Capítulo 04: Nueva casa.

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Luego de bajarnos del auto y contemplar la nueva casa que teníamos frente a nuestros ojos; entramos a admirarla por dentro

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Luego de bajarnos del auto y contemplar la nueva casa que teníamos frente a nuestros ojos; entramos a admirarla por dentro. La casa es hermosa, no había duda alguna de eso. Con un jardín muy bien cuidado y hermoso estaba adornado con tulipanes, rosas rojas y blancas y más variedades de flores exóticas y hermosas.

Al entrar por la gran puerta —y creánme cuando les digo que es grande, en realidad no exagero— me encuentro con una gran sala de estar, con muebles de color blanco con negro, y las paredes de un color crema y otras en color blanco.

En medio está la escalera que lleva al segundo piso, y a la derecha se encuentra un pasillo que da a la cocina, pero antes de ésta hay una puerta y encima un letrero que dice "Cocina".

Nuestra nueva casa es moderna, amplia y tiene grandes ventanales por los que deja entrar bastante claridad.

— Ve arriba, para que veas tu habitación. —dice nana entrando por la puerta principal.

— ¿Y cómo se supone que sabré cuál es?

— Es la última puerta a la derecha, de igual manera también tiene un letrero con tu nombre.

— ¿Todos en ésta casa están guiados por letreros o qué? —volteo los ojos refunfuñando—. Porque así mismo fue como supe dónde quedaba la cocina.

— Tu papá contrató a algunas personas para que la decoraran a un estilo moderno, y ellos fueron quiénes pusieron esos carteles.

— Me parece algo estúpido, Nana.

— Mejor cállate; luego darás las gracias de que los hayan puesto. —me regaña —. Deja de quejarte y ve a lo que te dije.

Esta mujer es estresante, pensé.

Pero obviamente que no lo diría en voz alta, se armaría la tercera guerra mundial con ella.

No le gusta que le llame señora, ni mucho menos que le digan estresante, obstinante, gruñona y ese tipo de palabras —que son una ofensa para ella— porque según ella, no es ninguna de esas y es muy joven para que le digan señora.

Olvidando ese tema, me doy la vuelta para comenzar a subir las escaleras de dos en dos y así hacer ejercicios de pierna, para algo bueno tienen que servir las escaleras, ¿verdad?

Al llegar al último escalón me coloco cerca de la barandilla para sostenerme y no irme de boca por las escaleras, ya que me he mareado un poco al subir todos los escalones.

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