CAPÍTULO 3

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Me apoyo en la pared y me deslizó lentamente hasta quedar sentada

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Me apoyo en la pared y me deslizó lentamente hasta quedar sentada.

-¿Como que estoy en Rusia?

Yo estaba en España no en Rusia ¿Como carajos llegue hasta aquí?

- Lo siento mucho mi luna, pero ya no le podré decir le e dicho más de la cuenta- contestó apenada- Le ruego que no le diga nada al rey por favor- hizo el intento de arrodillarse con los ojos vidriosos.

No entiendo por qué estás personas siguen con lo de "Rey" y
"luna"

A locos hay que seguirles la corriente, lo que aprendí en mi primera clase de psicología y de mi "queridísimo papá".

-No se preocupe y no intente arrodillarse, no le diré nada a nadie- le doy una sonrisa amable .

-Gracias, gracias, ¿me permite decirle algo,mi luna?.- pregunto cogiendo el bordado de su vestido.

- Claro- le coji sus manos para que no se sienta insegura.

-Al Rey le va a molestar que usted esté aquí en los pasillos cuando el no le haya dado permiso- me sobo mis manos- por favor entre no quiero que nada malo le pase- me vio preocupada.

Me acaba de conocer que hace dos minutos y se preocupa tanto por mi o es demasiado buena gente o está más loca que una cabra.

-No el rey si me dejo salir para que mire los alrededores.

Soltó mis manos y sus ojos brillaron de alegría.

-Bueno nos vemos, mi luna.- hizo una reverencia otra vez.

Qué rara mujer.

Es como si tuviera miedo de todo y temerosa de que algo esté haciendo mal.

Sigo meriodando por los pasillos de este castillo. Cuando era pequeña quería un castillo y ser yo la princesa, todo sueño de una niña, vestirme con anchos vestidos y tener a un príncipe que me ame toda la vida, si el no me amaba, escogería al hombre que nunca que me iba a defraudar.

Bajo las escaleras, abro una puerta y encuentro un gran salón de comedor, todo en este castillo es rústico y lujoso, sirvientas moviéndose agitadamente de un lugar a otro todas vestidas de igual manera.

Encuentro un gran portón y supongo que es la salida pero si salgo ¿A dónde iré? No cargo ni dinero ni mi celular.
Busco con la mirada algo familiar.

Veo en una silla unas maletas que se me hacen familiares.

¿Que? ¡son mías! Qué mierda, hay está mi mochila de universidad, en las otras maletas, toda mi ropa desde mis interiores hasta mis disfraces de Halloween.

Abro mi mochila de la universidad, busco y busco mi teléfono hasta que lo encuentro, lo desbloqueo, suena la música de mensajes.

"Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña como veía que resistía fue a llamar a otro elefante"

The Queen ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora