Capítulo 12

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-¿Qué estoy haciendo aquí? –dijo algo molesto Dylan.

Se notaba que seguía algo borracho. Guarde la documentación que estaba en la mesa y el deje en la carpeta que había traído Samuel. Mire a Dylan que seguía mirando a Samuel algo molesto.

-es mejor que me vaya Mad. –él se levantó. –todo está en los documentos que te di, si tienes alguna duda y no entiendas me puedes llamar.

-gracias Samuel.

-de nada. –el me dio un beso en la mejilla.

-no le digas esto a Dean, él se molestara conmigo si sabe de esto.

-no te preocupes, de mi boca no saldrá nada. –cuando dijo eso, Samuel miró a Dylan que seguía con el ceño fruncido en la cara. Samuel salió de mi casa, cuando me doy vuelta, veo que Dylan estaba tomando la carpeta que tenía en la mesa, fui rápida y se la quite de la mano.

-no te enseñaron que las cosas de otras personas no se deben tomar. –él se quedó en silencio. -¿Por qué has venido aquí?

-eso mismo quiero saber yo, ¿Por qué estoy aquí?

-llegaste aquí más borracho de lo que estás ahora y tuve que llevaste a mi habitación. –el me quedo mirando. –pero creo que ahora estas mejor y te puedes ir de aquí.

-¿Por qué estaba el aquí?

-de quién estás hablando.

-de Samuel, que estaba haciendo Samuel aquí.

-es mi amigo. –Dylan volvió a mirar la carpeta que estaba en la mesa, yo la tome y el me quedo mirando. –es mejor que te vayas.

Ambos nos quedamos mirando por un momento, hasta que Dylan tomó su chaqueta y salió de mi casa. Siempre cuando veo a Dylan, tengo una sensación un poco extraña.

Estuve leyendo la documentación que me había dejado Samuel, él tenía razón sobre el paradero del chico, no se sabía nada de él. Fui a mi habitación y abro mi cajón, para mi sorpresa la pulsera que había dejado ahí ya no estaba. Comencé a revisar todos los cajones de mi habitación, pero la pulsera no estaba a donde la había dejado. Pensé inmediatamente que me la saco mi gata, así que luego iba a parecer.

Me quede todo el día en mi casa leyendo una y otra vez la información que me había pasado Samuel. No se sabía nada más del chico, su padre se suicidó y su madre había muerto de un cáncer y de él no se sabe nada. Cuando estaba leyendo otra vez la información, mi teléfono comenzó a sonar y veo que era el número de mi padre, dude un segundo en contestarle o no, pero al fin lo hice.

-¿Qué es lo que quieres?

-Madison.

-mi nombre es el mismo, ¿Qué necesitas?

-pensé que no me ibas a contestar.

-pero te estoy contestando y creo que mejor no te hubiera contestado.

-no quiero que me cuelgues, solo quiero saber si estás bien. –me quedé un momento en silencio. Los segundos que pasaban, creo que para George eran minutos u horas. –Madison, estás ahí.

-sí, si estoy aquí. –le dije. –pero, ¿Por qué quieres saber si estoy bien?

-no es nada, solo quiero saber si estás bien.

-todavía nadie me ha matado o me han intentado matar.

-no quiero que digas esas cosas Madison.

-es la verdad George, pero sabes no quiero discutir por eso. –él se quedó en silencio y era el momento de decirle. –George.

-soy tu padre Madison, me gustaría que me digas papá y no por mi nombre.

En busca de la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora