CAPÍTULO 14

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—	Gracias

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— Gracias.— el mesero asiente, aunque no entienda nada. Estaría mal que lo insultara ¿No? No me ha hecho nada tampoco. — No la tomo, desde la lata.— asiente otra vez e intenta vaciar la Coca cola en el vaso.— No— muevo mi dedo en un gesto negativo. Maxim, indiferente de lo que pasa, sigue comiendo, que asco, se ve rara esa comida. — por el amor de Dios. Nooooo—  pero ya es tarde, la Coca cola no está en su respectiva lata. En un vaso.— puta madre, mesero pendejo— tomo un sorbo. Esto es vida. El mesero no tiene la culpa. Se retira para atender otra mesa— estamos aquí desde…— miro mi reloj imaginario— hace cinco horas.

Hace una mueca y se limpia con la servilleta de tela. Yo quise ser algún día millonaria pero esto me abruma, es demasiado lujo. Alzó mi pie izquierdo en la silla. Hombres y mujeres adinerados se sirven un buen almuerzo de cientos de dólares, hay personas que no tienen que comer y estos gastándose, en fin, dirán que me importa, esos ricos piensan en el bienestar de ellos mismos, no es mi vida no es mi problema, de seguro. Cuando termine mi carrera de administración de empresas- si la llegó terminar, la esperanza e solo último que se pierde ¿No?- construiré fundaciones para las personas pobres, niños con enfermedades.

— Acabamos de llegar hace diez minutos, Zuleika. No quieres comer, déjame comer a mi, si no es tanta molestia.— se desata otro botón de su camiseta, como si ella lo ahorcarse.

— Para mí es un mundo, una eternidad, un siglo, eterno— poso mi palma en mi frente dramáticamente— me invitas a una cita y lo único que haces es comer. Estoy aquí. Haré tus sueños realidad, soy tu hada madrina

Hay que tomar medidas drásticas si quiero robarle su corona y entregársela al loco de su hermano, la familia de Maxim es ¿Peculiar? Tienen una grieta tan grande, Boris lo odia de eso no hay duda, por dios son hermanos y que se estén peleando por poder es algo triste . Así que, aquí estoy en una cita con el hombre más bipolar del mundo. Ganarme su confianza, robarle la corona, fácil, regalado.

— Déjate de tonterías, Zuleika. No te invite a ninguna cita, viniste tú sola, te sentaste y pediste una coca cola que corre a tu cuenta.— espeta.

— ¡Qué tacaño!— exclamó. Un hombre igual que un vikingo, llama mi atención, alto con unos ojos azules, musculoso, el hombre de mis sueños y fantasías. Literal. Yo siempre quise uno así.

El hombre no pasa desapercibido.

Porque me tientas ¿Eh?

Confianza, corona, robar.

Musculoso, alto, VIKINGO.

¿Cuál de las dos?

— No te invite a ninguna cita, estaba… alcoholizado. Si lo estaba— dice inseguro— te puedes ir, por favor. Espero a alguien.

¡Rin! ¡Rin!

La opción número dos a ganado, acérquense a recibir su regalo.
Después trataré de robarle a Maxim, sin embargo, el se va a ver con otra persona, no es nada malo que yo haga lo mismo. Su corona no estará hasta unos días, soy la luna, también tengo autoridad, lo que es legítimamente que yo tengo voz y podré hacer lo que me la real gana.

The Queen ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora