vamos. Ponte los anillos.— me los tiende.— y se una esposa sumisa que ve a su esposo divertirse y miraras por otro lado como si nada pasara.

—Lo siento. Entiendo.— me da un pico y toma todo mi autocontrol no empujarlo.

—Buena chica. Sasha prepara las habitaciones, disculpa a mi amiga.— sonríe engreído— su esposo lo dejo por otra. Y quedó media ida, confunde las cosas— le susurra y ríen.

—No sé preocupe, señor.— se ríe burlona. Estúpida, vio como me dio un pico. Pobre desesperada.

No digas nada. No digas nada.

Deja que se rían de ti con tal de que no le suceda nada a tu familia. Estoy pagando los pecados de mi otra vida. Se ríen e intercambian un par de caricias. Puaj. Él es un asco. Cualquier día sufrirá de la peor manera y yo estaré en primera fila, ver cómo se hace pedazos y solloza. Río para mis adentros, imaginando ese escenario. En todo el trayecto, no paran con su manos inquietas sin embargo yo iba detrás de ellos. Enseña mi habitación y le pide a Sasha que espere un momento.

—Estaremos aquí unos tres días máximo. Espero que no te escapes, confiaré en ti.— agarra la manija de la puerta.

—¿Dónde vas?— la pregunta sale de mis labios antes de pensarla. La comisura de su labio se alza en un gesto arrogante.

The Queen ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora