-¿Cómo sabías quien soy?- preguntó Gio apoyada sobre el capó del coche de Federico.
-Fede lleva unos días que no deja de hablar de la chica que le dibujó.
-¿Ah sí?...y ¿qué dice de mí?- el chico contuvo una carcajada. No iba a contarle todo lo que le había dicho.
-Que eres espectacular y que no pude dejar de pensar en ti- Gio se apartó el pelo de la cara y sonrió. Espectacular...no más que él- Veo que lo de el cuello era verdad.
Sí, digamos que a él también le gusta pintar- sintió como sus mejillas se coloreaban por aquel comentario.
-Eres la primera a la que deja entrar al túnel de vestuarios.- Gio son quería reír, pero recordar lo que habían hecho le hacía mucha gracia.
-¿Y cómo son las demás?- preguntó intrigada.
-No duran mucho con él, le engañan y se van...
-¿No es ese el rollo de Federico?- Gio estaba muy confusa con aquella conversación.
-No. Para nada. Es muy buen chico. Le gusta salir como a todos los de su edad y todo eso pero no es como yo o como cualquier otro.
-¿Es muy católico?- recordó sus tatuajes.
-Muchísimo. Es muy familiar también. No es lo que parece.- Riccardo se metió en su coche- Ahí viene.
Federico avanzaba hacia Gio. Se preguntaba qué hacia hablando con Riccardo. Sonrió al llegar a su altura y la cogió bruscamente por la cintura para besarla.
-Gracias- sentenció sobre sus labios.
Gio perpleja ante aquel gesto, se metió en el coche. No sabía a qué venía aquella reacción, pero le había gustado.
-Has estado genial, Fede.- se colocó unas gafas de sol del chico que había en el coche. No quería que nadie la reconociera.
-Ha sido gracias a ti. Te he dedicado uno- sonrió y la miró mientras la luz del semáforo cambiaba de color.
-¿Y el otro?
-Para mi hermana y mi sobrina.
Gio se dio cuenta que lo que el otro chico le había dicho era verdad.
****
-Benvenuta a la mia casa- dijo Federico tras abrir la puerta.
Dos enormes perros fueron a la puerta a recibirlos. Gio se asustó un poco.
-Spike y Wendy, esta es Gio- la chica sonrió y se agachó para acariciarlos.
-Son enormes, Fede.
-Como todo en esta casa- dijo guiñando un ojo y riendo sonoramente- No hacen nada, puedes jugar con ellos a lo que quieras.
-Fede, he estado hablando con tu amigo y...¿podemos hablar?
-¿Cenamos primero, por favor?
Gio asintió mientras se sentaba en uno de las taburetes junto a la barra que atravesaba el centro de la cocina y la separaba del salón. El rubio preparó una enorme ensalada de la nevera y la puso junto a ella. Ambos cenaron en silencio, tenían prisa por saciar su hambre para poder comenzar la charla. Tras limpiar los cubiertos y la fuente de la ensalada, ambos se sentaron en el enorme sofá blanco que ocupaba un gran espacio en el salón.
-¿Qué querías decirme?- preguntó Federico, mirándola fijamente a los ojos.
-No sé cómo empezar, dime lo tuyo primero- bajó la mirada al suelo.
-Está bien.-cogió una de las manos de Gio entre las suyas y volvió a mirar fijamente sus ojos- No sé qué me pasa, pero te necesito cerca constantemente. Llevaba mucho tiempo sin sentir esto y no sé muy bien que tengo qué hacer o si tu quieres estar conmigo.- la morena respiró profundamente. Claro que quería estar con él, si no qué hacía allí.
-Yo...es raro, ¿sabes?- volvió a suspirar- Yo quería decirte que me ha dicho Riccardo que no eres lo que pareces. Que eres serio, familiar, religioso... en resumen, que no eres el estereotipo de futbolista que circula por el mundo.
-Si he sido así era por no asustarte. Otras chicas al saber que no era tan "futbolista" en mi vida personal, me dejaban. Yo soy más sencillo que todo eso. Bueno como todos, ninguno vive así como parece.
-Nunca me asustaría de una vida sencilla. Creéme que la idea de ser la novia de un famoso que vive a todo trapo no era algo que me aliviara.
-¿Eso significa que te has planteado ser mi novia?- sonrió elevando una ceja.
-Puede ser, Federico. Yo tampoco había sentido tanto la necesidad de estar con alguien como lo estoy sintiendo contigo.- Ambos aproximaban sus labios, mirándose fijamente a los ojos.- Quiero seguir conociendo tu lado real.
-Entonces, ¿quieres ser mi novia?- Gio besó sus labios. Quería.
-Pero vamos a llevarlo en secreto, por lo menos al principio, ¿vale?-Gio apartó suavemente la cara de Federico, sin dejar de mirarle.
- Por supuesto.
-Bueeno...¿y qué quieres hacer?- preguntó Gio tumbándose en el sofá.
-Mmm no sé- Federico se colocó sobre ella lentamente, sonriendo.
-¿No has tenido suficiente con la visita al vestuario?- Gio se mordió el labio inferior al sentir la respiración del rubio sobre su boca y le besó.- Por cierto, ¿qué le has dicho a Riccardo de mí?.
-Nada- dijo apartándose de ella- Que eres increíble.
-¿Y...?- elevó una ceja, dándole paso a una confesión.
-Nada que no sepas- explotó en una sonora carcajada.
La pareja continuó charlando sobre tonterías, riendo como si no hubiese mañana. La habitación de Federico era enorme, como toda su casa. Gio jamás pensó en entrar en un sitio como ese. Las paredes estaban decoradas con cuadros modernos, de los típicos de cualquier tienda de decoración, pero combinaban a la perfección con el estilo de la casa.
-¿Me prestas algo para dormir?- Gio dejó su ropa sobre el escritorio de la habitación.
-Mmm...no sé. Así estás preciosa- se quitó la camiseta ante la mirada de Gio, que se lo estaba comiendo con los ojos...
-Bueno, tú sabrás si puedes resistir...-se sentó en la cama cubriendo su cuerpo con las sábanas y le tiró el sujetador.
-Uff me lo pones difícil, pero me gustan los retos- sonrió ampliamente y se metió en la cama tratando de no mirarla.
Gio giró bajo las mantas y reclamó su atención golpeando su hombro ligeramente con el dedo. Fede se giró tratando de mirar a sus ojos, no quería perder la concentración.
-¿Estás seguro de que resistirás una noche entera?- dijo ella sonriendo y pegándose a él.
-Sí, creo- el espacio iba disminuyendo. Sintió los pechos de Gio rozando contra su torso y suspiró hondo ante la sonrisa de la morena.
-No hemos apostado nada...- Gio besó los labios de Federico y colocó los brazos sobre su culo, rozando casi la totalidad de sus cuerpos.
-Estoy cansado, Gio. No soy como pensabas, ¿recuerdas?- besó su frente y se giró antes de que la situación de su entrepierna fuera a más.
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Arte /Federico Bernardeschi/
De Todo"Non può comprendere la passione chi non l'ha provata" Dante Alighieri